Año del favor de Dios
Verso para
Memorizar:
Que el favor del Señor nuestro Dios
esté sobre nosotros.
Confirma en nosotros la obra de
nuestras manos;
sí, confirma la obra de nuestras
manos.
Salmos 90:17
DIA 1
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?
¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta
veces siete.
Mateo 18:21-22
El perdón del rey y el siervo que no tenía misericordia
Algunas parábolas (3): Mateo 18:21-35
Resumen: Un rey hizo
cuentas con sus siervos. Uno de ellos le debía muchísimo dinero, tanto que
nunca podría pagarlo. Entonces rogó a su amo que tuviese paciencia y le
prometió que le pagaría todo. El bondadoso rey anuló su gran deuda. Pero tan
pronto estuvo libre de su deuda, ese siervo agredió a uno de sus consiervos
exigiéndole que le pagase la pequeña cantidad de dinero que le debía. Este
también le rogó que tuviese paciencia, pero el otro no lo escuchó... ¡El rey
se enteró del asunto y, muy enojado, entregó su siervo a la justicia!
Significado: El rey
representa a Dios, quien nos perdonó mucho, muchísimo más de lo que podríamos
imaginar. El primer siervo es un creyente que, a pesar de la bondad de Dios,
no aprecia su gracia. El segundo siervo es un creyente que se portó mal con
otro creyente, pero al que le pide perdón.
Aplicación: Dios nos
perdonó una deuda incalculable, dándonos su perdón; entonces, ¿qué son en
comparación las injusticias que a veces tenemos que sufrir? El perdón divino
que recibimos nos hace responsables de ser misericordiosos con los demás.
El Señor no nos
reprocha ninguno de nuestros pecados, pues ¡nos perdonó todo! Pero desea que
actuemos con bondad hacia nuestros hermanos creyentes y hacia todos los que
nos rodean. “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32).
|
DIA 2
El Señor... se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña.
Salmo 40:1-2
Sacado del pantano
El barro de un
pantano es una imagen del pecado en el que incluso un creyente puede caer. Al
principio, el camino que conduce al pecado parece sin peligro; es como si
caminásemos sobre un prado un poco esponjoso, agradable. Pero a medida que
avanzamos, la hierba va desapareciendo y cada vez hay más agua. De repente el
pie se hunde un poco, continuamos y nos hundimos más. Al final, a pesar de
todos los esfuerzos, no podemos salir. ¡Estamos atascados, y cada esfuerzo
para liberarnos agrava la situación! ¡Asustados, nos damos cuenta de que
estamos perdidos! Entonces empezamos a pedir ayuda desesperadamente. Pero,
¿habrá alguien que nos escuche?
¿Esta descripción
corresponde a su situación moral? ¡Entonces clame a Dios! ¡Solo él puede
liberarlo! Cuéntele simplemente su angustia, no trate de embellecer las
cosas. Reconozca las faltas que lo condujeron hasta allí, admita que no puede
arreglárselas solo y suplique a Dios que lo salve. Él lo perdonará, gracias
al amor de Jesús, quien murió en la cruz para salvar a los pecadores, y lo
liberará de las cadenas del pecado.
Entonces, gracias
a una relación nueva o reanudada con el Señor Jesús, basada en su amor y
mediante la fe, tendrá un punto de partida firme, un fundamento para la vida,
sólido como una roca.
“Qué roca hay fuera
de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, y quien despeja mi camino;
quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas”
(2 Samuel 22:32-34).
Tarea en familia: Escriban en
familia por lo menos tres motivos de oración y compartan este devocional en
familia.
|
DIA 3 Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para
que podáis soportar.
1 Corintios 10:13
Si aflige, también se compadece.
Lamentaciones 3:32
El gozo y la tristeza
El apóstol Pablo,
encarcelado en Roma debido a su fe, escribió la carta a los filipenses. Desde
su celda habló del profundo gozo que sentía en las situaciones más difíciles.
Invitó a los creyentes a regocijarse en el Señor siempre (Filipenses
4:4). Escritos por un preso que se hallaba en tales circunstancias, estos
consejos toman una importancia especial para el creyente de hoy.
