Año del favor de
Dios
Verso para
Memorizar:
Está bien, haré lo que me pides —le dijo
el Señor a Moisés,
pues cuentas con mi favor y te considero
mi amigo.
Exodo 33:16
DIA Si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.
Mateo 6:14
El poder de la
Palabra de Dios (2)
La fuerza del perdón
«Cuando Liuba estuvo
demasiado enferma para permanecer en la cárcel, fue llevada al hospital. Pude
visitarla y compartir con ella un buen momento de comunión cristiana. Leímos
juntos un pasaje del Evangelio. Ella estaba muy débil.
–Sin duda alguna es
el final de mi vida, me dijo.
–Si así fuere, ¿qué
le gustaría decir a Dios?
–Me gustaría
perdonar a mi madre quien me abandonó; a mi padre, a quien nunca conocí; a mi
hermana que me robó todo y me rechazó; al hombre que maté porque quiso
asesinarme después de haberme violado; a todos los hombres que me engañaron;
a los que me quitaron a mi hijo...
Y la larga lista de
dolor y de perdón se fue prolongando, como si fuese el testimonio de un mundo
de miseria y horror... Comprendí que no era tanto la «criminal» quien
necesitaba ser perdonada, pues Dios la había perdonado, sino muchas otras
personas... y era ella quien tenía la fuerza para hacerlo en una hermosa
manifestación de amor hacia todos los que la habían herido.
Días después unas
amigas cristianas fueron a visitar a Liuba, pero el Señor Jesús ya se la
había llevado al paraíso. Vieron al médico jefe, quien les dijo: Nunca había
visto ningún enfermo como Liuba, ¡resplandecía de bondad!».
Pierre D.
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DIA 2 Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y
a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía:
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Lucas 23:33-34
La expresión del
perdón
Los evangelios relatan siete frases
que Jesús pronunció cuando estaba en la cruz. En la primera, Jesús intercede
a favor de los que lo crucificaron: “Padre, perdónalos”. ¿Pensó en sí mismo?
¿Se quejó de su dolor? No, sino que intervino a favor de los demás. Había
empezado su ministerio público orando (Lucas 3:21), y terminó de la misma
forma, es decir, cumpliendo lo que había enseñado a sus discípulos: “Orad por
los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).
El Hijo de Dios fue
clavado en la cruz por los hombres. Él, el creador del universo, fue
despreciado y rechazado por su criatura. ¡Es impensable que los hombres hayan
actuado así contra el santo Hijo de Dios, burlándose de la verdad y de la
justicia, sin que el juicio y la condenación haya caído sobre ellos! Pero
Jesús pidió el perdón para aquellos que lo crucificaron. Y en su gracia Dios
detuvo el juicio que merecía toda la humanidad. Dios ofrece su perdón a todos
los que acepten mediante la fe el mensaje de Cristo.
Amigos, esta primera
frase de Jesús nos invita a no excluir a nadie del campo de nuestra oración y
a no cansarnos de orar. También nos muestra que el perdón siempre es posible.
Por medio de Jesús, ese perdón es una realidad para todos los que confían en
él. Como hemos sido perdonados, así también debemos perdonar a los demás
(Colosenses 3:13).
Tarea Familiar: Responder después de compartir este devocional en casa, ¿Por qué
podemos confiar en Dios y estar tranquilos.
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DIA 3 Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9
El hombre no es justificado... sino por la fe de Jesucristo. Gálatas 2:16
No nos equivoquemos
de fe
¿En qué consiste la
fe? ¿Se trata de una especie de abdicación de la inteligencia que reconoce
sus límites y admite la existencia de un Ser superior? El hecho de pensar
esto conduce a restringir la fe a la simple creencia en un Dios supremo y
creador, pero indiferente a su criatura.
Reprochando a sus
discípulos su falta de fe cuando calmó la tempestad, Jesús no los acusó de
haber dudado de su poder, ¡y eso que habían sido testigos de tantos milagros!
Les reprochó que hubiesen dudado de que quisiese el bien de sus criaturas. A
menudo la incredulidad consiste en pensar que Dios no nos ama lo suficiente
para intervenir a nuestro favor.
