Devocional 2016 Febrero 8 - 13

Devocionales 2016 Febrero 8 a 13

Verso para Memorizar:
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe.  1 Juan 5:4

 Tarea para la Familia: En una hoja iris tamaño carta escribir cuales son los sueños de la familia. Entregar al director del curso.

Día 1
Dios... es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Hechos 17:25
Jesús... dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10
Un Dios que da
Tenemos la tendencia a imaginarnos que Dios es un Dios que pide, que exige, un Dios del que hay que ganar el favor mediante ritos religiosos y acciones meritorias. Sin embargo, en la Biblia, Dios se revela como un Dios de bondad, un Dios que da. Él da la lluvia y las estaciones fértiles (Hechos 14:17); hace que salga el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45); nos da la vida, la respiración y absolutamente todo (Hechos 17:25). Su bondad es algo real, una bondad que actúa tanto a favor de toda la humanidad como a favor de cada uno de nosotros. Dios tiene un amor sin límite que manifiesta a cada persona mediante sus bondades, que se renuevan constantemente.
El ser conscientes de la bondad de Dios nos hace descubrir que nuestra vida entera depende de él. El mismo hecho de estar vivos es un regalo de Dios. Claro que todos tuvimos padres que nos transmitieron la existencia, la vida, pero ellos no nos dieron forma, como lo hace un alfarero. El nacimiento de un niño es un misterio que nos asombra, porque nos hallamos ante un ser nuevo, único, diferente, pero tan cercano a nosotros. Cada uno de nosotros se ve interpelado por este acontecimiento que nos sobrepasa y da testimonio de que Dios está en el origen de nuestra vida.
Dios da como Creador, pero también da como Dios Salvador. “Ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Este regalo de Dios es la prueba de la inmensidad de su amor. ¡Recibámoslo!

Día 2

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Juan 6:68-69
¿Qué significa un buen año?
¿Se trata de un año en el que nuestros deseos se hacen realidad, nuestras buenas resoluciones se llevan a cabo, nuestros sueños se cumplen y los compromisos se respetan? ¿Es un año en el que nuestra familia ha sido preservada de la enfermedad, o en el que nuestro jefe nos sube el sueldo...?
¡El hecho es que muy a menudo los acontecimientos parecen oponerse a nuestros planes! ¿Cómo, entonces, empezar el nuevo año con optimismo?
El cristiano no escapa a las dificultades de la vida, pero su expectativa es muy diferente, pues está ligada a Jesucristo, un Salvador vivo. Sabe que puede contar con él y con sus constantes cuidados, y espera el momento en que su Salvador venga a buscarlo para estar junto a él.
Nada ni nadie en el mundo puede satisfacer las necesidades de un alma humana, excepto una persona: Jesucristo. Él, quien fue despreciado, incomprendido debido al amor que manifestaba a su alrededor, azotado y abofeteado, condenado injustamente por los hombres, no abrió la boca, no se quejó por ningún sufrimiento, y no dudó en dar su vida para que nosotros escapásemos de la muerte eterna, para darnos una esperanza y plena confianza en el futuro.
¡El buen año es aquel que se comienza y se continúa con Jesús!
Jesús quiere ser su Salvador, su amigo, su consejero, su confidente, y acompañarle cada día, durante este año y en los siguientes.
A los que confían en él, Jesús promete: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).


Día 3
He comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.
Génesis 18:27
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Santiago 4:8
En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien.
Salmo 73:28
¿Cómo acercarse a Dios?
Cuando un cantante famoso o un gran deportista pasa por una ciudad, los jóvenes se empujan para acercarse a él y obtener un autógrafo.
Algunos niños, debido a la guerra o por otros motivos, perdieron el rastro de sus padres. A menudo ponen toda su energía para tratar de encontrarlos. ¿Ponemos toda nuestra energía para buscar el contacto con nuestro Creador, con Aquel que nos dio la vida? Sin ese contacto somos como un barco perdido en el océano, como un automóvil averiado, que no se puede reparar sin la intervención del fabricante.
Usted que lee estas líneas, ¿sabe que puede ponerse en contacto con Aquel que dio origen a su existencia? Para ello no es necesario aprender ninguna teoría, ni gastar dinero... Basta con dirigirse a él de corazón, desde lo más profundo de su ser. Tiene que orar a él, hablarle... ¡Esto es lo que significa acercarse a Dios!
Sí, puedo hablar a Dios; él me escucha, me responde, me ama. ¿Y cómo responde? A veces mediante textos de la Biblia. También lo hace en mi ser interior: mediante su Espíritu me ayuda a percibir su mensaje, algo que me llame la atención, me ilumina, me convence y me dirige para el bien. O incluso puede emplear circunstancias, conversaciones y encuentros con otros cristianos.
Puedo acercarme a Dios en todo tiempo, por medio de la oración y leyendo la Biblia, su Palabra.


