Verso para Memorizar de mes:
En realidad, sin
fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene
que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Hebreos 11:6 NVI
Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Titulo de Devocional, cita Biblia, 1. la reflexión y 2. Aplicación para su
vida.
Día 1 Tarea
en Familia: Aprender de memoria este versículo todos en casa, y escribe en tu
cuaderno lo que significa o enseña este verso de la Biblia para tu familia.
En realidad, sin fe es imposible agradar a
Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y
que recompensa a quienes lo buscan. Hebreos 11:6 NVI
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Día 2
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no
se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino
sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:14-16
Una luz que brilla
“Vosotros sois la
luz del mundo”, dijo Jesús a sus discípulos. Cada hijo de Dios recibió “la
luz de la vida” (Juan 8:12). Es “luz en el Señor” (Efesios 5:8). Al igual que
una lámpara que es colocada para iluminar toda la habitación, el cristiano
puede hacer brillar a su alrededor un poco de esta luz que él mismo recibe de
Cristo.
¿Mi luz brilla
primeramente para “todos los que están en casa”? (Mateo 5:15). Es en mi
entorno, en mi propia familia donde debería mostrar primeramente el fruto de
la luz, que “es en toda bondad, justicia y verdad” (Efesios 5:9), tratando de
agradar al Señor.
También tengo que
rendir testimonio ante los hombres. Dios invita a todos los cristianos a
brillar “como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida”
(Filipenses 2:15-16).
Pero, ¿cómo puedo
pensar en hacer brillar la luz en este mundo si yo mismo no he ido a la
fuente de la luz? Ella está en Jesús: “Aquella luz verdadera, que alumbra a
todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Solo la fe en él puede llevarme
a confesar mis pecados, a hacerme pasar “de las tinieblas a su luz admirable”
(1 Pedro 2:9).
Jesús dijo: “Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
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Día 3
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado.
Isaías 26:3
Así dijo el Señor... En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud
y en confianza será vuestra fortaleza.
Isaías 30:15
La angustia
Muchos de
nuestros contemporáneos viven constantemente inquietos. Tienen miedo de lo
que está en ellos mismos: les repugna encontrarse ante su conciencia. Tratan
de callarla dedicándose al trabajo, al deporte, a los espectáculos, a la
política, al Internet... Esto hace que no tengan que pensar en sus problemas
personales y existenciales. También tienen miedo de sus semejantes, pues
ahora más que nunca la violencia hace estragos; el hombre es un lobo para el
hombre. Por último, tienen miedo al futuro, tanto al futuro inmediato como al
más allá, después de la muerte. La angustia se generaliza en nuestra
sociedad, pero esto no es un hecho nuevo. Hace algunas décadas un pensador
escribió: «Toda nuestra civilización occidental se agita desde hace mucho
tiempo, bajo una presión que aumenta hasta la tortura, una angustia que va
creciendo cada diez años como si quisiese provocar una catástrofe».
Este estado de
ánimo no sorprende para nada al creyente, pues Jesucristo mismo anunció esos
tiempos en los que la angustia y la incertidumbre se volverían insoportables
(Lucas 21:25). ¡Y esta angustia se debe al hecho de que los hombres
abandonaron a Dios! El remedio es su Hijo Jesucristo, quien nos dice: “Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar...
hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).
¡Vale la pena
reflexionar en ello y aceptar lo que la Biblia nos dice!
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Día 4
Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la
barca, de tal manera que ya se anegaba... Y levantándose (Jesús), reprendió
al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande
bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Entonces temieron con gran temor.
Marcos 4:37-41
Dos temores
Cuando ocurre una
circunstancia como la descrita en los versículos del encabezamiento, a menudo
empezamos por echar el agua por la borda para evitar hundirnos completamente,
y solo cuando comprobamos que nuestros recursos son insignificantes,
recurrimos a Jesús.
El Señor no
reprochó a sus discípulos por haberle despertado, sino por su falta de fe.
Dudaban del amor de Jesús y del interés que tenía por ellos.
