Verso
para Memorizar de mes:
“Estén
alerta. Permanezcan firmes en la fe. Sean valientes. Sean fuertes.”
1Corintios 16:13
Los
estudiantes escriben en su cuaderno:
Título de
Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para su vida.
(Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
Y el
que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Apocalipsis
20:15
Estas
cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para
que sepáis que tenéis vida eterna. 1 Juan 5:13
El libro de la vida
¿Su nombre está escrito en el
libro de la vida? Puede responder afirmativamente si creyó que Jesucristo murió
por sus pecados y resucitó. Entonces usted es justificado gratuitamente por
la gracia de Dios, y él le da la vida eterna.
La Palabra de Dios declara
justos a todos los que reconocieron su culpa ante Dios y aceptaron su
salvación gratuita. Son justificados “mediante la redención que es en Cristo
Jesús” (Romanos 3:24). Pasaron “de muerte a vida” (Juan 5:24). El Señor les
dice, como a sus discípulos: “Regocijaos de que vuestros nombres están
escritos en los cielos” (Lucas 10:20).
Pero en cuanto a todos aquellos
que rechazan la gracia divina y el llamado del Salvador, su nombre no figura
en el libro de la vida. Jesús les dice: “No queréis venir a mí para que
tengáis vida” (Juan 5:40).
¡Perdido eternamente! Esta
terrible sentencia cae sobre toda persona que permanece sorda a las
invitaciones de Dios a confesarle sus pecados para obtener su perdón. Pero
este llamado divino se dirige todavía hoy a usted que lee esta hoja. “El que
cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
Todavía es tiempo de creer en
Jesús, para ser salvo. Fue a él a quien Dios envió del cielo para ser el
Salvador de los hombres. ¡No hay otro!
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Día 2 FAMILIA FAMILIA
DESAFÍO DEL
AMOR DÍA - EL AMOR PELEA LIMPIO
Si una casa está
dividida contra sí misma esa casa no podrá permanecer. (Marcos 3:25)
Te guste o no, el conflicto en la
familia es sencillamente inevitable. Bienvenido a la humanidad caída. Al
mismo tiempo, las tormentas de la vida comenzaron a probar y revelar de qué
estabas hecho en verdad y como son los demás. Los problemas o situaciones difíciles
crean un marco para que aparezcan desacuerdos, discuten y pelean, se hirieren.
Tienen que saber que no están solos.
Todas las familias atraviesan lo mismo.
Es lo habitual, sin embargo, no todas
lo superan. Así que no creas que poner en práctica el desafío de hoy alejará
todos los conflictos. En cambio, se trata de abordar el problema de una
manera tal que cuando lo atraviesen, sus relaciones se van a enriquecer.
Los daños emocionales frecuentemente
son causados en medio de los conflictos, desacuerdos, porque es el momento en
el cual tu orgullo es más fuerte, estás más enojado que nunca.
Eres más egoísta y sentencioso que
nunca, tus palabras contienen más veneno que nunca, tomas las peores
decisiones, si el conflicto desenfrenado toma el control y ninguno pone el
pie en el freno. Sin embargo, el amor interviene y cambia las cosas, te
recuerda que tu familia es demasiado valiosa como para permitir que se
autodestruya, y que el amor por tus seres queridos es más importante que
cualquier asunto por el que estén peleando.
El amor te ayuda a instalar airbags y
montar barreras de protección, te recuerda que en verdad se puede revertir el
conflicto para siempre. Las familias que aprenden a resolver sus diferencias
suelen tener más unidad, más confianza, más intimidad y luego pueden
disfrutar de una conexión mucho más profunda. Pero, ¿cómo? La manera más
sabia es aprender a pelear limpio, estableciendo reglas de juego saludables.
Si no tienen pautas para abordar cuestiones problemáticas, no respetarán los
límites cuando se caldeen los ánimos. En esencia, hay dos clases de límites
para lidiar con el conflicto: los límites de pareja y los límites
personales.
DESAFIO: LA FAMILIA DEBE DEFIRNIR POR
LO MENOS TRES IDEAS PARA SOLUCIONAR LOS CONFLICTOS. Escribir en el cuaderno,
loideal es que todos puedan opinar.
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Día 3
Había...
un hombre que hacía 38 años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado,
y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Juan 5:5-6
No tengo a nadie
Juan
5:1-9
“No tengo quien...”, fue la
respuesta que dio un hombre paralítico a Jesús. ¡Estaba decepcionado, agobiado!
