La lucha por el dominio propio

La lucha por el dominio propio, Por Charles Stanley
PASAJE CLAVE: Gálatas 5.22, 23

LECTURAS DE APOYO: Gálatas 5.19-21; 6.7
INTRODUCCIÓN
¿Existe algún aspecto de su vida que esté fuera de control? Pueden ser problemas económicos o de inmoralidad, relaciones con otras personas, actitudes, hábitos, chismes, o pereza.
La falta de dominio propio en cualquier aspecto de la vida no concuerda con quienes somos en Cristo. El deseo del Señor es que vivamos en completa sumisión a Él, para que su Espíritu produzca en nosotros dominio propio.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Si luchamos con Dios por el control de nuestra vida, sufriremos de estrés, ansiedad e infelicidad al estar en desacuerdo con Él. Cada vez que permitimos que nuestros deseos e impulsos nos controlen, nos privamos del descanso, la paz y el gozo del Señor.
¿Lucha con algunos de estos deseos?
  • Aceptación. ¿Qué tan grande es su deseo de ser aceptado por quienes le rodean?
  • Amor. ¿Es este un factor determinante en sus decisiones?
  • Placeres. ¿Se deja dominar por aquello que parece divertido y le hace sentir bien?
  • Sexo. ¿Tiene deseos sexuales que van más allá de los límites que Dios ha establecido?
  • Riqueza y seguridad. ¿Es esto una prioridad en su vida?
  • Logros. ¿Su deseo de sobresalir está fuera de control?
  • Notoriedad y fama. ¿Busca obtener prestigio sin importarle el costo?
  • Felicidad. ¿Qué está dispuesto a realizar con tal de sentirse feliz?
  • Atractivo. ¿Se ha dejado consumir por el deseo de lucir mejor que otros?
  • Control. ¿Anhela controlar la vida de otros o alcanzar una posición de poder y autoridad?
  • Aceptación propia. ¿Se siente descontento con la manera en la que Dios le creó?
La carne contra el Espíritu
El dominio propio consiste en pensar antes de actuar y en considerar las posibles consecuencias. Es un aspecto del fruto del Espíritu que contrasta con las obras de la carne.
• Las obras de la carne. “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Ga 5.19-21).
Esta es una lista de acciones que no son del Espíritu Santo, sino de la naturaleza pecaminosa y carnal. Nos advierte que aquellos que practican tales obras no verán el cielo. No se trata de haberlos cometido en el pasado o de no haber resistido a la tentación en alguna de estas áreas. La palabra clave para comprender esta porción bíblica es “practican”. Es decir, se refiere a las personas que han hecho del pecado un hábito constante, un estilo de vida, o una identidad. Tales personas no son verdaderas cristianas, pues quienes viven continuamente en pecado no son salvos de verdad.
• El fruto del Espíritu. “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Ga 5.22, 23). Estas son características que resultan de la obra del Espíritu Santo en la vida de aquellos que han recibido a Jesucristo como Señor y Salvador. Aquellos que tienen estas cualidades contrastan con la sociedad que los rodea, pues son atributos semejantes a los de Cristo. Hay lugares a los que nunca irán, actividades en las que no participarán y cosas que no verán, porque hacerlo no encajarían con quienes son en Cristo.
Todos los que han sido salvos de verdad le dan la espalda al pecado. Aunque eso no significa que nunca más pecarán, sí han renunciado a su antiguo estilo de vida. Viven comprometidos a obedecer al Señor y a avanzar en su camino, no en las obras de la carne. A medida que se someten al Espíritu Santo que mora en ellos, Él produce su fruto que es reflejo de Cristo y una bendición para el creyente.
La batalla comienza cuando los creyentes en Cristo deseamos hacer lo correcto, pero sentimos que algo nos empuja en la otra dirección. La única manera de romper con esa tensión es rendirnos ante el Señor, confesando nuestro pecado y cediendo el control de nuestra vida a Dios. Si nos negamos, vendremos a ser esclavos del pecado y nos perderemos las bendiciones y recompensas que produce la obediencia.
Quizás nos parezca imposible renunciar al pecado que nos esclaviza, pero no lo es si el Espíritu Santo mora en nosotros. Él nos fortalece para alejarnos de la tentación y para entregarnos a Dios. Cuando su Espíritu tiene el control de nuestras acciones y pensamientos, podemos pensar antes de actuar y tener las fuerzas para hacer su voluntad.
La clave para el dominio propio.
  • El dominio propio requiere que pensemos antes de actuar. De no hacerlo, nos lamentaremos después.
  • Debemos tener un firme deseo de obedecer a Dios. Si no obedecemos, no podremos vencer la batalla interna con el pecado, ni vivir en santidad.
  • Tenemos que creer que el Espíritu Santo nos facultará. La sociedad pecaminosa en la que vivimos no tiene por qué vencernos, pues no peleamos esta batalla solos. El Espíritu de Dios nos capacitará para que podamos renunciar al pecado y vivir en sumisión a Él.
Al ser tentados, debemos hacernos las siguientes preguntas:
  • ¿Cómo nos afectará espiritualmente?
  • ¿Cómo nos afectará económicamente?
  • ¿Cómo afectará nuestra salud?
  • ¿Cómo afectará la manera en que otros nos ven? ¿Podrán vernos como creyentes con un compromiso genuino con el Señor, o como personas que proclama ser cristianos, pero que no viven como tales? ¿Es el fruto del Espíritu evidente en nuestra vida?
  • ¿El pecado que nos tienta es mejor que recibir las bendiciones que Dios ha preparado para nuestra vida?
No se deje engañar.
Andar en el Espíritu y expresar su fruto no siempre es fácil, aunque es la voluntad de Dios. Además, serias y dolorosas consecuencias nos aguardan si cedemos al pecado. El apóstol Pablo advierte acerca de esto en Gálatas 6.7: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Afirmar que Cristo es nuestro Salvador y luego vivir como nos plazca es burlarse de Dios, lo cual produce una cosecha dolorosa de lo que hemos sembrado. Sin embargo, vivir en obediencia al Señor produce una gran cosecha de justicia y del fruto del Espíritu en nosotros.
REFLEXIÓN
  • ¿En qué aspecto de su vida carece de dominio propio? ¿Por qué le resulta difícil entregarle dicho aspecto al Señor?
  • Piense en las áreas que ya le ha entregado a Dios. ¿Cuáles han sido los resultados? ¿Cómo le ayudaría a rendir aún más su vida a Él el recordar la fidelidad de Dios en el pasado?



