Una de las cosas que más
afecta a las personas en esta vida tan apurada que llevamos es la ansiedad o
estrés. Esta condición tan real es algo que nos hace sentir mal, nos deprime, y
en ocasiones nos puede afectar físicamente. Según algunos estudios médicos, el
estrés o ansiedad es la mayor causa de infartos o sincopes cardíacos.
La razón por esto es porque
la ansiedad causa que nuestro cuerpo comience a funcionar de manera errática;
el corazón bombea mas rápido, las arterias se comprimen, y la sangre deja de
correr por las venas sin restricción.
Como les dije, es algo que
nos puede afectar físicamente, pero algo aún más común es que nos afecte en el
sentido psicológico. La ansiedad o estrés causa que entremos en estado de
depresión, causa que lleguemos a pensar que nada podemos y que nadie nos puede
ayudar.
Filipenses 4:6-8 – Por nada estéis afanosos, sino
sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo
demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Como podemos leer aquí, la Palabra
nos dice “Por
nada estéis afanosos”. Este es el primer paso a seguir. Sé que ya
muchos están pensando que esto es más fácil decir que hacer, y ¿saben qué?
Tienen toda la razón. Es bien fácil decir esto, pero si verdaderamente
confiamos en Dios, si verdaderamente hemos hecho un compromiso con Cristo,
entonces también es bien fácil de hacer.
De la única manera que
podremos vivir vidas gozosas es permitiendo que sea Dios quien nos guíe a
través de toda situación, y dejando de depender de nuestras propias habilidades
y conceptos.
Tenemos que aprender a
dejarnos guiar por Dios, dejarnos que Él nos guíe hacia la vida que Él ha
escogido para nosotros. Tenemos que aprender a descansar en Él, y hacer Su
voluntad y no la nuestra.
Los problemas y dificultades
no desaparecen de nuestras vidas por el simple hecho de aceptar a Cristo, la
ansiedad no se desaparece por el simple hecho de aceptar a Cristo, pero todo
esto si puede ser vencido cuando confiamos y descansamos en el, Pero, ¿qué
significa el descansar en Cristo? Para contestar esta pregunta usemos nuestro
sentido común. Creo que todos aquí esteremos de acuerdo cuando digo que para
poder descansar en una persona, primero es necesario conocer bien a esa
persona, ¿verdad?
Así que el primer paso a seguir para eliminar la
ansiedad es reconocerla, aceptar que algo está pasando que no es debida.
El
segundo paso para eliminar nuestra ansiedad es el tener
una comunicación constante con Dios. La Biblia aquí nos dice: “sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
El
tercer paso es ser agradecimiento tener acciones de
gratitud de manera personal y familiar. Salmo 118:24
El cuarto paso es establecer una hábitos que nos permitan ocupar de
manera positiva y productiva nuestra mente y cuerpo.
El salmo 40 habla de como
Dios saco del pozo de la desesperación a David, por cual el clamo
persistentemente en Dios.
Cuando dejamos de afanarnos
por las cosas, y cuando establecemos una comunicación constante con Dios,
entonces recibiremos la paz que todos anhelamos. No una paz que nos podamos
imaginar, sino que la Palabra nos dice que es una paz que “sobrepasa todo entendimiento.”
En otras palabras se nos
esta diciendo que la paz será de tal manera que nosotros no la podremos
explicar, será de tal manera que no la podremos entender. ¿Cómo vamos a sentir
paz a través de un sufrimiento? Eso para nosotros es algo imposible, pero
recordemos que lo que aparenta imposible para nosotros es posible para Dios (Marcos 10:27).
Es algo que sobrepasa
nuestro entendimiento, pero cuando nuestro entendimiento no alcanza, es en ese
entonces que nuestra fe tiene que suplementarle (Isaías 26:3; Salmos 29:11; Hebreos 11:6). Aquí también
leemos “Por lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad”. En otras palabras tenemos que cambiar nuestra
manera de pensar. ¿Por qué es esto tan importante?
La respuesta es fácil, es
tan importante porque nosotros actuaremos y seremos tal como pensamos. Una
persona que concentre sus pensamientos en las cosas del mundo vivirá para las
cosas del mundo; vivirá afanado con cosas como el dinero, las riquezas,
posesiones, poder, posiciones, fama y un tanto más de otras cosas que existen
en este mundo de maldad.
Pero recordemos que si
nuestra vida se encuentra de esa manera no estamos agradando a Dios. Una vez
que llegamos a los caminos del Señor tenemos que cambiar por completo nuestra
manera de ser y nuestra manera de pensar, no nos podemos conformar con las
cosas de este mundo, tenemos que trasformarnos al hombre o mujer que Dios
quiere que seamos (Romanos 12:2).
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