Los estudiantes escriben:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para
su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
Jesús le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? Juan 14:9
(El apóstol Pablo dijo:) Aun estimo todas las cosas como pérdida por
la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Filipenses 3:8
Ser cristiano
significa conocer a Jesús
Ser cristiano
significa conocer a Jesús, pero no como un personaje histórico, ni como un
filósofo o un pensador, sino conocerlo primeramente como mi Salvador y mi
Señor, y también como un amigo. La fe en Jesús nos hace vivir una verdadera
relación con él y sacia nuestra sed espiritual. Esto era lo que hacía decir
al apóstol Pablo: “Aun
estimo todas las cosas como pérdida
por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor... a fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos” (Filipenses 3:8, 10).
Mediante el
conocimiento de Jesús, escapamos del mal que está en el mundo (2 Pedro 2:20),
y somos enriquecidos con “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad” (2 Pedro 1:1).
Hay una relación
directa entre este conocimiento de Jesús y nuestra vida cotidiana. Las
prioridades del hombre sin Dios: intereses personales, motivos de orgullo, de
preocupación, pasan a un segundo plano, y Cristo toma el primer lugar. Toda
nuestra vida es iluminada por la presencia de Jesús y de su amor.
Este conocimiento
de Cristo, que es un conocimiento vivo, experimental, nos libera de nosotros
mismos y eleva nuestros pensamientos. Quizá nos lleve a sufrir por su nombre,
pero esto no tiene que sorprendernos, pues estamos en un mundo que lo rechaza
y lo desprecia. ¡Su conocimiento es la fuente de un gozo glorioso! (1 Pedro
1:8).
|
Día 2:
DESAFÍO DEL
AMOR DÍA - EL AMOR ES FIEL
Dios nos colma de
su favor aunque muchas veces no le prestamos atención. En ocasiones, hemos
actuado de manera vergonzosa y hemos considerado su amor como una intrusión,
como si nos impidiera obtener lo que de verdad queremos. Lo hemos rechazado
de muchas formas (aun luego de recibir su regalo de salvación eterna), y sin
embargo, sigue amándonos. Sigue siendo fiel.
No obstante, su
amor no evita que nos pida cuentas de nuestros malos tratos hacia Él. A
menudo, pagamos un precio más alto por nuestro rechazo del que nos damos
cuenta. Y sin embargo, elige responder con gracia y misericordia. "En Él
tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las
riquezas de su gracia" (Efesios 1:7). En Dios vemos el modelo de lo
que hace el amor rechazado: permanece fiel. Jesús nos llamó a esta
clase de amor en el pasaje conocido como el Sermón del Monte. Dijo:
"Amad a vuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; bendecid a
los que os maldicen; orad por los que os vituperan" (Lucas 6:27-28).
"Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los
pecadores aman a los que los aman. Si hacéis bien a los que os hacen bien,
¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo" (Lucas
6:32-33).
¿Qué haces cuando
alguien rechaza tu amor? ¿Qué haces cuando la persona a la que le entregaste
tu vida deja de aceptar el amor que eres llamado a dar?
TAREA – DESAFÍO: ¿Qué estarían dispuestos los miembros de la
familia ha hacer por aquellas personas a quienes entregan amor pero lo han
rechazado?
|
Día 3:
Tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y
grande en misericordia. Nehemías 9:17
En ti hay perdón, para que seas reverenciado. Salmo 130:4
El perdón de Dios
Perdón...
Pronunciada muchas veces para disculparnos, esta palabra corriente reviste en
ciertas ocasiones su verdadero sentido. Pedimos perdón a nuestro cónyuge, a
un amigo, a vecinos... Comprendemos que para ser perdonados, para liberarnos
del mal, debemos reconocer nuestras faltas. “El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”
(Proverbios 28:13). La parábola del fariseo y el publicano, en Lucas 18
muestra que Dios siempre perdona al que reconoce sus pecados: “El
publicano... no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador” (v. 13). Aquel hombre
“descendió a su casa justificado, antes que el otro” (v. 14).
Dios es amor y
perdona a todo el que se arrepiente. También es justicia y santidad. Su
perdón se aplica con justicia porque Jesús, su Hijo, expió en la cruz los
pecados de todos los que creen en él. ¡Jesús sufrió el juicio en nuestro
lugar! ¡Dios no se acordará más de nuestras iniquidades! (Hebreos 8:12).
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, (tanto) hizo alejar de nosotros
nuestras rebeliones” (Salmo 103:12).
¡Sí, en Dios hay
perdón! Vaya a él y formará parte de aquellos a quienes perdonó debido a la
obra de Cristo (Efesios 4:32). Pero no olvidemos el final del segundo versículo
citado en el encabezamiento: “para que seas reverenciado”. Ante el precio
pagado para expiar sus pecados, y la constatación de su debilidad, el
creyente permanece muy atento a su conducta y confía en Dios.
|
Día 4:
Comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado. Mateo 4:17
Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana. Isaías 1:18
Un cambio radical
En nuestra época
se habla mucho de cambios: climáticos, políticos, tecnológicos... Estos
cambios son externos a nuestra persona. Es fácil hablar de ellos sin que haya
grandes consecuencias. Al contrario, Dios nos invita a tener un cambio
interior. Este cambio se llama arrepentimiento y nos conduce a la vida
eterna.
El
arrepentimiento no es la penitencia, ni los remordimientos, tampoco es una
mejoría de nuestro comportamiento. Es un cambio radical que va a la raíz de
lo que somos y nos lleva a pensar y a actuar de forma completamente
diferente. ¡Significa dar la espalda al pecado para volverse a Dios!
Este cambio surge
de la fe en la Palabra de Dios. A menudo, al principio, va acompañado de
tristeza: el dolor por haber estropeado una parte de su vida, y a veces la de
otros, la tristeza por haber ofendido a Dios y despreciado su amor. ¡Pero el
arrepentimiento no se detiene ahí! Nos conduce a volvernos al Dios que
perdona, que nos concede su gracia. Incluso si pasamos por etapas dolorosas,
¡el verdadero arrepentimiento es vida y libertad! ¡Nos conduce a alejarnos
del mal e ir a Dios, y es la fuente de una felicidad y de una paz
incomparable!
El
arrepentimiento se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida cuando el
Espíritu Santo y la Palabra de Dios iluminan todos los rincones de nuestro
ser interior. Dios ama al pecador, por eso lo invita a arrepentirse. ¡Es la
única manera de recibir el perdón de sus pecados!
|
Día 5:
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus
pisadas. 1 Pedro 2:21
Sed imitadores de mí (dijo el apóstol Pablo), así como yo de Cristo.
1 Corintios 11:1
¿Quién es nuestro
modelo?
Al mirar un viejo
álbum de fotos, de repente mis pensamientos se trasladan a la única escuela
de mi pueblo. Me emociono al ver la cara de la maestra que tanto admiré. Su
bella escritura en la pizarra o en nuestros cuadernos, su voz firme y dulce a
la vez, su talento para contar y cautivar la atención de toda la clase...
¡Para mí, todo eso era un modelo imposible de imitar!
Si algunas
personas marcaron nuestra infancia y fueron ejemplos que nos gustaría seguir,
queridos creyentes, quiero recordarles que hoy tenemos un Modelo perfecto, en
quien podemos fijar nuestros ojos. Él es “el autor y consumador de la fe”
(Hebreos 12:2). Desea que andemos “como él anduvo” (1 Juan 2:6):
–Que nuestra
conducta esté llena de amor: “Andad en amor, como también Cristo nos amó, y
se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante” (Efesios 5:2).
–Que perdonemos a
nuestros hermanos: “perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo” (Efesios 4:32).
–Que pensemos en
su ejemplo perfecto de amor con respecto a nuestra vida conyugal: “Maridos,
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia” (Efesios 5:25).
–Que nos pongamos
al servicio de los demás (lea Juan 13:13-17).
Pero antes de ser
nuestro Modelo, Jesús debe ser nuestro Salvador. Antes de decirnos: “Venid a
mí”, Jesús nos dice: “Aprended de mí” (Mateo 11:28-29).
|
Día 6
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló
a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios. 1 Corintios 2:9-10
La revelación de
Dios
¿Quién de
nosotros no ha quedado fascinado ante el descubrimiento del universo que lo
rodea? Algunos recorren la tierra escrutándola, midiendo los océanos,
siguiendo el camino de los astros en el espacio... Otros examinan la
partícula de polvo y descubren un nuevo universo. Buscan en las plantas, en
los animales y en ellos mismos el misterioso secreto de la vida. A medida que
sus esfuerzos traspasan los límites del campo explorado, se asombran por los
nuevos horizontes que empiezan a entrever.
Si tratamos de
explorar el mundo donde vivimos, a pesar de los extraordinarios resultados
obtenidos hasta ahora, desconocemos el enigma de nuestra propia existencia.
¿Podemos descubrir sus secretos?
¡Necesitamos la
ayuda de Dios! El hombre solo puede tener la mirada de una criatura sobre el
mundo creado. Las intenciones y la manera como su Creador actúa se le
escapan, así como los orígenes del universo. Pero en el ámbito moral, ¡hay
una falla profunda en nuestros corazones y en nuestras conciencias! Muchos
suspiran por una tranquilidad que no encuentran en ningún lado.
Dios habló y
reveló precisamente aquello que es inaccesible al hombre. Toda la verdad que
es útil conocer se halla en la Biblia. Si la lee con fe, el creyente
encuentra en ella la respuesta a las preguntas que aterrorizan la mente
humana, esas preguntas que conciernen a la vida, la muerte, el pecado, el
juicio, la salvación, el más allá, y a Dios mismo.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario