Verso para Memorizar de mes:
“Estén alerta. Permanezcan firmes en la fe. Sean valientes. Sean fuertes.” 1Corintios 16:13
Los estudiantes escriben en su
cuaderno:
Título de Devocional, Cita Bíblica,
1. La reflexión y 2. Aplicación para su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA
SEMILLA
Día 1:
Señor... Tú eres grande, y hacedor
de maravillas; solo tú eres Dios... Te alabaré, oh Señor Dios mío, con todo
mi corazón. Salmo 86:9-12
Unos momentos de descanso
«¡Por fin unos momentos de descanso! Dios sabe cuánto esperé estos
momentos... Sentía que el trabajo se iba haciendo cada vez más duro... ¡Pero
al fin puedo descansar!
Señor, bendice estos momentos de descanso. ¡Mientras saboreo esta paz,
mientras relajo mi cuerpo y mi corazón, quiero hablarte, Señor! En pleno
trabajo, cuando me tomo el tiempo para orar, te pido y te ruego esto o
aquello, en función de las necesidades del momento.
Pero ahora me gustaría hablarte de otra manera, sin pedirte nada en
concreto, sino feliz ante ti. Sencillamente me gustaría decirte: ¡Poder,
alabanza, honor y gloria eterna te doy a ti, mi Dios, único dador de todos
los bienes!».
“Alabaré al Señor en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva”
(Salmo 146:2).
“Señor Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y
de magnificencia... ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas
ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios” (Salmo 104:1,
24).
En Marcos 6:31 el Señor Jesús dice a sus discípulos: “Venid vosotros
aparte... y descansad un poco”. Nosotros, que invocamos tan fácilmente la
necesidad de descansar, consideremos algunas de las condiciones en las cuales
los discípulos gustaron ese reposo: 1. Siguió a una actividad para
el Señor. 2. Solo se trató de un poco de descanso, pues la
tierra no puede ofrecer nada duradero (véase Miqueas 2:10). 3. Fue tomado “aparte” del
mundo, separado de las distracciones que este ofrece. 4. Lo disfrutaron junto
al Señor.
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Día 2 PADRES DEBEN FIRMAR EL
CUADERNO DEVOCIONAL
DESAFÍO DEL AMOR DÍA - EL AMOR
PELEA LIMPIO
El amor es sufrido, es
benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza
de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo
sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.1 Corintios 13
Los límites de pareja son reglas que
los dos acuerdan de antemano, reglas que se utilizan durante cualquier pelea
o altercado. Si se violan estas reglas, cualquiera de los dos tiene derecho a
hacerlas respetar, con delicadeza, pero de inmediato. Estas reglas podrían
incluir:
1. Nunca
mencionaremos el divorcio.
2. No
traeremos a colación temas del pasado y sin relación.
3. Nunca
pelearemos en público ni frente a nuestros hijos.
4. Nos
tomaremos un descanso si el conflicto alcanza un nivel peligroso.
5. Nunca
tocaremos al otro para hacerle daño.
6. Nunca
nos iremos a dormir enojados.
7. El
fracaso no es una opción. Pase lo que pase, lo resolveremos.
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Regocijaos en el Señor siempre.
Otra vez digo: ¡Regocijaos!
Filipenses
4:4
En quien (Jesucristo) creyendo,
aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso. 1 Pedro
1:8
¿Realmente siempre?
Ayer el sol brillaba y me sentía en plena forma. Estaba feliz y muy
dispuesto a vivir esta bella exhortación: “Regocijaos en el Señor siempre”.
Pero esta mañana me levanté con un fuerte dolor de cabeza. Llueve a
cántaros; fui a mi trabajo y tuve una pequeña y ridícula discusión con
alguien. No siento ni la más mínima alegría. Al contrario, mi ánimo está por
el piso. Pienso nuevamente en el pasaje que tanto me alegró ayer:
Regocijaos siempre... ¡Imposible
cuando se acumulan las dificultades!, me digo.
Regocijaos en el Señor. ¡Sí,
con tal que en general todo vaya más o menos bien!
Pero, ¿qué dice exactamente la Palabra? “Regocijaos en el Señor
siempre”. Las expresiones siempre y en el Señor se
complementan, son inseparables.
Para que un creyente pueda realmente regocijarse siempre, tiene que
ser en el Señor. Nosotros somos fluctuantes, pero el Señor no cambia. Todo
creyente encuentra una fuente de gozo duradero en Su gloriosa Persona, en lo
que Él es y en lo que hace, pues este gozo no depende del buen o mal tiempo,
ni de nuestros sentimientos o estados de ánimo. Las contrariedades de la vida
no pueden robarle su paz interior. Dios nos conoce y nunca nos pide algo
imposible. Si repite varias veces esta exhortación, escrita por el apóstol
Pablo desde el fondo de una cárcel romana, es porque nos da la clave de este
gozo: en el Señor.
¡Dirijamos nuestras miradas hacia él, si queremos gozarnos siempre!
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Día 4
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra. Salmo 121:2
Los que miraron a él fueron alumbrados. Salmo 34:5
¡Mírame!