Día 4

La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
1 Corintios 1:18
Nosotros predicamos a Cristo crucificado... Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
1 Corintios 1:23-24
El mensaje de la cruz
El mensaje de la cruz siempre se opone a la sabiduría humana. En la muerte de Jesús en la cruz, Dios se dio a conocer y se reveló, donde nadie lo esperaba, bajo una forma que nadie imaginaba. Pensábamos que sería severo con los malvados, pero vino a morir entre dos malhechores crucificados.
Dios supera nuestra medida; él es infinito, sus pensamientos sobrepasan totalmente los nuestros. Vino a este mundo en la persona de Jesucristo su Hijo, quien sufrió y murió para salvarnos, llevando sobre sí la condenación que merecíamos. Así fue como reveló la profundidad de su amor por usted y por mí.
La muerte de Jesús revela la maldad de los hombres: condenaron al Justo y rechazaron al enviado de Dios; sin embargo, la cruz revela, sobre todo, el amor incomprensible de Dios, quien cargó sobre su Hijo, el Justo, nuestros pecados, para que llevase el juicio.
Para nosotros, creyentes, el mensaje de la cruz es el poder de Dios; poder que libera de las cadenas más fuertes como la droga, el alcohol, el desenfreno, y de otras menos visibles pero igual de peligrosas: la amargura, el odio, la mentira, la falsedad. Poder de reconciliación que lleva a cabo lo que ninguna filosofía puede obrar. Poder de amor que revela el perdón y la gracia de Dios en toda su dimensión.
Puedo rechazar este mensaje de la cruz y permanecer en la oscuridad, pero si lo escucho, si lo creo, si dejo que penetre en mis pensamientos más secretos, entonces recibo la luz, la vida y la felicidad.

Día 5

Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
Hebreos 4:7
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien.
Deuteronomio 30:15
Leer la Biblia hoy
¿Qué significa la palabra hoy en nuestra vida? ¿Es un día lleno de actividades, de ruido, un día de intenso movimiento? ¿Es un día en el que me encuentro encerrado en mí mismo y triste? ¿O un día que deja un silencio, un espacio para que la Palabra de Dios pueda ser escuchada?
En los versículos del encabezamiento, el hoy está ligado a exhortaciones a no endurecer nuestro corazón, a no abandonar a Dios, a amarlo y a obedecerlo. Endurecemos nuestro corazón cuando no estamos abiertos al mensaje de la Biblia, mensaje que nos instruye, nos reprende... y nos sana. ¡Nos cura de la enfermedad del pecado, de nuestras heridas! Alejarnos de la Biblia significa no escoger la vida, pues mediante ella Dios nos habla y quiere transmitirnos la liberación y la vida.
Leer la Biblia es escuchar la voz de Dios con una atención, una vigilancia y una disponibilidad especiales. Es todo lo contrario de pretender saber mejor que los demás lo que ellos quieren decir y, peor aún, pretender saber mejor que Dios cómo él quiere revelarse.
El hoy de la Biblia pasa a ser nuestro hoy cuando la leemos para escuchar lo que Dios nos dice.
Este hoy puede ser cada día si escuchamos la voz de Dios en las Santas Escrituras. Pero también puede no llegar nunca si nos encerramos en la sordera de nuestros pensamientos y la ceguera de nuestros prejuicios. No siempre habrá un hoy. El hoy en el que somos llamados a leer la Biblia es el de la gracia, el tiempo de la urgencia... que pronto llegará a su fin.