Dev 13 Mayo 18-22
2015
Palabra Rhema
del año: “Todos los que salgan vencedores se sentarán
conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su
trono”. Apocalipsis 3:21
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Frase para resaltar
del mes: En CDA Colombia declaramos que: Hemos decidido que somos un barco de guerra, no un crucero. Somos un ejército,
no una audiencia. Fuerzas especiales, no simples observadores. Misioneros, no
tan solo empleados.
TEMA: PARA LA CONQUISTA SE REQUIERE ESFUERZO Y VALENTIA
Verso del Mes: Mira
que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:9
PRIMER DIA DE LA
SEMANA. El esfuerzo es mi valor.
Y todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que
Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. 12 Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que
los anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin
embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.» Josué 14:11-12
La palabra esfuerzo
está relacionada con la idea de fuerza. Una persona esforzada está llena de
energía y usa su fuerza con propósitos creativos que van más allá de lo que
todos hacen. Lleva a cabo su misión de una manera natural y espontánea, sin
necesidad de que alguien la presione y sin esperar algún tipo de
reconocimiento. El valor del esfuerzo está ligado a la esperanza y a la
confianza, pues quien lo vive está convencido de que logrará alcanzar su
objetivo. Lo hallamos en las grandes historias de victorias deportivas y
conquistas científicas, pero también en las pequeñas historias de quienes
desean dar pasos adelante y alcanzar nuevas metas.
Tarea: ¿Hasta la
fecha como has demostrado tu esfuerzo? (comparte en familia)
SEGUNDO DIA DE LA SEMANA. Explosión de Vida.
(Jesús
dijo:) El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida
eterna. Juan 4:14
No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento. Romanos 12:2
Nuestro
hombre (nuestro ser)… interior… se renueva de día en día. 2 Corintios 4:16
El
renuevo de la primavera es como una explosión de vida después del frío
invierno. Cuando los árboles florecen, los prados reverdecen y los pájaros
cantan temprano por la mañana, quedamos impresionados ante esta fuerza de la
vida que sale de toda la naturaleza.
¡Un renuevo así también puede surgir en nuestra vida! Jesús
habla de un nuevo nacimiento para todo el que cree en Él (Juan 3:7, 16).
Después de un largo invierno sin Dios, experimentamos una plenitud de vida y
gozo.
No se trata, obviamente, de una nueva vida física, sino de
una nueva vida espiritual, con deseos, motivos y pensamientos diferentes. De
repente tomamos consciencia de que ante Dios estamos “muertos en pecados”
(Efesios 2:5), pero también que Dios está ahí y quiere actuar en nuestras vidas.
Esta nueva vida se desarrolla cuando bebemos en su fuente
leyendo la Biblia, la Palabra de Dios. Por la acción del Espíritu Santo,
nuestros pensamientos cambian, se fundan en las Santas Escrituras. Así
experimentamos esa “renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en
nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3:5-6).
Aprendemos a conocer y a amar a Jesús. Ese renuevo produce efectos visibles en
nuestra vida. Poco a poco el egoísmo deja paso al amor, la ira a la paciencia,
el orgullo a la humildad… La vida de Jesús se manifiesta en nosotros y por
medio de nosotros hacia los que todavía no lo conocen.
TERCER DIA DE LA SEMANA. Justicia
de Dios
No
me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree… Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y
para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:16-17
En el año 1512 Martín Lutero halló la paz con Dios. La
luz brotó de su corazón cuando intentaba comprender el sentido de la justicia
de Dios. Estos tres textos llamaron su atención:
–“En el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para
fe” (Romanos 1:17).
–“En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás;
líbrame en tu justicia” (Salmo 31:1).
–“Oh Señor, oye mi oración… respóndeme por tu verdad, por tu
justicia” (Salmo 143:1).
Escuchemos su testimonio: «¡Al fin Dios tuvo compasión de mí!
