Año del favor de Dios
Verso para Memorizar:
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Efesios
1:3
DIA 1
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para
recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
1 Corintios 9:25
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el
Señor, juez justo.
2 Timoteo 4:7-8
Un sentido para
mi vida
Una atleta, que
había recibido la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres,
declaró a un periodista: «El taekwondo (o kárate coreano) dio un sentido a mi
vida... Fuimos a la Guayana Francesa para entrenarnos en la jungla como un
comando. Lo dejé todo para alcanzar mi sueño». ¡Qué valentía y energía para
alcanzar sus metas! Pero, ¿cuánto tiempo va a durar esta satisfacción de
haber logrado su objetivo? Tanto las coronas de laureles que recibían los
atletas de la Antigua Grecia como las medallas olímpicas solo brindan una
felicidad pasajera.
¿Existe una
recompensa de la que podemos disfrutar eternamente? El apóstol Pablo nos
revela que existen coronas incorruptibles, es decir, las que Jesús concederá
a aquellos que lo hayan honrado. Pablo lo había recibido como Salvador
personal (1 Timoteo 1:15), y le había dedicado toda su vida. Mientras algunos
dicen: «Mi vida es el deporte; mi vida es la montaña o incluso, mi vida es el
trabajo», Pablo decía a los Filipenses: “Para mí el vivir es Cristo” (cap.
1:21). Al rechazar sus pretensiones y su propia justicia, que a sus ojos eran
basura, había ganado a Cristo y así podía ser revestido de “la justicia que
es por la fe de Cristo” (cap. 3:9). Al igual que un atleta, proseguía “a la
meta, al premio del supremo llamamiento” (cap. 3:14). Consagró a Cristo toda
su vida y energía con la perspectiva de estar con él para siempre.
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DIA 2
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda
bendición espiritual en Cristo. Efesios 1:3
Tarea en Familia: Memorizar en
familia este verso.
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DIA 3
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores... el
Señor quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Isaías 53:3, 10
El varón de
dolores
¿Quién pudo
llevar semejante título? El Mesías anunciado por los profetas, Jesucristo, el
Salvador. Los hombres no lo amaban, porque su vida perfecta y su enseñanza
hacían resaltar las malas acciones de ellos (Juan 3:19). A cambio de su amor
le dieron odio (Salmo 109:4).
Jesús tuvo que
enfrentarse a la incredulidad de los hombres y al rechazo de su pueblo.
Lloró, se conmovió al ver el poder de la muerte sobre los hombres (Juan
11:33, 35). Sufría constantemente viendo los pecados de la gente. Cargó con
las tristezas de la humanidad: “Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó
nuestras dolencias” (Mateo 8:17). Era sensible a los insultos, al desprecio,
a las burlas, a los esfuerzos de los que querían contradecirlo. ¡Soportó todo
con una paciencia infinita, sin embargo lo sentía con una intensidad extrema!
En la cruz Dios
mismo lo sujetó “a padecimiento”. Lo que sufrió de parte de los hombres no
tiene nada comparable con la inmensa ira de Dios contra el pecado. En la cruz
Jesús sufrió por nosotros, “el justo por los injustos” (1 Pedro 3:18), debido
a nuestros pecados. En la cruz nos dio todo: “Se dio a sí mismo por nosotros”
(Tito 2:14). Resucitado y glorificado desde entonces a la diestra de Dios,
Jesucristo lleva eternamente en su cuerpo de gloria las marcas de los
sufrimientos padecidos en nuestro lugar (Apocalipsis 5:6).
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DIA 4
Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como
las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:31
Un momento con el
Señor
Se cuenta la
historia de dos leñadores que participaron en una competencia de tala de
árboles en un bosque canadiense. Ambos estaban muy determinados a ganar el
premio.
El primero,
rápido y ambicioso, taló sin descanso los árboles que había en su parcela. El
otro parecía un poco más lento. Iba cortando los árboles metódicamente, a su
propio ritmo. A la hora de comer, se detuvo una hora y luego retomó el
trabajo al mismo ritmo. Su contrincante prefirió continuar su labor, sin
descansar ni comer. Al final de la jornada, el empedernido trabajador quedó
consternado cuando se enteró de que su adversario, a quien consideraba mucho
menos enérgico que él, le había ganado. «No entiendo nada, le dijo, trabajé
durante más tiempo y más duro que usted, me privé de comer... ¡y sin embargo
el que ganó fue usted!». El vencedor le respondió: «¡Durante mi pausa afilé
mi hacha!».
Un himno
cristiano dice: «Vele a la mañana... vele al mediodía... vele a la noche».
Una de las estrofas expresa este consejo: «Encuentre un momento para estar a
solas en oración».
¡Qué necesario
es, en nuestras vidas trepidantes, encontrar cada día momentos de comunión,
de oración para hablar al Señor y escuchar su voz, para renovarnos! Tenemos
que hacer juntos el balance. Leer la Biblia, orar, escuchar un himno o
incluso cantarlo. ¡Esto significa «afilar nuestra hacha»!
“Ciertamente yo
buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e
inescrutables, y maravillas sin número” (Job 5:8-9).
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DIA 5
No seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina.
Efesios 4:14
Leamos la Biblia
En Tesalónica, la
enseñanza del apóstol Pablo se había vuelto rápidamente una fuente de
conflicto para los religiosos de la ciudad, quienes se habían rebelado contra
él. En Berea, al contrario, los que conocían el Antiguo Testamento tenían
sentimientos más nobles y habían recibido “la palabra con toda solicitud”. No
era por credulidad, sino porque cada día comparaban lo que habían escuchado
con las Escrituras que poseían. Mediante el Antiguo Testamento, Pablo les
demostraba que Jesús era el Mesías prometido. En las Escrituras hallaban la
confirmación de lo que el apóstol les enseñaba.
Todavía hoy,
cuando se trata del mensaje cristiano, es necesario que los que lo exponen y
los que lo escuchan sigan este ejemplo. El siervo de Dios tiene la gran
responsabilidad de no dar una interpretación particular ni añadir sus ideas
personales a la enseñanza de la Palabra de Dios. Tiene que exponer la Palabra
tal como es, con convicción y referencias bíblicas.
En cuanto a los
oyentes, siempre deben asegurarse de que lo que oyen es conforme a la Biblia.
Ya al principio del cristianismo, los apóstoles hablaban de creyentes que
alteraban, falsificaban y torcían las Escrituras (2 Corintios 2:17; 4:2; 2
Pedro 3:16). Hoy, ante la abundancia de doctrinas difundidas por todos los
medios, es muy importante que nos esforcemos en conocer la Palabra de Dios y
lo que realmente nos enseña.
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Los Devocionales han sido tomados de la Buena
Semilla.
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