Esta mañana mi
hijo se portó mal, y lo llamé para arreglar el problema entre él y yo. Se
acercó cabizbajo. –Jerónimo, ¡mírame, por favor!, le dije. El niño levantó la
cabeza, y nuestras miradas se cruzaron. Así establecí un contacto personal
con él. Jerónimo supo que estaba frente a su papá. Pudo leer en mi mirada que
lo amo y que me preocupo por él porque es mi hijo. También comprendió que lo
único que yo deseaba era perdonarlo, si él reconocía sus errores. Y gracias a
este contacto directo las cosas se arreglaron tranquilamente.
Al llegar la
noche, Jerónimo tenía un problema con un juguete. Muy alterado entró en mi
oficina con el juguete en la mano. Le daba vueltas y vueltas y trataba de
arreglarlo solo. Yo estaba ahí, esperando... Después de un rato lo animé,
diciéndole: –Jerónimo, mírame y explícame. El niño levantó la cabeza y
descubrió al fin que su papá estaba verdaderamente ahí. ¡Ahí estaba el que
podía ayudarle! Entonces me explicó cuál era el problema y rápidamente le
arreglé el juguete.
Cristianos,
cuando oramos, es esencial volver nuestra mirada hacia Dios. Nunca olvidemos
que nos dirigimos a un Padre que nos ama. Él está dispuesto a perdonarnos, si
le confesamos nuestros pecados. Él está listo para respondernos, si le
presentamos nuestras necesidades. ¡Y nuestras dificultades nunca son
demasiado grandes para él!
No oremos, pues,
con los ojos puestos en nosotros mismos; no nos dejemos dominar por nuestras
dificultades. Levantemos los ojos hacia nuestro Dios, hablémosle realmente, y
nuestras oraciones serán transformadas.
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Día 5
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor.
Hechos 9:1
(Saulo, convertido en el apóstol Pablo, dijo:) Palabra fiel y digna de
ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, de los cuales yo soy el primero. 1 Timoteo 1:15
El primero de los pecadores
Cuando lapidaban
a Esteban, el primer mártir cristiano, un joven llamado Saulo cuidaba la ropa
de los que lo apedreaban. Asistió de principio a fin a su ejecución. Y él
mismo emprendió la búsqueda y captura de los discípulos de Cristo con la
mayor crueldad (Hechos 9).
Sin embargo, Dios
amaba a este perseguidor e intervino de forma espectacular en su vida cuando
Saulo iba camino a Damasco para prender a los cristianos. Desde entonces este
hombre fue uno de los más fervientes predicadores de la fe en Jesucristo. Fue
uno de los apóstoles; escribió la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento.
En una de ellas se llama a sí mismo el “primero” de los pecadores, en otra
también declara: “El Hijo de Dios... me amó y se entregó a sí mismo por mí”
(Gálatas 2:20).
Lo que Dios hizo
hace dos mil años por este hombre violento y asesino, también quiere hacerlo
hoy. ¡Para él no hay ningún caso perdido! Sea quien sea usted, y sean cuales
sean sus hechos pasados, Jesucristo lo ama y quiere perdonar sus pecados.
Desea liberarlo de ese peso que agobia su conciencia, y darle una nueva razón
de vivir. La justicia de los hombres quizá lo haya condenado, pero la de Dios
quiere perdonarlo. No tema confesarle todos sus pecados, pues él ya los
conoce y solo espera su confesión para perdonarle.
“Si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren
rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
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Día 6
¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Juan 7:46
Con muchas parábolas... (Jesús) les hablaba la palabra, conforme a lo
que podían oír. Marcos 4:33
Tener la palabra apropiada
¿Ha tratado de
hacer que un amigo que tiene una fuerte migraña admire una puesta de sol? ¿O
ha intentado leer un poema a alguien que tiene un terrible dolor de muela?
La puesta de sol
es maravillosa, el poema también, pero probablemente su amigo no pueda
apreciarlo, ¡pues está sufriendo demasiado! Cuando la migraña o el dolor de
muela hayan pasado, será igual de sensible que usted.
Cristianos, ¡esta
es una lección muy importante para nosotros! Cuando vemos sufrir a un amigo,
tratamos de animarlo recordándole lo que nuestro Dios es. Algunas veces
nuestras palabras parecen no producir ningún efecto. ¡El dolor de nuestro
amigo es tan grande que en ese momento es incapaz de prestar atención a lo
que le estamos diciendo! ¡Lo que más necesita es toda nuestra atención y
simpatía!
Job también tuvo
este tipo de experiencia: los discursos de sus amigos en realidad no hicieron
más que aumentar su sufrimiento, y esto aún más por cuanto lo acusaban sin
razón. En su tristeza, pronunció palabras de amarga desesperación. Pero al
final Dios reprochó a sus amigos, y no a Job, sus palabras: “No habéis
hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job” (Job 42:8).
En cambio Jesús
siempre habló de una manera perfectamente adaptada a aquellos con quienes se
encontraba. ¡Nunca pronunció una palabra de más! Todos experimentaron su
verdadera simpatía. Imitemos su ejemplo, y pidámosle que nos conceda la
sabiduría y la comprensión necesarias para ayudar verdaderamente a un amigo
que esté sufriendo.
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