Devocional Sep 12 -18 de 2016 : El Secreto de Amar, Confiemos en el Señor, Una pequeñas Semilla, Cree solamente.
Los estudiantes escriben:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión
y 2. Aplicación para su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
Abraham... se fortaleció en fe,
dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para
hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada
por justicia.
Romanos 4:20-22
Perseverando en la Fe – Confiemos
en el Señor
Ya era de noche en el país de Canaán y Abraham estaba en su tienda.
¿En qué pensaba? Probablemente en la promesa que Dios le había hecho, que le
daría una numerosa descendencia. Pero los años pasaban... Tenía
aproximadamente ochenta años, y su esposa Sara también era mayor. ¿Acaso Dios
los había olvidado? No, pues él es fiel (1 Corintios 10:13). Se apareció al
patriarca en una visión y le dijo: “No temas”. Luego lo invitó a salir de la
tienda y le dijo: “Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las
puedes contar... Así será tu descendencia” (Génesis 15:1, 5).
Abraham creyó lo que Dios le dijo. Esta confianza en la fidelidad
divina fue la base de una relación preciosa con su Dios, puesto que “fue
llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23), y le fue dada paciencia para esperar
todavía mucho tiempo. Pero un día, a los cien años, tendría en sus brazos a
Isaac, el hijo prometido.
¡Qué palabras de ánimo para nosotros, creyentes que vivimos cuarenta
siglos más tarde! Las dificultades que hallamos en nuestro camino a veces nos
parecen incomprensibles, insuperables. Oramos y no obtenemos respuestas
positivas, pero en su fidelidad Dios está ahí. Su promesa permanece: “No te
desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Su reloj no siempre es el nuestro.
Dios es soberano y nos ama; actúa cuando quiere y siempre en el buen momento.
La obra de Dios es perfecta, recuerda Moisés al final de su larga
vida: “Él (Dios) es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos
son rectitud” (Deuteronomio 32:4).
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Día 2:
DESAFÍO DEL AMOR DÍA - EL SECRETO DEL DESAFIO DEL AMOR.
Amémonos unos a otros, porque
el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (1
Juan 4:7)
El secreto es el siguiente: Tu
corazón no puede fabricar el amor incondicional (o amor ágape, AMOR DE DIOS).
Es imposible. Excede tus capacidades. Excede todas nuestras capacidades.
Quizá hayas demostrado ternura y generosidad de alguna manera, y tal vez
hayas aprendido a ser más considerado. Sin embargo, amar a alguien en forma
desinteresada e incondicional es otra cosa. Entonces, ¿cómo puedes hacerlo?
Te guste o no, el amor ágape no es algo que puedes hacer. Solo Dios puede hacer de manera perfecta. Y
es gracias a su gran amor por ti (y a su amor por tu familia), que El elige
expresar ese amor a través de ti. Aun así, quizá no lo creas. Tal vez estés
convencido de que si te esfuerzas y te comprometes lo suficiente, puedes
obtener de tu corazón el amor incondicional, perdurable y sacrificial.
Quieres creer que está en ti. ¿Pero cuántas veces tu amor no ha podido evitar
que mientas, que codicies, que reacciones en forma exagerada, que pienses mal
de la persona a la que prometiste delante de Dios que amarías durante el
resto de tu vida? ¿Cuántas veces tu amor ha sido incapaz de controlar tu
enojo? ¿Cuántas veces te ha motivado a perdonar o ha traído un final pacífico
a una pelea? El secreto del desafío del Amor es amar a los demás de la manera
que Dios ama y solo se logra si estamos seguros que Dios está en nosotros.
TAREA – DESAFÍO: Mas que una tarea es una reflexión, y teniendo
el tema de hoy, en familia cada uno va pensar si su realción con los demás y
en especial con su familia se basa en el amor de Dios.Sigue orando por tu
familia.
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Día 3:
Como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
1 Pedro 1:15
Despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
Hebreos 12:1-2
Una pequeña semilla
Se cuenta que cuando los británicos llegaron a tierras australianas no
encontraron ni un solo cardo. Pero un escocés nostálgico (esta planta es el
emblema de Escocia) mandó traer de su país algunas semillas y las sembró en
su jardín. Cuando los cardos crecieron, el viento se llevó las nuevas
semillas. El tiempo se encargó del resto, y hoy todo el país está lleno de
cardos.
Asimismo, el más pequeño pecado también puede volverse devastador. No
hacerle caso, dejarlo subsistir en nuestro corazón, es permitir que se
multiplique. Pensemos en lo que puede germinar en nosotros tan rápidamente:
amargura, codicia, envidia, odio, impureza, incredulidad, orgullo, etc. No
debemos permitir que estas cosas echen raíces en nosotros y crezcan, pues
deterioran nuestra relación con Dios.
El Señor escudriña los corazones y revela su estado. Puede mostrarnos
esas pequeñas cosas que debemos identificar y luego arrancarlas de raíz antes
de que tomen proporciones gigantescas.
La Palabra de Dios, que el Señor compara a una semilla viva, nos ayuda
a arrancar y destruir todo lo que no es conforme a la santidad divina, si la
dejamos actuar con prioridad en nuestros corazones. Dios conoce el origen de
todos los males; él no combate los síntomas, sino que va directamente a la
raíz. Y la raíz de nuestros males se sitúa siempre en nuestro propio corazón.
¡Dejémonos purificar por la Palabra de Dios!
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Día 4:
Mientras él aún hablaba, vinieron
de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué
molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al
principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Marcos 5:35-36
Cree solamente
Estas breves palabras: “No temas, cree solamente”, están entre las
palabras más reconfortantes de Jesús para los que confían en Él.
¿El pensar en sus faltas, pasadas y actuales, surge en su mente y lo
desanima, lo deprime? ¡No tema! Crea solamente que Jesús murió para expiar
todos sus pecados.
¿Tiene miedo del futuro? ¿Teme perder su trabajo y el sustento de su
familia? No tema, crea solamente que Dios, a quien conoce como Padre, cuidará
de usted, pase lo que pase.
¿Está pasando por una prueba dolorosa? ¿Uno de sus familiares se ha
ido? ¿Sus proyectos más preciados no pueden realizarse? No tema, crea solamente
que el amor de Dios estará con usted en esta aflicción, y que el propósito
del Señor siempre es el bien de su alma.
¿Su hijo ha tomado un mal camino en el cual parece hundirse cada día
más? No tema, crea solamente que Dios tiene el poder para guardarlo. Confíe
en el Señor, quien quiere hacer volver la oveja perdida.
¿Le preocupa la idea de la muerte? No tema, crea solamente que
recibirá la gracia necesaria cuando llegue el momento de su partida. Crea que
el Señor Jesús, el buen Pastor, estará con usted en sus últimos momentos de
vida en la tierra. Lo llevará en sus brazos hasta el cielo, lugar de su
presencia. Experimente como David: “Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán
aliento” (Salmo 23:4). ¡Nadie podrá arrebatarle de Su mano! (Juan 10:28).
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Día 5
He aquí, vengo; en el rollo del
libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y
tu ley está en medio de mi corazón.
Salmo 40:7-8
La persona de Jesucristo
Las palabras del Salmo 40, citadas en el texto del encabezamiento,
solo tienen su verdadero sentido en boca de Jesucristo, el Hijo de Dios,
quien vino del cielo a la tierra para cumplir la voluntad de su Dios y Padre.
¿Qué quería decir con ello?
Cada instante de su vida estaba consagrado a Dios. Todas sus palabras,
todas sus acciones correspondían perfecta y totalmente a la voluntad de su
Padre.
Ni la oposición de los hombres, ni las tentaciones de Satanás pudieron
desviarlo de su camino de perfecta obediencia. Todas las fuerzas de Satanás
lo atacaron el día de la tentación. Ante el tribunal religioso, la hostilidad
despiadada de aquellos a quienes había servido con amor y misericordia cayó
sobre él. Por voluntad propia, y en total obediencia, fue hasta la cruz, pues
había dicho: “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?” (Juan
18:11).
Nunca había habido en la tierra un hombre así. Solo Dios Padre puede
apreciar realmente la grandeza de la abnegación de su Hijo. Y desde ahora
desea compartir con nosotros el valor infinito que tiene su Hijo.
Pensar en nuestra salvación es apreciar una parte solamente de la obra
y la persona de Jesucristo. Pensemos igualmente en toda la satisfacción que
el Padre halló en la perfección de su Hijo: en su vida, en su sacrificio y en
su muerte en la cruz.
“Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo” (1 Juan 1:3).
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Día 6
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace
que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?
Juan 14:9
(El apóstol Pablo dijo:) Aun estimo
todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor.
Filipenses 3:8
Ser cristiano significa conocer a
Jesús
Ser cristiano significa conocer a Jesús, pero no como un personaje
histórico, ni como un filósofo o un pensador, sino conocerlo primeramente
como mi Salvador y mi Señor, y también como un amigo. La fe en Jesús nos hace
vivir una verdadera relación con él y sacia nuestra sed espiritual. Esto era
lo que hacía decir al apóstol Pablo: “Aun estimo todas las cosas como pérdida
por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor... a fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos” (Filipenses 3:8, 10).
Mediante el conocimiento de Jesús, escapamos del mal que está en el
mundo (2 Pedro 2:20), y somos enriquecidos con “todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Pedro 1:1).
Hay una relación directa entre este conocimiento de Jesús y nuestra
vida cotidiana. Las prioridades del hombre sin Dios: intereses personales,
motivos de orgullo, de preocupación, pasan a un segundo plano, y Cristo toma
el primer lugar. Toda nuestra vida es iluminada por la presencia de Jesús y
de su amor.
Este conocimiento de Cristo, que es un conocimiento vivo, experimental,
nos libera de nosotros mismos y eleva nuestros pensamientos. Quizá nos lleve
a sufrir por su nombre, pero esto no tiene que sorprendernos, pues estamos en
un mundo que lo rechaza y lo desprecia. ¡Su conocimiento es la fuente de un
gozo glorioso! (1 Pedro 1:8).
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