Quizás a veces, ante una
dificultad, una decepción o una prueba, decimos o pensamos: «No tengo a
nadie, no hay quien me ayude, nadie que me comprenda... nadie que me ame».
Mediante esta frase podemos expresar nuestra soledad o incluso nuestro rencor
hacia los demás, pero reconocemos sobre todo nuestra impotencia: necesitamos
ayuda.
Ese paralítico ni siquiera se
daba cuenta de que ante él había alguien que quería ayudarle. Como lo hizo
con ese hombre, el Señor Jesús está presente para socorrer a los que no
tienen a nadie. Cada vez que lo miramos, cada vez que confiamos en él, no
estamos más solos, pues él desea permanecer con nosotros. En este mundo que
nos conduce inevitablemente, un día u otro, a no hallar a nadie que nos
comprenda y nos ayude entre los que nos rodean, recordemos que Jesús prometió
estar con nosotros todos los días (Mateo 28:20).
El Señor es todopoderoso, nada
es imposible para él, “aun los vientos y el mar le obedecen” (Mateo 8:27).
Puede intervenir allí donde cualquier acción humana está condenada al
fracaso. Si buscamos alivio, si estamos esperando la respuesta a esta o
aquella oración, este pasaje nos muestra que solo Jesús tiene el poder para
salvarnos y acompañarnos durante toda nuestra vida.
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Día 4
Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Juan
15:13
El Amigo que está esperando
A la salida de una conferencia
cristiana, un joven vino a darnos las gracias, y yo le pregunté: –¿Quieres
quedarte un rato más para orar? –Esta tarde no; un amigo me está esperando. –¿No
crees que hay otro amigo que te está esperando, quizá desde hace mucho
tiempo? ¿Sabes a quién me refiero? –¡Por supuesto! A Jesús... Aquella tarde
tuvo lugar el encuentro de su vida. El joven se tornó hacia el Amigo supremo,
aquel amigo que siempre está listo para recibir y salvar a todo el que se
arrepiente.
Ese mismo y maravilloso Amigo
quizá también lo está esperando, querido lector. Jesús nos dice:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
En su vida, ¿ha tenido lugar
esa cita capital en la que usted quedó vencido por el amor de Cristo? ¿Se ha
detenido un momento para decirle: Vengo a ti tal como soy? ¿Respondió a su
invitación: Ven, sígueme?
Incluso, como cristianos,
podemos dejar plantado al Señor de muchas maneras. Por ejemplo, si en la
mañana decimos: «Señor, tengo demasiado sueño...». Y ese momento de oración y
lectura de la Biblia, tan útil al principio del día, se evapora. ¿Por qué? Porque
al final del día no supimos parar nuestras actividades lo suficientemente
temprano, o porque queríamos acabar de ver este o aquel programa...
¡Cuántas veces el Señor me
esperó en vano en esas citas de comunión, que él mismo desea tener con
nosotros para refrescar nuestra fe y nuestro amor por él!
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Día 5
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre
(Jesús), les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales... son
engendrados... de Dios. Juan 1:12-13
¿Cuál es su
relación con Dios?
El director de
una pequeña empresa había tenido un día difícil, pues uno de sus
colaboradores había actuado mal. Al final tuvo que citarlo en su despacho
para informarle que estaba despedido. Después de este momento difícil,
regresó a casa. Su pequeña hija lo estaba esperando... Tan pronto como lo
vio, se echó en sus brazos y se pusieron a charlar alegremente en el cálido
ambiente familiar. La niña ignoraba completamente las actividades de la
empresa de su padre, pero ¿qué importaba? Le encantaba disfrutar el cariño de
su padre, incluso si a menudo él había tenido que reprenderla.
El jefe que está
obligado a mostrarse justo y riguroso frente a sus empleados, y el papá justo
y cariñoso a la vez, ¿es el mismo hombre? ¡Por supuesto! Pero la relación con
cada persona es diferente: una es la de jefe en su empresa, la otra es la de
padre en su familia...
El día del
juicio, ¿qué relación tendremos con Dios, el Señor del universo?
Si la cuestión de
nuestros pecados no ha sido solucionada, lo tendremos como juez, y las consecuencias
de esta comparecencia serán mucho más graves que las que sufrió el empleado
despedido, pues nuestros pecados nos alejarán del Dios santo por toda la
eternidad.
Pero para todos
aquellos que recibieron mediante la fe a Jesús como Salvador, la relación con
Dios es totalmente diferente. Un cristiano es un hijo de Dios y disfruta de
una relación filial de amor y confianza. “Amados, ahora somos hijos de Dios”
(1 Juan 3:2).
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