33 comentarios:

  1. Me funcionó mucho este versículo, por qué nos dice la importancia de algo que es tan simple pero no pierde su significado hacia los ojos de Dios

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  2. Excelente.muchas veces ni tenemos dominio de nuestros actos o pensamientos.

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  3. Para poder tener dominio nesecitamos estar de la mano de Dios

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  4. para tener dmino propio nesecitamos a Dios

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  5. Para tener dominio propio necesitamos estar en paz con Dios y de la mano de el

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  6. Nos Enseña A Que Hay que pensar antes de actuar para luego no arrepentirnos

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  7. Dios nos creo cre cómo somos y no debemos actuar de acuerdo a la palabra de Dios debemos orar para que el espíritu Santo para lograr nuestro dominio propio de acuerdo a la situación

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  8. Dios nos creó con un propósito y el sabe lo malo de todos no sotros

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  9. Johan Alejandro Cubides Murcia del curso 5B
    debemos saber dominarnos y no dejarnos llevar por lo malo

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  10. Ana Maria Ramírez Figueroa 5B
    Para tener dominio propio debemos estar dispuestos a que Dios tome el control de nuestra vida

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  11. Para que tengamos DOMINIO PROPIO debemos permutir que Dios este en nuestras vidas,vamos a tener muchas pruebas unas mas duras que otras pero con la ayuda del SEÑOR la podremos superar

    Karen Wilchez 6C

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  12. Muy buen versículo una gran enseñanza

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  13. Una muy buena enseñanza en el cual nos habla de que debemos dejar entrar a Dios a nuestro corazón y en nuestras vidas. Familia silva osorio

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  14. Para tener dominio primero tenemos que tener a Dios en nuestro corazon. ❤️

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  15. Felipe Mahecha 5-B
    Para tener dominio propio debemos tener todas las virtudes que enorgullesen a Dios.

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  16. Felipe Mahecha 5-B
    Para tener dominio propio debemos tener todas las virtudes que enorgullesen a Dios.

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  17. Me gustó mucho la lectura por qué habla sobre cómo debemos portarnos con Dios ante las situaciones

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  18. Es entregar nuestro yo, nuestros pecados en la cruz, y ser guiados por el Espíritu Santo,en transforma nuestras vidas, si lo dejamos que sea Él que nos cambie y nosotros reconozcamos nuestros pecados para que el Espíritu Santo haga su obra perfecta en nosotros lili

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  19. El misterio de la Trinidad.
    Es complejo pero a la vez satisfactorio saber que aunque Jesús me lleva a la presencia del Padre, el Espíritu Santo es quien me llena de conocimiento y sabiduría para hacerme transitar por los caminos correctos.
    Nada puedo hacer sin su sabiduría.

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  20. Para tener domino propio no lo podemos hacer solos tenemos que estar de la mano de Dios siempre.

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  21. El dominio propio es una lucha diaria que gana teniendo a Cristo en su corazón.
    Eunice Quintana

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  22. Siempre hay una lucha interna en nuestros corazones , con la ayuda de Dios el bien en nosotros gana.

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  23. El dominio propio nos llevar a vivir en obediencia, pero éste sólo lo tenemos si confiamos en Dios y permitimos que el Espíritu Santo nos llene de su fruto. Luisa Otalora

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  24. Jonathan Montenegro Moramié may 06, 05:08:00 a. m.

    A lo largo de nuestra vida debemos aprender a tener dominio propio.son muchos los casos y situaciones pero el temor nos da dominio propio.

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  25. Jesús no se rinde con nada y esto incluye nuestra formación. Estar en sus manos sigue siendo nuestro privilegio y esperanza de ser formados conforme al corazón de Dios.

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  26. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  27. Dios es la respuesta para todos nuestros problemas, el es amor <3

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  28. Siempre debemos estar de la mano de Dios

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  29. deja una muy buena enseñansa

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