Verso para Memorizar de mes:
Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue
buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Mateo
7:7
Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para
su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
(Dios) nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que
fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto
de su voluntad. Efesios 1:4-5
Tengo valor para Dios
Si usted está
respirando en este preciso minuto es porque Dios lo ha querido así.
Probablemente sus padres desearon que naciese, pero quizá no...
Sin embargo, para
Dios, el nacimiento de un niño no es un accidente. Los planes divinos están
por encima de las limitaciones y de los errores humanos. Dios nunca actúa por
casualidad. Cada vida es preciosa para él, incluso si el hombre cayó en el
mal. Dios es sensible a cada injusticia que se comete contra cada una de sus
criaturas, pequeña, pobre o prisionera (Lamentaciones de Jeremías 3:34-36;
Proverbios 17:5).
Cuando un hombre
llega al conocimiento de Dios mediante Jesucristo, tiene derecho de ser “hijo
de Dios”, porque Dios le ha dado la vida, la vida eterna (“es nacido de Dios”
(1 Juan 5:1), y también porque Dios lo adoptó (Efesios 1:5). Pero aún más:
los creyentes son “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos
8:17). Este título de “hijo de Dios” es una dignidad extraordinaria para una
criatura.
¡Todo esto nos
llena de admiración! ¡Dios pensaba en cada uno de nosotros cuando creó el
mundo, e incluso antes! (Efesios 1:4). Y sabía a qué precio tenía que redimir
a sus criaturas que se volvieron rebeldes, para hacer de ellas sus hijos. Los
rescató “con la sangre preciosa de Cristo” (1 Pedro 1:19). Nuestra existencia
tiene un sentido profundo y único, por lo tanto, cada día debemos
comportarnos en función de lo que somos: hijos de Dios. ¡Permanezcamos junto
a Jesús, quien nos salvó, para amarlo y tratar de hacer lo que le agrada!
|
Día 2.
DESAFÍO DEL AMOR DÍA - CUANDO AMAS ORAS, INTERCEDES.
Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue
buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Mateo
7:7
y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración
del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5:16
No puedes cambiar a nadie. No importa
cuánto lo desees, no puedes hacer el papel de Dios y llegar al corazón de un
ser querido para transformarlo en lo que quieres que sea. Sin embargo, muchas
veces pasamos gran parte de nuestro tiempo intentando cambiarlos.
Tu si puedes cambiar, mejorar y ser
la persona que Dios quiere. La idea que de esta semana es poder ORAR por las
personas de nuestra familia, si podemos ORAR
constantemente, sin desmayar, aun cuando pedimos y no pasa nada… ANIMO
NO desmayes de orar. DIOS PUEDE CAMBIAR LOS CORAZONES, PUEDE HACER CAMBIOS EN
LAS PERSONAS.
TAREA – DESAFIO: Tu compromiso es orar por
cada miembro de tu familia: ¿Qué Quieres que Dios haga en los miembros de tu
familia? Escribe por lo menos tres áreas en las que quieres que Dios obre.
|
El Dios de todo saber es el Señor, y a él toca el pesar las acciones. 1 Samuel 2:3
Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. Daniel 5:27
El gran Juez
Desde los tiempos
más remotos se han fabricado balanzas y se han usado pesas. Al principio, las
balanzas servían para pesar pequeños fragmentos de materias preciosas como el
oro; luego su utilización se extendió a las diferentes transacciones
comerciales. Para asegurar la honestidad de las ventas, fue necesario vigilar
la fiabilidad de esos instrumentos como la exactitud de las pesas. Así, desde
la antigüedad, los funcionarios verificaban la precisión de las balanzas de
los comerciantes por medio de unos patrones de medida que aparecieron incluso
antes de las monedas. Debido a esta preocupación por la exactitud de los
pesos y las medidas, la balanza pasó a ser el emblema de la justicia de los
tribunales.
Los jueces deben
medir sin parcialidad las acciones de los individuos sospechosos de haber
cometido un delito, pero están limitados en el conocimiento de los hechos,
por lo tanto pueden equivocarse en la decisión que toman.
Sin embargo,
existe un Juez que lo conoce todo; no solo nuestras acciones, sino también
nuestros pensamientos (Salmo 139:2). Mide todo lo que hacemos, es decir,
considera los motivos y pesa lo que somos con sus propios patrones de medida.
El hombre tiene sus criterios de juicio: estatus social, capacidades, dinero,
etc. Pero esto no tiene ningún peso ante el Juez divino. Solo aquel que haya
aceptado a Jesucristo como Salvador personal corresponderá al criterio para
entrar en el cielo. En lo que concierne al que es salvo, Dios atribuye valor
a las buenas obras que hace para el Señor, aquellas en las que los creyentes
somos invitados a ocuparnos (Tito 3:8).
|
No fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a
los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los
gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras
dignas de arrepentimiento. Hechos 26:19-20
El llamado y la respuesta
Algunas personas
sintieron una vocación desde la infancia: ser médico, artista, explorador...
