Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás;
sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Mateo 7:7
Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para
su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
(Jesús oró a su Padre:) Yo te he glorificado en la tierra; he acabado
la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado
tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
Juan 17:4-5
La sinfonía inacabada
Muchos dicen que la octava sinfonía
de Franz Schubert fue su última obra. Según esta teoría, Schubert murió antes
de haberla terminado. En realidad, «la inacabada» data del año 1822, y Schubert,
quien murió en 1828, compuso muchas obras más, entre ellas la novena
sinfonía. Esta misteriosa sinfonía inacabada solo lo estaba en apariencia.
Cuando Jesús entregó su vida a los
33 años, sus discípulos probablemente tuvieron la impresión de que su obra
estaba inacabada. ¡Habían esperado tanto que estableciera el Reino de Dios en
la tierra! Sin embargo, en la cruz, antes de morir, Jesús dijo: “Consumado
es” (Juan 19:30). A los ojos de Dios, su obra estaba plenamente cumplida,
pues su muerte era necesaria para que todos los planes de amor de Dios se
cumpliesen. El obstáculo de nuestros pecados, que nos impedían acercarnos a
Dios, había sido quitado. En la cruz, Jesús llevó sobre sí la condenación que
nosotros merecíamos. Su muerte es el único medio para que podamos ser
reconciliados con Dios, perdonados y liberados.
Su resurrección puso fin a su obra
en la tierra. Su victoria sobre la muerte y su ascensión al cielo aseguran
una total y completa liberación a todos los que creen en él. Nosotros,
cristianos, retengamos el ejemplo del apóstol Pablo, quien decía: “De ninguna
cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe
mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús” (Hechos
20:24).
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Día
2.
DESAFÍO DEL AMOR DÍA -
EL AMOR PORCURA COMPRENDER.
Alegre es el que encuentra
sabiduría, el que adquiere entendimiento..
(Proverbios 3:13)
Nos gusta descubrir todo lo que podemos sobre las cosas que nos importan
de verdad. Si se trata de nuestro equipo de fútbol preferido, leeremos todo
artículo que nos ayude a saber cómo se desarrolla. Si se trata de cocina,
veremos los canales que revelan las mejores técnicas de parrilla o recetas de
postres. Si un tema nos resulta atractivo, prestaremos atención cada vez que
surja. Cuando realmente amamos a nuestra familia nos debe ocupar el
comprenderlos, pero a veces aun viviendo en casa hay cosas que no sabemos de
ellos. A menudo los problemas en casa se reducen a que no se comprenden unos a
otros y esto sucede porque en ocasiones no se conocen bien, no se escuchan unos
a otros, se toman decisiones arbitrarias, se juzga sin entender al otro, en fin
la idea del desafío semanal es generar en cada familia el diálogo que permita
que se conozcan más, que se escuchen y de esa manera poder COMPRENDER AL OTRO.
TAREA – DESAFÍO: Sigue orando por tu familia.
Escribe en tu cuaderno, la respuesta a estas preguntas. Debes
hacerlas por lo menos a dos miembros de tu familia, comparte también a ellos
las respuestas tuyas a estas preguntas:
¿Cuál es tu color favorito?
¿Cuál es tu comida favorita?
¿Qué te produce mal genio, o dolor?
¿Qué es lo que te hace feliz?
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Los cielos cuentan la gloria de Dios... No hay lenguaje, ni palabras,
ni es oída su voz.
Salmo 19:1-3
Mirad que no desechéis al que habla.
Hebreos 1:1-2; 12:25
Oídos para escuchar
Lucía, sentada en una silla con los
ojos cerrados y los auriculares puestos, se balanceaba lentamente. Simón
caminaba en la calle y estaba hermético a cualquier otro sonido, pues se
dejaba llevar por la música que escuchaba en su reproductor digital.
Muchas personas adoptan esta
actitud para no tener que escuchar lo que sucede a su alrededor, aquello que
nos enfada o nos molesta. Así podemos escuchar lo que nos agrada sin tener en
cuenta a los demás.
Pero esta actitud hace que nuestro
aislamiento aumente, que nuestra tendencia a encerrarnos en nosotros mismos
crezca, y favorece nuestro egoísmo. Cuando explicaba algo importante, Jesús
acostumbraba repetir: “El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:9). Hay
palabras que debemos saber escuchar, incluso si nos sorprenden.
Con mayor razón, escuchemos cuando
Dios nos habla. Lo hace de diferentes formas:
–Mediante el lenguaje de la
naturaleza, como nos lo recuerda el Salmo 19.
–Mediante el Evangelio: “Así que la
fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
–Mediante los acontecimientos o
circunstancias de nuestra vida personal. ¡Él tiene el control de cada
detalle!
–Dios también puede hablarnos
mediante sus siervos que pone en nuestro camino, y de miles de maneras
diferentes.
¡A nosotros nos corresponde prestar
atención y reconocer su voz!
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Día 4
(Pedro) tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:
¡Señor, sálvame! Al momento Jesús... asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca
fe! ¿Por qué dudaste?
Mateo 14:30-31
(Jesús) Reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el
viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo:... ¿Cómo no tenéis fe?
Marcos 4:39-40
¡Auméntanos la fe!
Algunas veces la actitud de los
discípulos entristeció a Jesús. En varias ocasiones les reprochó su falta de
fe. De hecho el Señor quería animarlos, a ellos como a nosotros, a esperar
todo de él. “Al que cree todo le es posible”, dijo Jesús (Marcos 9:23).
Cuando nuestra fe vacila, Satanás,
en cambio, trata de desanimarnos dirigiendo nuestras miradas hacia nosotros
mismos. Nos insinúa que nuestra fe es tan pequeña que no tenemos nada que
esperar del Señor. En realidad, el lamentarnos sobre nuestra pobre fe no
honra al Señor, y nuestros esfuerzos no servirán de nada.
El Señor afirmó que una fe “como un
grano de mostaza” podía mover montañas (Mateo 17:20). ¿Por qué? Porque la
eficacia de la fe viene del hecho de que se dirige a un Dios poderoso.
Conecte una lámpara, por pequeña que sea, a una toma eléctrica, ¡estará en
contacto con la electricidad y brillará!
Nuestra fe se dirige a un Dios
poderoso y lleno de gracia. ¿Dejó hundir a su discípulo Pedro porque le
faltaba fe? ¿Dejó sin ayuda al padre desesperado que suplicaba: “Ayuda mi
incredulidad”? (Marcos 9:24). ¿Esperó a que sus discípulos confiasen en él
para calmar la tempestad que los aterrorizaba? ¡No, él ama a los suyos!
Si sentimos nuestra falta de fe,
reconozcámoslo ante el Señor; desviemos nuestra mirada de nosotros mismos y
miremos a Jesús, contando con su gracia.
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Día 5
El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios
tendrá calamidad.
Proverbios 13:3
De la abundancia del corazón habla la boca.
Mateo 12:34
Aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, tú la sabes
toda.
Salmo 139:4
Hay alguien que nos escucha
Mediante las interceptaciones
telefónicas, según las decisiones de un juez, el presunto autor de un crimen
o de un grave delito puede ser escuchado y seguido por la policía. Este
avance técnico tiene como objetivo descubrir la verdad.
¿Sabe que hay alguien que escucha
continuamente nuestras conversaciones? En efecto, Dios sabe todo lo que
decimos. Conoce todos nuestros pensamientos, nuestras intenciones y acciones.
Jesús declaró a sus discípulos: “Nada hay encubierto, que no haya de
descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse... Todo lo que habéis dicho en
tinieblas, a la luz se oirá” (Lucas 12:2-3).
Es un pensamiento solemne,
impresionante, y que incluso podría ser desesperante para aquellos que
rechazan el Evangelio. Por nosotros mismos no podemos borrar ningún rastro de
nuestros pecados. Solo Dios puede hacerlo si vamos a él confesando nuestra
culpabilidad y aceptando a su Hijo Jesucristo como nuestro Salvador.
En algunos hogares cristianos se
puede ver un cuadro con esta inscripción: «Cristo es el Jefe de esta casa. Es
el Huésped invisible en cada comida, el Oyente silencioso de cada
conversación». ¡Así es! Dios escucha nuestras conversaciones e incluso
nuestros silenciosos suspiros. ¡Que este pensamiento nos anime a mantenernos
cerca de él y conscientes de Su presencia!
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Día 6
(Jesús dijo:) Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Juan 8:34
Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero.
1 Tesalonicenses 1:9
Libre y feliz Testimonio
«Después de una vida poco
brillante, mi mujer y yo tuvimos la oportunidad de comprar un bar
restaurante. Al principio todo iba más o menos bien, pero pronto caí en el
alcoholismo. En poco tiempo me sometí a tres tratamientos de desintoxicación,
pero siempre recaía. ¡Esto era horrible para mi familia y para mí! Un día
entré en coma, porque mi hígado no podía soportar más la dosis cotidiana de
alcohol que absorbía... Normalmente tendría que haberme muerto, pero salí del
hospital.
Un domingo por la mañana, una
cuñada cristiana me llamó y me dijo: –Hoy tienes que dar el paso. ¡Hoy! Me
invitó a una reunión cristiana. Por la tarde fui, y allí tuvo lugar el gran
cambio en mi vida. Una frase escrita en la pared me conmovió: “Nada hay
imposible para Dios”. Sin conocer nada del Evangelio, deposité toda mi
confianza en esta afirmación, aun sin saber que Jesucristo era quien la había
dicho (Lucas 1:37). El mismo día fui liberado totalmente del alcohol; desde
entonces no he vuelto a beber ni una sola gota. ¡Hoy soy un hombre feliz y
libre!».
Gérard
¡Innumerables personas han
depositado su esperanza en Jesucristo y nunca lo han lamentado! Él ha llegado
a ser su Salvador personal, los ha librado de la esclavitud del pecado y ha
dado un sentido a su vida. Cualquiera que sea nuestro pasado, Dios nos ama y
quiere salvarnos. Él dio a su Hijo para salvar a los pecadores.
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