Verso para Memorizar de mes:
En realidad, sin
fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene
que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Hebreos 11:6 NVI
Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Titulo de Devocional, cita Biblia, 1. la reflexión y 2. Aplicación para su
vida.
Día 1 Tarea
en Familia:
El amor es… amable
El amor es paciente, es
bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
1 Corintios 13:4
Sed más
bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así
como también Dios os perdonó en Cristo. (Efesios 4:32)
La amabilidad
es el amor en acción. Si la paciencia es la manera en que el amor reacciona
para reducir al mínimo una circunstancia negativa, la amabilidad es la manera
en que el amor actúa para aumentar al máximo una circunstancia positiva. La
paciencia evita un problema; la amabilidad crea una bendición. Una es
preventiva, la otra es dinámica. El
amor te hace amable. Y la amabilidad te hace agradable. Cuando eres
amable, las personas quieren estar cerca de ti. Perciben que eres bueno con
ellas y que les haces bien. La Biblia declara: “La misericordia y la verdad
nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu
corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los
hombres” (Proverbios 3:3-4). “Amabilidad” puede parecer un término genérico
para definir, y más aún para poner en práctica.
El amor en
esencia no se fundamenta en los sentimientos; sino que toma la determinación
de manifestar amabilidad aún cuando parezca no haber recompensa. No
aprenderás a amar hasta que aprendas a ser amable.
El desafío de hoy
Cada persona de la familia realiza al
menos un gesto inesperado como acto de amabilidad lo realiza y el próximo
viernes lo escribe en el cuaderno.
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Día 2
Lectura bíblica: Lucas
10:38-42
Devocional
María
y Marta presentan dos maneras de enfocar la vida cristiana.
Marta
está sirviendo activamente a Jesús. Esta muy ocupada en <
Nuestra
meta consiste en amar a Dios con todo nuestro ser, y estar continuamente
conscientes de su presencia a lo largo de nuestra vida diaria, ya estamos
quieto como María, sentados a los pies de Jesús, o activos como Marta,
encargándonos de las tareas de la vida.
Una pregunta para
meditar
¿Qué
cosas son las que te están preocupando o incomodando hoy?
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Día 3
Hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha
hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse vendido por más de
trescientos denarios, y haberse dado a los pobres... Pero Jesús dijo:
Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho...
Marcos 14:4-8
¿Para qué este desperdicio?
María, la hermana
de Lázaro, había derramado a los pies de Jesús un perfume de gran precio.
Mediante este gesto testificaba a su Maestro su profunda gratitud, su amor y
su adoración.
Las reacciones de
los asistentes no se hicieron esperar. El gran valor de ese perfume y el
precio por el que podía haberse vendido no se le escaparon a Judas, quien
amaba el dinero. Otros se unieron a él para criticar el acto de María.
Consideraban que ese dinero hubiese servido más bien para ayudar a los
pobres, y preguntaron: “¿Para qué este desperdicio?”.
Pero Jesús conoce
los secretos de los corazones y defendió a María. Él sabía que en realidad
Judas se preocupaba muy poco por los pobres (Juan 12:6). También sabía cuánta
abnegación había en el corazón de María hacia Él, y dio a su acto el
verdadero sentido. Como sabía que su muerte era inminente, consideró ese
perfume como un bálsamo que anticipaba el momento muy cercano en que sería
puesto en la tumba. Siempre habría necesitados, pero en ese momento Él iba a
morir en sacrificio.
Jesús no dijo
nada sobre la tristeza que le causaban esos comentarios. Sin embargo, ¡cuán
hirientes y despreciativos eran para él! ¿Era una pérdida lo que María
ofrecía a su Salvador con tanto cariño? Instruida por Dios, le consagraba lo
mejor que tenía.
¿Qué valor tiene
para mí Jesús, quien pagó mi rescate en la cruz? ¿Qué encuentra él en mi vida
como respuesta a su inmenso amor?
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Día 4
Vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe
del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20
El sentido de mi vida
«Después de mi
llegada a la cárcel empecé a escribir un diario, pues algo me empujaba a
escribir. En aquel momento no comprendía el sentido de mi vida. Un día
descubrí, encima de un armario, un Nuevo Testamento. Empecé a leerlo, pero a
menudo me detenía; me sentía culpable al ver lo que los hombres habían hecho
a Jesús; me sentía tan malo como ellos. Lloré mientras me hacía preguntas
sobre el bien y el mal, así como sobre la muerte de Jesús. Luego dejé de leer
durante mucho tiempo porque lloraba cada vez que quería continuar leyendo.