Otros consideran la
fe como una gracia o una disposición innata que sería inútil tratar de
buscar. ¡Esto significa considerar al hombre como un ser irresponsable!
También es olvidar que, como criatura, debe rendir cuentas a su creador. ¿Qué
hace de ese deber de obediencia hacia Aquel que “ahora manda a todos los
hombres... que se arrepientan”? (Hechos 17:30).
La fe es aceptar el
ser amado por Dios; es recibir el amor que mostró hacia el hombre cuando
“envió a su Hijo unigénito al mundo” (1 Juan 4:9). Es aceptar al Salvador que
dio y apropiarse de las maravillosas consecuencias de la obra que cumplió en
la cruz a favor de los que creen.
La fe es escuchar y
creer lo que Dios nos reveló en la Biblia.
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DIA 4 (El ladrón) dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.
Lucas 23:42-43
La expresión de la
salvación
Las siete expresiones de Jesús en la cruz (2)
Esta segunda frase
de Cristo en la cruz es una respuesta a la petición del ladrón que estaba
crucificado a su lado.
Los enemigos de
Jesús parecían haber triunfado... La mayoría de sus amigos lo había
abandonado. La crucifixión misma iba en contra de todo lo que se esperaba del
Mesías. A pesar de todas las apariencias y contradicciones, uno de los dos
ladrones condenados al mismo tiempo que Jesús se dirigió a Él y le dijo:
“Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.
Había empezado
injuriando a Jesús, pero arrepentido terminó confesando: “Recibimos lo que
merecieron nuestros hechos; mas este (Jesús) ningún mal hizo” (Lucas 23:41).
Viendo que Jesús iba
a morir, ¿cómo pudo discernir que él era el Rey y que volvería, y esperar que
Jesús le prestara atención a él, un criminal?
Como era una persona
excluida de la sociedad, sería olvidada pronto. Pero allí, muy cerca de él,
estaba aquel a quien se atrevía a hacerle la siguiente súplica: “Acuérdate de
mí”. La respuesta de Jesús fue inmediata: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”
(v. 43). Esta nos revela su amor y su poder para salvarnos.
Independientemente
de cuál sea nuestro estado, Jesús siempre está listo para recibirnos si vamos
a él mediante la fe. ¡Su amor es infinito y su poder también! “Dios, que es
rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos)” (Efesios 2:4-5).
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DÍA 5 Orando en todo
tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia.
Efesios 6:18
Dios en el centro de
la familia
En algunos países,
como la religión va unida a la tradición, las familias adoran divinidades
protectoras del hogar. ¡En cada casa se dedica un altar a lo que solo es un
dios falso, o el Dios desconocido!
Para nosotros, que
tenemos el privilegio de conocer al Dios vivo y verdadero, ¿qué lugar ocupa
él en nuestros hogares? Cristianos, nosotros sabemos que nuestro bienestar,
es decir, el alimento diario, la salud, las alegrías familiares, todo nos
viene gratuitamente de la bondad de Dios. ¿Pensamos en agradecer a aquel que
nos llena de sus bondades y en pedirle que prepare el día siguiente? Se dice
que una familia sin oración se parece a una casa sin techo, abierta y
expuesta a todas las tempestades. La oración en familia al final del día
cierra la puerta para dejar fuera los peligros de la noche y, por la mañana,
la abre para permitir que recibamos las bendiciones divinas.
En esos momentos de
oración, ¡pensemos en nuestro propio hogar y también en tantas necesidades
que están a nuestro alrededor! Intercedamos juntos por nuestros vecinos
incrédulos, por los compañeros de estudio de nuestros hijos o nuestros
compañeros de trabajo, por las autoridades, por la paz de nuestro país y por
las numerosas personas que sufren.
Orar juntos abre
nuestro corazón a los demás, une a los miembros de la familia y nos prepara
para la reunión de oración colectiva en la iglesia local.
Si el ritmo de la
vida moderna nos condujo a perder esta costumbre, entonces, humildemente,
tratemos con la ayuda del Señor de retomarla hoy.
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Tomados de la Buena Semilla.
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