¿Qué esperaban
los discípulos que Jesús hiciera cuando le despertaron? Que les ayudara a
dirigir la barca, a vaciarla de su agua y a maniobrar los remos... pero no
pensaban que él pudiera calmar la tempestad. Entonces el temor que
experimentaron ante Aquel que manda a la naturaleza superó el miedo de
perecer ahogados, y exclamaron: “¿Quién es este?”, porque aún no conocían
realmente a Aquel que tenían a su lado.
Los discípulos
fueron, pues, atemorizados por la fuerza de la tempestad y luego por el poder
del Señor Jesús.
Cristianos, el
Señor desea que confiemos más en su poder y en su amor. Esto no significa que
no tengamos que afrontar tempestades, pero estemos seguros de que él estará a
nuestro lado en tales circunstancias.
Además, tratemos
de conocerle más. En lugar de temor, experimentaremos que “en Dios solamente
está acallada mi alma” (Salmo 62:1).
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Día 5
La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón... todas
las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que
dar cuenta.
Hebreos 4:12-13
Fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir... no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo.
1 Pedro 1:18-19
Palabras de oro
Yo tenía un puesto
bíblico en el mercado. Allí ofrecía Biblias, evangelios y otros libros
cristianos. Cierta mañana una pareja se detuvo repentinamente. El marido se
dirigió a mí diciéndome: –¡Sí, solo hay Uno que puede cambiar nuestra vida!
Su esposa me señaló unos libritos llamados «Palabras de oro», los cuales
recopilan versículos de la Biblia.
El hombre me
contó cómo Jesús lo había liberado. Había sido un fumador y bebedor
empedernido; había tenido una vida miserable. Pero un día, mientras paseaba,
encontró uno de esos libritos dejado sobre una piedra. Lo leyó una y otra
vez, y esos pocos versículos de la Palabra de Dios fueron la respuesta a las
necesidades profundas de su alma. Así conoció al Salvador, Jesucristo.
No podemos borrar
nuestro pasado y adquirir un lugar en el cielo mediante el dinero y el oro.
Solo el Señor Jesús, por su sangre vertida en la cruz, puede borrar los
pecados de todos los que aceptan su gracia. Si tenemos fe en su sacrificio,
Dios nos da la seguridad de su perdón y de la vida eterna.
¡Conocer a Jesús
como Salvador personal es la verdadera riqueza! ¿Quiere recibir ese tesoro
que Dios le ofrece? Entonces conocerá “las abundantes riquezas de su gracia”
(Efesios 2:7).
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Día 6
Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Romanos 3:23
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 5:1
¿Cómo ser justo ante Dios?
Las preguntas de la Biblia
Job estaba
agobiado: había perdido a sus hijos, sus bienes, ¡y ahora lo atormentaba una
enfermedad de la piel! Además, sus amigos lo abrumaban con interminables
discursos para mostrarle que si sufría era porque había actuado mal. ¡Sin
embargo su conducta había sido ejemplar!
Cuando sufro,
cuando mi horizonte está oscuro, cuando veo como única salida mi propia
muerte, entonces una multitud de preguntas se me presentan. Claro que pienso
en el sufrimiento, pero todavía más en el motivo de ese sufrimiento. Job aprendería
que esas pruebas tenían como objetivo hacerle conocer las compasiones de Dios
(Santiago 5:11).
Uno de sus amigos
le dijo: “Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso; si
fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti... Dios no
aborrece al perfecto (íntegro)” (Job 8:5-6, 20). Pero Job sabía que esa no
era la solución, y por ello le respondió: “Ciertamente yo sé que es así; ¿y
cómo se justificará el hombre con Dios?” (Job 9:2).
¡Esta es la
pregunta clave! ¿Cómo tener la conciencia en paz con Dios? La respuesta solo
llegó después de la venida de Cristo: Dios quiere darme esta justicia a la
que aspiro. “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). ¡Dios me declara justo y me
abre las puertas del cielo porque Jesús murió y resucitó! No porque yo sea
justo en mí mismo, sino porque mi Salvador llevó el juicio de todas mis
faltas.
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