No obstante, en
esta carta, el apóstol Pablo también menciona la enfermedad de su amigo
Epafrodito. Agradecido reconoce que Dios lo protegió: “Dios tuvo misericordia
de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese
tristeza sobre tristeza” (cap. 2:27).
Mencionar la
tristeza, en una epístola que habla tanto de gozo, ¿no es una contradicción?
¡No! Pablo estaba dispuesto a soportar sin desfallecer una prueba tras otra,
pues el Señor era su gozo.
El Señor nos
invita a gozarnos siempre en él, pero no por eso espera que seamos
insensibles al sufrimiento. Él conoce nuestra sensibilidad, nuestros límites,
y nunca los sobrepasa cuando permite sufrimientos en nuestras vidas.
Amigos
cristianos, confiemos siempre en la misericordia y en los cuidados de nuestro
Dios hacia nosotros y hacia los que nos rodean. Él sabe, pesa y mide todo con
sabiduría.
Comprobemos que
las dificultades nunca quitan la esperanza, la paz ni el gozo de un
cristiano.
|
DIA 4
Dios respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor
mira el corazón.
1 Samuel 16:7
¡Es tan pequeño que no cuenta!
A finales del
siglo 18, un creyente de una pequeña iglesia escocesa escribió: «Este año fue
muy triste. No hubo conversión y ninguna persona fue añadida a la iglesia.
Solo el pequeño Robert dijo que se había entregado a Dios. ¡Pero es tan
pequeño que no cuenta!». Sin embargo, ese «pequeño Robert», cuya conversión
parecía insignificante, era Robert Moffat, quien más tarde fue uno de los
primeros misioneros cristianos en ir a África del sur, donde trabajó hasta el
año 1870. Tradujo la Biblia a la lengua tswana.
A menudo estamos
listos para juzgar la importancia de las personas en función de su
apariencia. ¡Dios no actúa así! “No hay acepción de personas para con Dios”
(Romanos 2:11). Hacer distinciones entre las personas, juzgar su importancia
o estimar su valor según nuestros criterios, es un pecado (Santiago 2:9); es
desobedecer la voluntad de Dios, quien manda amar al prójimo como a sí mismo.
Cuando estuvo en la tierra, Jesús declaró: “Dejad a los niños venir a mí, y
no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os
digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él”
(Lucas 18:16-17). Lo que Jesús destaca de un niño es su fragilidad, su
simplicidad y su confianza. Volverse moralmente como un niño es la condición,
el pasaje obligatorio para acercarse a Dios.
|
DIA 5
(Jesús dijo:) Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
Lucas 6:27-28
No aborrecerás a tu hermano en tu corazón, razonarás con tu prójimo,
para que no participes de su pecado.
Levítico 19:17
El amor ante el odio
«El odio es el
primer enemigo del amor, y también el más visible. El odio endurece el
corazón. Se aferra a nuestro sufrimiento y a nuestro enojo de tal manera que
el otro es rechazado como inhumano. El odio desfigura nuestra mente. Nunca
caiga en la tentación de volverse amargo».
Martin Luther
King
«Si pudiésemos
leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos suficiente
tristeza y sufrimiento como para desarmar toda nuestra hostilidad».
H. W. Longfellow
Jesús nos pide
más que dejar simplemente nuestra hostilidad. Nos dice que amemos a nuestros
enemigos, que oremos por ellos, que los perdonemos. Pero, ¿dónde podemos
encontrar la fuerza para ello? Creyendo en Jesús. Todo hombre que ha nacido
de nuevo posee la vida divina y la capacidad de imitar a su modelo, Jesús. Él
no solo nos enseñó a amar a nuestros enemigos, sino que él mismo nos dio el
ejemplo perfecto, sobre todo en el momento en que, crucificado, oró por sus
verdugos.
Jesús no nos
invita a amar de manera pasiva, dejándonos maltratar sin decir nada.
Confrontar a nuestro prójimo puede formar parte del amor que le debemos.
Durante el juicio de Jesús, uno de los guardias le golpeó la cara; Jesús no
reaccionó con violencia, sino que puso al guardia ante su propia
responsabilidad: “Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien,
¿por qué me golpeas?” (Juan 18:23). Esta actitud probaba que Jesús lo amaba.
¡Hoy nos invita a tener un amor como el suyo!
Tomados de la Buena Semilla.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario