“SUMERGIDOS EN ORACIÓN”
Lecturas
Salmos 100:4-5
"Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!, porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones."
1 Samuel 17:45-50.
45 David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí
con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de
los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has
desafiado. 46 Hoy el Señor te
conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres
de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que
hay un Dios en Israel! 47 Todos los que están aquí reunidos sabrán que el Señor rescata
a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará a ustedes en nuestras manos!
48 Cuando
Goliat se acercó para atacarlo, David fue corriendo para enfrentarse con él. 49 Metió
la mano en su bolsa de pastor, sacó una piedra, la lanzó con su honda y golpeó
al filisteo en la frente. La piedra se le incrustó allí y Goliat se tambaleó y
cayó de cara al suelo.
50 Así
David triunfó sobre el filisteo con solo una honda y una piedra, porque no
tenía espada.
2 Crónicas 32:5-9
Luego Ezequías se esforzó en reparar todas las secciones
caídas de la muralla, erigió torres y construyó una segunda muralla exterior a
la primera. También reforzó los terraplenes[a] en la Ciudad de David y fabricó grandes cantidades de armas y
escudos. 6 Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y
los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego
Ezequías les dio ánimo diciendo: 7 «¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se
desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay
un poder mucho más grande de nuestro lado! 8 El rey podrá tener un gran ejército, pero no son
más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas
por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.
2 Crónicas
20:1-30
20 Después de esto, los ejércitos de los moabitas y de los amonitas,
y algunos meunitas[a] le
declararon la guerra a Josafat. 2 Llegaron
mensajeros e informaron a Josafat: «Un enorme ejército de Edom[b] marcha
contra ti desde más allá del mar Muerto;[c] ya
está en Hazezon-tamar». (Este era otro nombre para En-gadi).
3 Josafat quedó aterrado con la noticia y le suplicó al Señor que
lo guiara. También ordenó a todos en Judá que ayunaran. 4 De
modo que los habitantes de todas las ciudades de Judá fueron a Jerusalén para
buscar la ayuda delSeñor.
5 Josafat se puso de pie ante la comunidad de Judá en Jerusalén,
frente al nuevo atrio del templo del Señor, 6 y oró diciendo: «Oh Señor, Dios de nuestros antepasados, solo tú eres el Dios que está en
el cielo. Tú eres el gobernante de todos los reinos de la tierra. Tú eres
fuerte y poderoso. ¡Nadie puede hacerte frente! 7 Oh
Dios nuestro, ¿acaso no expulsaste a los que vivían en esta tierra cuando llegó
tu pueblo Israel? ¿Acaso no les diste esta tierra para siempre a los
descendientes de tu amigo Abraham? 8 Tu
pueblo se estableció aquí y construyó este templo para honrar tu nombre. 9 Ellos
dijeron: “Cuando enfrentemos cualquier calamidad, ya sea guerra,[d] plagas
o hambre, podremos venir a este lugar para estar en tu presencia ante este
templo donde se honra tu nombre. Podremos clamar a ti para que nos salves y tú
nos oirás y nos rescatarás”.
10 »Ahora mira lo que los ejércitos de Amón, Moab y del monte Seir
están haciendo. Tú no permitiste que nuestros antepasados invadieran esas
naciones cuando Israel salió de Egipto, así que las rodearon y no las
destruyeron.11 ¡Mira cómo nos pagan ahora, porque han venido
para echarnos de tu tierra, la cual nos diste como herencia! 12 Oh
Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército
poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti
buscamos ayuda».
13 Mientras todos los hombres de Judá estaban de pie ante el Señor junto
con sus esposas, sus hijos y aun los niños pequeños, 14 el
Espíritu del Señor vino
sobre uno de los hombres allí presentes. Se llamaba Jahaziel, hijo de Zacarías,
hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, un levita, quien era un
descendiente de Asaf.
15 Dijo: «¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey
Josafat! Esto dice el Señor: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército,
porque la batalla no es de ustedes sino de Dios. 16 Mañana,
marchen contra ellos. Los encontrarán subiendo por la cuesta de Sis al extremo
del valle que da al desierto de Jeruel. 17 Sin
embargo, ustedes ni siquiera tendrán que luchar. Tomen sus posiciones; luego
quédense quietos y observen la victoria del Señor. Él está con ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén. No tengan
miedo ni se desalienten. ¡Salgan mañana contra ellos, porque el Señor está
con ustedes!”».
18 Entonces el rey Josafat se inclinó rostro en tierra y todo el
pueblo de Judá y de Jerusalén hizo lo mismo en adoración al Señor. 19 Después los levitas de los clanes de Coat y de Coré se pusieron de
pie para alabar a viva voz al Señor, Dios de Israel.
20 Temprano a la mañana siguiente, el ejército de Judá salió al
desierto de Tecoa. De camino, el rey Josafat se detuvo y dijo: «¡Escúchenme,
habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el Señor su
Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito».
21 Después de consultar con el pueblo, el rey nombró cantores que
caminaran delante del ejército cantando al Señor y
alabándolo por su santo esplendor. Esto es lo que cantaban:
«¡Den gracias al Señor;
su fiel amor perdura para siempre!».
22 Cuando comenzaron a cantar y a dar alabanzas, el Señor hizo
que los ejércitos de Amón, de Moab y del monte Seir comenzaran a luchar entre
sí.23 Los
ejércitos de Moab y de Amón se volvieron contra sus aliados del monte Seir y
mataron a todos y a cada uno de ellos. Después de destruir al ejército de Seir,
empezaron a atacarse entre sí. 24 De
modo que cuando el ejército de Judá llegó al puesto de observación en el
desierto, no vieron más que cadáveres hasta donde alcanzaba la vista. Ni un
solo enemigo había escapado con vida.
25 El rey Josafat y sus hombres salieron a recoger el botín.
Encontraron una enorme cantidad de objetos, vestidos[e] y
otros artículos valiosos, más de lo que podían cargar. ¡Había tanto botín que
les llevó tres días solo para juntarlo!26 Al cuarto día se reunieron en el valle de la
Bendición,[f] el
cual recibió ese nombre aquel día porque allí el pueblo alabó y agradeció al Señor. Aún se conoce como valle de la Bendición hasta el día de hoy.
27 Luego todos los hombres volvieron a Jerusalén, con Josafat a la
cabeza, rebosando de alegría porque el Señor les
había dado la victoria sobre sus enemigos. 28 Entraron
a Jerusalén al son de arpas, liras y trompetas, y se dirigieron al templo del Señor.
29 Cuando todos los reinos vecinos oyeron que el Señor mismo
había luchado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de
ellos. 30 Así que el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le había dado
descanso por todo el territorio.
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