Mientras meditaba día y noche y examinaba el orden de estas palabras: “la
justicia de Dios se revela por fe y para fe”, empecé a comprender que la
justicia de Dios significa la justicia que Dios da y por la que vive el justo
si tiene fe. El Evangelio nos revela la justicia por la que Dios, en su
misericordia, nos justifica mediante la fe, como está escrito: “El justo por la
fe vivirá”… De repente sentí que renacía, era como si entrase por unas puertas
abiertas de par en par en el mismo paraíso. Desde ese momento todas las
Escrituras tomaron un nuevo aspecto ante mis ojos. Recorrí los textos como mi
memoria los presentaba y me fijé en otras expresiones que mostraban la obra que
Dios hace en nosotros. Así como antes tenía miedo de ese término de justicia de
Dios, ahora buscaba esa palabra tan dulce».
Sí, la justicia de Dios se revela en el Evangelio. Todos
aquellos que creen son hechos justos gratuitamente por la gracia de Dios.
Jesús, el único justo, pagó el precio por ello.
CUARTO DIA DE LA
SEMANA. Dar Gracias.
Dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18
¡Gracias
a Dios por su don inefable! 2 Corintios 9:15
El privilegio del creyente
en todas las circunstancias es dar gracias a Dios por todo lo que nos da
(Romanos 14:6).
–Su primer motivo para dar gracias es el haber sido salvo por
gracia, por medio de la fe. Cada uno de nosotros puede dar gracias a Dios
porque cuando éramos esclavos del pecado, obedecimos de corazón (Romanos 6:17).
La fe obedece, cree en Dios, quien justifica al impío, el cual se complacía en
desobedecer la voluntad de Dios.
–El creyente es liberado del pecado y de la muerte: “Gracias
sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo” (1 Corintios 15:57).
–El cristiano ama y sigue a Cristo, su Señor. Le sirve y
pelea “la buena batalla de la fe” (1 Timoteo 6:12), pero no con armas, sino
apoyándose en la Palabra de Dios. Da gracias por las victorias a veces
difíciles que Dios le da: “A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo
en Cristo Jesús” (2 Corintios 2:14).
–¿Quién puede producir ese celo por el Señor y esa abnegación
para hacer el bien, sino Dios mismo? Este es un nuevo tema de agradecimiento:
“Gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros”
(2 Corintios 8:16). ¡Demos gracias a Dios por la energía, la prontitud que da a
los suyos para servirle!
–Pero lo que está por encima de toda acción de gracias es el
don supremo del Hijo único de Dios, el Salvador del mundo: ¡“Gracias a Dios por
su don inefable”!
QUINTO DIA DE LA SEMANA: DIA DE AGRADECIMIENTO por el Perdón
Ten
piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de
tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de
mi pecado. Salmo 51:1-2
(Lea el Salmo 51)
Normalmente la vida del creyente es feliz, pero podemos pasar
por grandes tristezas si cometemos errores. Podemos estar agobiados por la
culpabilidad y el dolor por haber pecado. Entonces vayamos a Dios mediante la
oración y volvamos a leer el Salmo 51. Éste expresa la confesión de un creyente
que siente todo el peso de su pecado. También habla de la aspiración a la
pureza, ese deseo de volver a encontrar el gozo de la libertad con Dios. Revela
lo que Dios espera de nosotros los creyentes, es decir, la alabanza, tanto
individual como colectiva.
En el primer versículo, incluso antes de hablar de su pecado,
David evoca dos atributos de Dios: piedad y misericordia. “Ten piedad”: es un
grito de desesperación, es como pedir auxilio. “Conforme a tu misericordia”: es
la confianza en el amor de Dios. Como una madre se preocupa cuando uno de sus
hijos está en peligro, Dios tiene compasión cuando nos ve cargados con nuestros
pecados.
“Borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y
límpiame de mi pecado” (v. 2). El verbo borrar es muy fuerte. El resultado es
como si el pecado no hubiese existido. Dios se acuerda de nosotros, pero olvida
nuestras faltas. “Lávame”: Dios debe quitar el rastro del mal en nuestras vidas.
“Límpiame”: necesito estar limpio para poder presentarme ante
Dios. El pecado carga nuestra conciencia y ensucia nuestra alma, pero la sangre
de Cristo es el remedio.
“La sangre de Jesucristo… nos limpia de todo pecado” (1 Juan
1:7).
UNA ENRIQUECEDORA REFLEXION. LA VIDA ESTA LLENA DE ESFUERZOS Y SIN EL ESFUERZO ES IMPOSIBLE LA ALEGRIA DEL LOGRO.
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