Siempre los admiramos un poco, pues esta vocación orientó sus vidas y
estimuló sus energías.
Pero la Biblia no
habla de vocación en este sentido, sino del llamado que viene de Dios para
que demos media vuelta y vayamos a Él. Más fuerte que una vocación, él
orienta la vida y la eleva hacia algo mucho mejor. Dios se revela al hombre y
lo llama a apartarse del camino sin salida que él mismo ha elegido, a fin de
que se vuelva a Dios. Él nos muestra cuál es el único camino que nos lleva a
la vida eterna. Su llamado es soberano, conforme a su amor, especial para
cada uno de nosotros. Abre caminos sorprendentes, inesperados, en la vida de
los que confían en él.
Hoy Dios quizá no
nos llama de una forma espectacular, como lo hizo con algunas personas de la
Biblia, pero lo hace mediante acontecimientos de nuestra vida, y por la reflexión
que estos nos sugieren.
Lo hace sobre
todo mediante la Biblia, que posee una gran fuerza de interpelación. Si la
leemos con fe, con oración y con un gran deseo de verdad, la Biblia nos
obliga a reflexionar sobre nuestra vida; nos abre el camino de una vida nueva
que se basa en la confianza en Dios. Por lo tanto, recibir en nuestro corazón
la Palabra de Dios es escuchar a su Autor, es abrir nuestro corazón a Aquel
que nos ama y que dio la prueba de ello.
|
(Jesús dijo:) Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
Zaqueo... hoy es necesario que pose yo en tu casa. Lucas 19:5
La soledad
En el año 2011,
la soledad fue declarada gran problema nacional en Francia. Un político habló
de ella como «enfermedad a menudo secreta que escapa a nuestras distraídas
miradas, enfermedad silenciosa, cubierta por el ruido de nuestra vida
contemporánea». La soledad afecta a las personas mayores, pero también a
muchos ciudadanos de todas las edades.
Si usted está
pasando por ese sufrimiento, ¿sabe que puede hablar a Jesucristo a cualquier
hora del día y de la noche, todos los días de la semana, con la seguridad de
que lo escucha? Puede decirle todo lo que le preocupa. Jesús mismo pasó por
una gran soledad cuando estuvo aquí en la tierra: en el huerto de Getsemaní,
cuando sus discípulos se durmieron en lugar de velar con él; en el momento de
su arresto, cuando lo dejaron solo; en la cruz, cuando expiaba los pecados de
los hombres y fue abandonado por Dios. ¡Qué soledad!
Si se siente
desesperadamente solo, puede invitar a Jesús a quedarse con usted. Es el
Hombre que está más cerca del hombre, pero también es el Hijo de Dios; y si
le confiesa sus pecados, experimentará su perdón y una nueva vida. El
sentimiento de una presencia divina echará fuera el sentimiento de soledad, y
en toda circunstancia podrá sentir esta presencia, como aquel rescatado del
seísmo de Haití en 2010. Sepultado en un hueco durante 17 horas antes de ser
rescatado, declaró: «Fui testigo de la presencia real de Dios a mi lado. La
sentí, la palpé, bajo toneladas de hormigón, en lo más profundo de la nada».
|
Día 6
Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en
hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada
lado, y Jesús en medio. Juan 19:17-18
La cruz de Jesucristo
¿Puedo aceptar
aquello que no logro comprender? Sí, si alguien en quien tengo plena
confianza me lo afirma. Y la fe es precisamente creer lo que Dios dice, sin
basarse en la primera apariencia que puedan tener algunas situaciones,
incluso si mi inteligencia o mi razonamiento tiene dificultad para aceptarlo.
El acto de fe que
Dios nos pide es creer en el valor de la cruz. Así que, dejando de lado
nuestros razonamientos, aceptemos simplemente el mensaje de la cruz sin
tratar de explicarlo. La Biblia declara que “la palabra de la cruz es locura
a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder
de Dios” (1 Corintios 1:18). ¿Por qué? Porque la cruz proclama efectivamente
el poder de Dios allí donde la sabiduría humana solo percibe impotencia y
fracaso. Locura porque anuncia que Dios se manifiesta a los hombres cuando
ellos no quisieron verlo. ¡La predicación de la cruz proclama lo contrario de
lo que el hombre concibe y comprende de Dios!
La cruz presenta
toda la apariencia de una derrota, y sin embargo es la mayor de las
victorias. Una apariencia de derrota porque Jesucristo murió efectivamente en
la cruz, pero es la mayor victoria, porque la muerte no pudo retenerlo. Jesús
venció a la muerte, Jesús resucitó. La cruz de Jesús es la manifestación del
poder y del amor de Dios, es el corazón del Evangelio. La seguridad del
creyente está basada en la muerte de Cristo en la cruz.
“Agradó al
Padre... por medio de él (Jesucristo) reconciliar consigo todas las cosas...
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:19-20).
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario