Dev 14 Mayo 25-29
2015
Palabra Rhema
del año: “Todos los que salgan vencedores se sentarán
conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su
trono”. Apocalipsis 3:21
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Frase para resaltar
del mes: En CDA Colombia declaramos que: Hemos decidido que somos un barco de guerra, no un crucero. Somos un ejército,
no una audiencia. Fuerzas especiales, no simples observadores. Misioneros, no
tan solo empleados.
TEMA: PARA LA CONQUISTA SE REQUIERE ESFUERZO Y VALENTIA
Verso del Mes: Mira
que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:9
PRIMER DIA DE LA SEMANA. Valentía 1
26 David les preguntó
a los soldados que estaban cerca de él:
—¿Qué
recibirá el hombre que mate al filisteo y ponga fin a su desafío contra Israel?
Y a fin de cuentas, ¿quién es este filisteo pagano, al que se le permite
desafiar a los ejércitos del Dios viviente?
27 Estos hombres le
dieron a David la misma respuesta. Le dijeron:
—Efectivamente,
esa es la recompensa por matarlo.
28 Pero cuando Eliab,
el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres, se enojó.
—¿Qué estás
haciendo aquí? —le reclamó—. ¿Qué pasó con esas pocas ovejas que se supone que
deberías estar cuidando? Conozco tu orgullo y tu engaño. ¡Solo quieres ver la
batalla!
29 —¿Qué hice ahora?
—contestó David—. ¡Solo hacía una pregunta!
30 Entonces caminó
hacia otros y les preguntó lo mismo, y recibió la misma respuesta. 31 Entonces
le contaron a Saúl la pregunta de David, y el rey mandó llamarlo.
32 —No se preocupe por
este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él!
33 —¡No seas ridículo!
—respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y
ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su
juventud.
1 Samuel
17:26-33
David estaba
llevando comida a sus hermanos en el frente de batalla cuando vio a Goliat. En
su mente no estaba el convertirse en héroe; lo único que hizo fue aprovechar
una oportunidad que los otros soldados anhelaban pero que no se atrevieron a
tomar. Las oportunidades llegan cuando menos las esperas y si no estás listo,
pasarán de largo. Eso que otros vieron en David ese día, siempre había estado
en él. Si eres líder, ya tienes los talentos necesarios para liderar. Pero será
la valentía la que te separe de los demás. Las personas a quienes más
respetamos son valientes –demuestran coraje en el campo de batalla o en la sala
de reuniones, coraje para defender a los oprimidos o para tratar de conseguir
lo que nadie pensó que sería posible. Quizás digas: ‘No tengo los recursos
económicos.’ No te preocupes, el capital sigue a la valentía. La idea viene
antes que la estrategia. No te dejes intimidar por las cifras.
Dios no actúa condicionado por hojas de balance ni coyunturas de mercado. Dios se mueve cuando hay fe. No dejes que los asuntos prácticos te intimiden. Él sabe que es un reto y por eso te ha dado esa oportunidad. Si el camino al éxito fuera muy fácil, estaría congestionado de gente. Si la forma de lograr algo fuera sencilla, muchos ya lo habrían conseguido. Todo progreso comienza con una pregunta: ‘¿Qué se necesita hacer?’ Alguien tiene preguntarse: ‘¿Por qué no yo?’ El futuro pertenece a aquellos que tienen la valentía de cuestionarse eso y la fe de aguantar hasta que hayan averiguado la respuesta. Cuando los obstáculos parecen demasiado grandes y la oposición muy fuerte, aférrate a este versículo: “Sed fuertes y valientes; no temáis ni os acobardéis… porque el que está con nosotros es más poderoso que el que está con él” (2 Crónicas 32:7 LBLA).
Tarea: ¿En qué
situaciones has demostrado valentía? Escribe un ejemplo.
SEGUNDO DIA DE LA SEMANA. Valentía 2
Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió
delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les
dio ánimo diciendo: 7 «¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten
por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder
mucho más grande de nuestro lado! 8 El rey podrá
tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por
nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente. 2 Cronicas
32:6-8
1. ¿Qué
es la valentía? La valentía es el hábito de superar temores. Forma
parte de la virtud de la fortaleza y se aplica al caso de acometer
dificultades cuando la dificultad es el temor.
No, no, no
es ser fanfarrón. Las fanfarronadas no son muestras de valentía sino de orgullo
o de ganas de bromear. El verdadero valiente no alardea de sus victorias, pues
sabe que tuvo miedo y lo venció. Quien nunca tiene miedo no es valiente sino
loco.
2 Ejemplos
de temores. Hay varios tipos de temores que la valentía debe
afrontar:
- El pánico al
esfuerzo excesivo es uno de los primeros obstáculos para proponerse metas.
- Existe el
miedo a quedar mal en determinados ambientes.
- Hay temor a
fracasar en un plan, a poner en peligro la propia comodidad o el bienestar
adquirido. Pavor al cansancio, a los disgustos, etc.
- Y también hay
miedos basados en invenciones de la imaginación.
3 Beneficios
de la valentía. La valentía es necesaria para conseguir metas. Los
temores frenan mucho el avance en cualquier proyecto, incluso obstaculizan el
primer intento. Sólo los valientes se lanzan en busca de objetivos a pesar de
los obstáculos previsibles o imaginarios. Quien se fija demasiado en las
dificultades se queda sin el tesoro, por miedo al esfuerzo, al cansancio, al
fracaso... Hace falta algo de valentía para intentar superar dificultades.
TERCER DIA DE LA SEMANA. EL NUEVO NACIMIENTO
A todos los
que le recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios. Juan 1:12
Cuando un niño
nace, sus padres tienen que inscribir su nombre y su filiación en el estado
civil. De la misma manera, la Biblia nos enseña que para que podamos entrar en
la familia de Dios es necesario pasar por el nacimiento, es decir, el nuevo
nacimiento. Entonces nuestro nombre podrá figurar en el “libro de la vida”, el
registro civil del cielo, en el que Dios inscribe a los que creen en su Hijo y
lo aceptan como su Salvador personal. “A todos los que le recibieron (Jesús), a
los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Es
un derecho, basado únicamente en la obra expiatoria de Cristo, y no en nuestros
méritos. No soy cristiano porque sea mejor o más religioso que los demás, sino
porque existe una relación entre el Señor Jesús y yo.
A un hombre muy religioso, Nicodemo, el Señor Jesús dijo: “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). La alta posición de Nicodemo no le daba derecho ni a ver ni a entrar en el reino de Dios. Tenía que pasar por un nuevo nacimiento. Para producirlo, el Espíritu usa la Palabra de Dios (figurada por “el agua”) para convencer al hombre de que es pecador y necesita ser salvo.
El cristianismo no es un conjunto de ceremonias, dogmas y reglas. Es el conocimiento de Jesucristo, un vínculo entre él, quien da la vida, y nosotros, quienes la recibimos. Ese vínculo y esa relación fueron establecidos de una vez para siempre cuando nos convertimos: habiendo reconocido que somos pecadores, aceptamos por la fe la salvación gratuita que Jesús nos ofrece, el pleno valor de su muerte en la cruz para borrar nuestros pecados.
A un hombre muy religioso, Nicodemo, el Señor Jesús dijo: “El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). La alta posición de Nicodemo no le daba derecho ni a ver ni a entrar en el reino de Dios. Tenía que pasar por un nuevo nacimiento. Para producirlo, el Espíritu usa la Palabra de Dios (figurada por “el agua”) para convencer al hombre de que es pecador y necesita ser salvo.
El cristianismo no es un conjunto de ceremonias, dogmas y reglas. Es el conocimiento de Jesucristo, un vínculo entre él, quien da la vida, y nosotros, quienes la recibimos. Ese vínculo y esa relación fueron establecidos de una vez para siempre cuando nos convertimos: habiendo reconocido que somos pecadores, aceptamos por la fe la salvación gratuita que Jesús nos ofrece, el pleno valor de su muerte en la cruz para borrar nuestros pecados.
CUARTO DIA DE LA
SEMANA. Vale la Pena Vivir
Lo que
ahora vivo… lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. Gálatas 2:20
Se calcula que en Francia cada año se suicidan unas 13.000
personas. En una encuesta reciente, el número de adultos que reconocieron haber
hecho una tentativa de suicidio a lo largo de su vida se eleva al 8%; y casi
200.000 personas deben seguir un tratamiento sicológico debido a estos actos
desesperados. Estas terribles cifras muestran hasta qué punto el hombre
necesita tener una verdadera razón de vivir.
A la salida de una conferencia sobre la Biblia, cuatro jóvenes hicieron la siguiente pregunta al orador: «¿Para qué vivir?».
El conferenciante respondió sencillamente: «Porque Dios los ama». Sólo él puede dar un sentido a nuestra existencia. El hombre necesita a Dios y su amor para vivir realmente. Si no los tiene o se aleja, su existencia no tiene sentido. Pero Dios nos ama e hizo una gran obra a nuestro favor. “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9). Aceptar el amor de Dios es recibir a Jesucristo su Hijo, a quien entregó para nuestra salvación. Es reconocer que Jesús murió en la cruz por mí.
Dios tomó la iniciativa de amarnos y está esperando nuestra respuesta, que correspondamos afirmativamente a un amor tan grande. “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
«¿Para qué vivir?». Si hemos recibido a Jesús como Salvador, podremos decir como el apóstol Pablo: “Los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).
A la salida de una conferencia sobre la Biblia, cuatro jóvenes hicieron la siguiente pregunta al orador: «¿Para qué vivir?».
El conferenciante respondió sencillamente: «Porque Dios los ama». Sólo él puede dar un sentido a nuestra existencia. El hombre necesita a Dios y su amor para vivir realmente. Si no los tiene o se aleja, su existencia no tiene sentido. Pero Dios nos ama e hizo una gran obra a nuestro favor. “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9). Aceptar el amor de Dios es recibir a Jesucristo su Hijo, a quien entregó para nuestra salvación. Es reconocer que Jesús murió en la cruz por mí.
Dios tomó la iniciativa de amarnos y está esperando nuestra respuesta, que correspondamos afirmativamente a un amor tan grande. “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
«¿Para qué vivir?». Si hemos recibido a Jesús como Salvador, podremos decir como el apóstol Pablo: “Los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).
QUINTO DIA DE LA SEMANA: “SUMERGIDOS EN ORACIÓN”
1 Samuel 17:45-50
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