Los estudiantes escriben:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para
su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si el
Señor es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.
1 Reyes 18:21
Pero yo y mi casa serviremos al Señor.
Josué 24:15
El verdadero Dios
Tal vez algunas
personas recuerden la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Sydney
en el año 2000. Entre todos los fragmentos musicales que fueron escogidos
para acompañar las diferentes secuencias de aquella ceremonia, nos llamó la
atención el Sanctus de Berlioz. ¡Qué magnífico, maravilloso! Los
comentaristas hablaban de la gloria del deporte, de los dioses del estadio...
¡y todo esto sucedía mientras una coral cantaba la santidad del Creador, pues
esta obra de Berlioz es un homenaje a Dios!
De esta forma se
confunden los valores humanistas y los valores espirituales, la gloria del
hombre y la majestad divina, las proezas técnicas y los esplendores de la
creación. ¿Podemos confundir los dioses de un estadio con el gran Dios del
cielo y de la tierra?
Hoy, como desde
hace siglos, el llamado de Dios se hace oír: ¿A quién quiere servir? ¡Tiene
que tomar una decisión! ¿Quiere seguir a los múltiples dioses: deporte,
dinero, gloria... que en realidad no son nada? ¿O más bien quiere seguir al
único y verdadero Dios? Todos esos falsos dioses, que están a su mismo nivel,
sometidos a las mismas exigencias que usted, ¿le responderán cuando usted
esté sumido en la tristeza o frente a la muerte? ¡Sabe muy bien que no!
El único que
puede responder a la oración es el gran Dios del cielo y de la tierra, el
Dios revelado en Jesucristo. ¡Vuélvase a él! Él es grande, santo, es amor.
¡Él es verdadera y eternamente Dios!
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Día 2:
DESAFÍO DEL AMOR DÍA - EL PODER DE DIOS EL AMOR.
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que
se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
1 Corintios 1:18
Aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios.
2 Corintios 13:4
¿Cómo “la palabra
de la cruz” puede ser “el poder de Dios”?
La muerte de
Jesús en la cruz no solo muestra la maldad de un grupo, de un pueblo o la de
Pilato, quien lo condenó a muerte. Es la manifestación de la maldad, del odio
y del orgullo del hombre en general, como también de toda la violencia y la
oscuridad de nuestro propio corazón. Pero en la cruz, ante todo ese odio, el
hombre puede escuchar las respuestas del amor divino: el Señor crucificado
oró por sus verdugos: “Padre, perdónalos...” (Lucas 23:34). Al ladrón que
estaba crucificado a su lado le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”
(Lucas 23:43).
Estas palabras de
Jesús son la señal de la fuerza de su amor derramado en la cruz por todos los
que las creen hoy. Jesucristo no descendió de la cruz como los jefes
religiosos le sugirieron para provocarle. Al contrario, permaneció colgado en
la cruz. Así su victoria sobre la muerte y sobre el diablo fue completa, y el
poder del amor divino pudo ser manifestado. La muerte del Hijo de Dios
clavado en la cruz es el medio divino para que la gracia sea derramada sobre
nosotros, seres pecadores por naturaleza.
En la cruz el
Dios creador, quien con este objetivo tomó forma de hombre, entregó su vida
para salvar a los pecadores y darles la vida eterna, si la aceptan.
Leamos y releamos los evangelios, imitemos la conducta perfecta de
Jesús. En el mensaje de amor que Dios dirige a todos mediante Jesucristo
“crucificado en debilidad”, pero resucitado en gloria, veremos el poder
divino.
TAREA – DESAFÍO: El desafío es que la familia haga una oración y
escribirla ratificando la entrega de
sus vidas a Jesucristo como muestra de aceptación a esa obra de poder en la
CRUZ.
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Día 3:
Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido,
sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran
extranjeros y peregrinos sobre la tierra... Dios no se avergüenza de llamarse
Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Hebreos 11:13, 16
En medio de las ruinas
Poco después de
la segunda guerra mundial, mi abuelo y un amigo suyo visitaban las ruinas de
la «City», en Londres. Al pasar por una calle devastada, notaron los
escombros de una casa en la que solo quedaban partes de una pared de la
planta baja y el marco de la puerta de entrada. Por encima de esta puerta, el
propietario había escrito este texto bíblico: “Si nuestra morada terrestre,
este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no
hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Corintios 5:1). ¿Qué había sucedido
a los habitantes de esta casa? ¿Habrían podido refugiarse a tiempo en otro
lugar, o habrían muerto bajo los escombros? Mi abuelo nunca lo supo, pero el
testimonio grabado encima de esta puerta muestra la fe de los dueños en las
promesas de Dios.
El tabernáculo (o
la tienda) del cual habla el apóstol es el cuerpo, el envoltorio del alma y
del espíritu. Cuando el creyente muere, su cuerpo vuelve al polvo, y su alma
es llevada por Jesús al paraíso, según la promesa que hizo al ladrón
arrepentido (Lucas 23:43). Allí, descansando junto a Jesús, espera el glorioso
día cuando se desplegará el poder de Jesús: resucitando a los muertos y
transformando a los vivos, les dará un cuerpo nuevo, glorioso, envoltorio
definitivo de su alma. Ya no será una frágil y perecedera tienda, sino un
edificio eterno. En esta nueva condición, todos los hombres salvos por la fe
en Jesucristo vivirán para siempre en la casa del Padre.
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Día 4:
No te hagas ningún mal... Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.
Hechos 16:28, 31
Él sana a los quebrantados de corazón.
Salmo 147:3
Una nueva belleza
En el año 1948,
el pintor Georges Rouault (1871-1958) destruyó más de 300 cuadros suyos. Ya
era célebre, y cada uno de estos cuadros tenía un gran valor. Pero a lo largo
de su carrera había buscado una expresión más refinada de la belleza, y ahora
no quería dejar tras sí nada que fuese mediocre. ¿Cómo no sorprendernos ante
esta decisión del artista, quien no dudó en destruir aquello que le había
costado tantos esfuerzos, tanto trabajo?
Nuestras vidas
pueden ser comparadas a un cuadro al cual cada día se le añade algo... Quizás
usted vea su vida como un dibujo estropeado, sucio, arruinado por el mal...
¿Incluso alguna vez pensó en acabar con ella?
Escuche esta
buena noticia: por estropeada y sucia que sea su vida, Jesús lo ama. Lo
rescató y dio su vida en la cruz por usted. A todo el que cree él le da una
vida nueva, eterna. Para ello basta con que se acerque humildemente a Cristo,
diciéndole: «Señor, ¡mira mis pecados, mi miseria! Tú, que me has creado,
¡mira cómo destruí mi vida! Pero vengo a ti porque moriste por mí. ¡Señor,
sálvame!». ¡Y Él lo hará!
Entonces su vida
será un nuevo cuadro, creado con los múltiples toques que la obra del
Espíritu Santo añadirá en usted día a día. Con la ayuda de la gracia de Dios,
vale la pena componer un nuevo cuadro, vivir una vida nueva, incluso bella a
Sus ojos.
“De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
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Día 5:
Dios es grande, pero no desestima a nadie.
Job 36:5
Bendecirá a los que temen al Señor, a pequeños y a grandes.
Salmo 115:13
Los pequeños con los grandes
En la sociedad
egoísta en la que vivimos, a menudo los grandes desprecian a los pequeños, y
los pequeños a veces tienen envidia de los grandes. ¡Pero Dios no desprecia a
nadie! Él abre a cada uno los tesoros de su amor. ¡Nadie es desechado! Su
deseo es salvar a todos los hombres. También quiere bendecir a todos los que
depositan su confianza en él.
Admiremos a Jesús
en su incansable abnegación. No rechaza a nadie, pues por bajo que haya caído
alguien en la decadencia física o moral, Jesús se acerca para curar, salvar y
liberar. Todos tienen acceso al Salvador: una mujer adúltera condenada por la
ley (Juan 8), personas desesperadas, ciegos, enfermos... Incluso uno de los
dos ladrones crucificados al lado de Jesús pudo escuchar al Señor decirle:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Reconozcamos el
amor de Dios en toda su dimensión; es para los pobres y los ricos, para los
grandes y los pequeños... Se despliega sobre todos los que lo reciben en su
vida, los que desean amarle y servirle. Dios bendecirá a estas personas.
Hombres notables como Nicodemo y el rico José de Arimatea se convirtieron en
sus discípulos (Mateo 27:57). Escogió a Saulo de Tarso, un erudito, para que
fuese el apóstol Pablo (Hechos 26:24), también a “hombres sin letras y del
vulgo” (Hechos 4:13), como Pedro y Juan.
Vivamos cerca de
Dios y aprenderemos a amar, como él, a pequeños y a grandes. Solo cuenta la
fe, porque tiene un inmenso precio (2 Pedro 1:1); lo demás (inteligencia,
educación, situación social) nunca debería influir en nuestros afectos.
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Día 6
Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien... ¡Miserable
de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
Romanos 7:18, 24
El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:10
Agotado para ser salvo
Sucedió a orillas
del lago Ontario en Canadá. Un grupo de jóvenes jugaba en el agua cuando de
repente uno de ellos, que se había alejado imprudentemente de la orilla,
sufrió un calambre. Jack, el profesor de natación y un amigo suyo, observaban
la escena sin intervenir, a pesar de los signos evidentes de gravedad. Su
amigo empezó a preocuparse y le dijo:
–¿No ves que ese
joven se está ahogando?
–Claro que lo
veo, y voy a rescatarlo. Jack, sin mucha prisa, se quitó su ropa y se echó al
lago en el momento en que el chico parecía extenuado. Rápidamente socorrió al
imprudente y lo llevó hasta la orilla.
Cuando estuvieron
solos, su amigo le reprochó el riesgo que había corrido. –Te equivocas. Si yo
hubiese ido antes a su encuentro, ese joven se hubiese agarrado a mí y probablemente
me hubiese hundido. Un hombre que se está ahogando solo puede ser salvado
eficazmente cuando está agotado y es incapaz de hacer el mínimo esfuerzo para
salvarse a sí mismo.
Así es como Dios
tiene que actuar a menudo. Espera que alguien no tenga más recursos y
comprenda que es incapaz de salvarse a sí mismo. Cuando nos damos cuenta de
que nuestro corazón es “engañoso... más que todas las cosas, y perverso”
(Jeremías 17:9), dejamos de luchar para mejorarlo; entonces Dios puede y
viene a ayudarnos. Él nos dice: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu
nuevo dentro de vosotros” (Ezequiel 36:26).
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