Todo esto me hizo reflexionar sobre el sentido de la vida, de la muerte; esto
era lo que más me preocupaba. Un día me cambiaron de celda y tuve que vivir
en una completa humillación, pues me insultaron sin cesar hasta el punto de
decirme que tenía un demonio, pero gracias a Dios sobreviví. Para soportar
todo eso, me puse a copiar el Nuevo Testamento, apropiándome de la paz y el
consuelo que Jesús quería darme cada día... Todo lo que había leído en los
evangelios pasaba una y otra vez por mi mente, reemplazando así mi pasado.
Empecé a
comprender bien las cosas que vivo en Jesucristo, mi profesor invisible.
Alabo la Sabiduría eterna porque escondió estas cosas de los sabios e
inteligentes y las reveló a los niños (Lucas 10:21). Dios da, y luego ayuda a
entender. Desde el principio obedecí el Evangelio, y después él me lo hizo
comprender».
P. R., exrecluso
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Día 5
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve.
Hebreos 11:1
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló
a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios.
1 Corintios 2:9-10
¡Hay que verlo para creerlo!
Se emplea esta
expresión para comentar un acontecimiento extraordinario e increíble.
¿Estimamos que la vista es un criterio seguro para creer en la veracidad de
un hecho? Se cita fácilmente al apóstol Tomás, quien solo creyó que Jesús
había resucitado cuando con sus propios ojos lo vio vivo. También se sabe que
los testigos de un mismo acontecimiento pueden contarlo de diferente manera.
Además la vista está limitada a las realidades terrenales y materiales. Por
ejemplo, solo se ven los efectos del viento. Incluso hay una esfera que
escapa a la vista física, la esfera moral de los sentimientos, las emociones
y las abstracciones. Saint Exupéry, un autor francés, decía a través de su
personaje: «Solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los
ojos».
¿Y qué decir de
la esfera espiritual, de las cosas celestiales y divinas? Dios se revela a sí
mismo por su Espíritu. “Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios” (1 Corintios 2:11-14). El creyente las percibe por la fe. El que cree
solo lo que ve, toca o explica, nunca podrá entrar en la esfera espiritual.
“Bienaventurados
los que no vieron, y creyeron”, dijo el Señor Jesús a Tomás (Juan 20:29). El
apóstol Pablo dice que es posible soportar los sufrimientos mirando hacia la
eternidad, “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven;
pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
(2 Corintios 4:18).
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Día 6
El amor es… amable
El amor es paciente, es
bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
1 Corintios 13:4
Sed más
bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así
como también Dios os perdonó en Cristo. (Efesios 4:32)
Jesús describió de manera creativa la
amabilidad del amor en la parábola del buen samaritano, que se encuentra en
la Biblia, en el capítulo 10 de Lucas. A un hombre judío lo atacan unos
ladrones y lo dejan moribundo en un camino apartado. Dos líderes religiosos,
respetados entre su gente, pasan y deciden no detenerse. Estaban demasiado
ocupados. Eran demasiado importantes. Les gustaba demasiado tener las manos
limpias. Sin embargo, un hombre común de otra raza (de los odiados
samaritanos, cuyo desprecio por los judíos era tanto amargo como mutuo) vio a
este extraño necesitado y se conmovió con compasión. Cruzó todas las barreras
culturales y se arriesgó a hacer el ridículo, pero se detuvo a ayudar al
hombre. Vendó sus heridas, lo colocó sobre su propio burro, lo llevó a un
lugar seguro y pagó todos los gastos médicos de su propio bolsillo. En donde
años de racismo habían causado conflictos y división, un acto de amabilidad
unió a dos enemigos. Con dulzura. Por medio del servicio. Con buena
disposición. Este hombre tomó la iniciativa y demostró la verdadera
amabilidad en todas sus formas. ¿Acaso al principio no fue la amabilidad algo
clave que los unió a ti y a tu cónyuge? Cuando te casaste, ¿no esperabas
disfrutar de su amabilidad durante el resto de tu vida? ¿Acaso tu pareja no
sentía lo mismo con respecto a ti? Aunque los años pueden mitigar ese deseo,
tu placer en el matrimonio sigue estando ligado al nivel diario de amabilidad
expresada, La Biblia describe a una mujer cuyo esposo e hijos la bendicen y
la alaban. Entre sus atributos nobles se encuentran: “Abre su boca con
sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua” (Proverbios 31:26). ¿En
qué lugar del medidor de amabilidad te colocaría tu cónyuge? ¿Cuán severo
eres? ¿Cuán dulce y servicial? ¿Esperas que te pidan las cosas o tomas la
iniciativa para ayudar? Es difícil demostrar amor cuando tienes poco o nada
de motivación. Sin embargo, el amor en esencia no se fundamenta en los
sentimientos; sino que toma la determinación de manifestar amabilidad aún
cuando parezca no haber recompensa. Nunca aprenderás a amar hasta que
aprendas a ser amable.
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