Devociona 23 Junio 27 Julio 2 Viendo el Futuro.

Verso para Memorizar de mes:
Juan 11:40

Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Titulo de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para su vida. (Personal)
Día 1:
Prepárate para venir al encuentro de tu Dios. Amós 4:12
Como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corintios 5:20

Tiene cita...
«Mamá, ¿podrías pedirme una cita con el dentista? La quiero el miércoles por la tarde o el sábado en la mañana». Enseguida hice lo que mi hijo me pidió. Pero al día siguiente me dijo que más bien le pidiera la cita una semana más tarde, porque había cambiado de planes...
En la vida todos pedimos citas. Anotamos los días y las horas, desplazamos o anulamos si es necesario. Con algunas semanas o meses por adelantado, las páginas de la agenda se van llenando, y esto parece durar indefinidamente. Pero llegará un día a partir del cual permanecerán blancas, el día de la última cita de nuestra existencia terrenal. Dios ya fijó la fecha, ¡y no hay número o dirección de correo electrónico para anularla! Ese día, el cuerpo de cada persona volverá al polvo, y su alma a Dios, quien la creó (Eclesiastés 12:7).
¿Ha pensado usted en esa cita de su alma con Dios? Es preciso pensar en ello desde hoy, pues de esto depende su futuro eterno. Si comparece ante Dios sin haber solucionado la cuestión de sus pecados, ya no habrá marcha atrás, pues Dios es santo y no puede recibirle en ese estado. El que durante su vida en la tierra no se arrepiente de sus pecados, pasará la eternidad lejos de Dios, en los tormentos eternos.
Pero si usted depositó su confianza en Jesucristo y aceptó en su corazón su sacrificio, sus pecados son perdonados. A partir de ese momento está reconciliado con Dios y el cielo le es abierto.
¡No espere que sea demasiado tarde para prepararse para encontrar a Dios!


Día 2.  Tarea en Familia: LOS PADRES DEBEN FIRMAR EL CUADERNO DEVOCIONAL
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11
En la casa del Señor moraré por largos días. Salmo 23:6

¿Cómo ve su futuro?
Durante un período de depresión de su paciente, cada día el psiquiatra le hacía esta misma pregunta escrutadora y punzante. Sin duda el médico deseaba conocer la evolución del estado del enfermo y adaptar el tratamiento en función de su estado.
Si alguien nos pregunta cómo vemos nuestro futuro, ¿cuál será nuestra respuesta? ¿Vamos a responder en función de nuestra situación material del momento en que vivimos? O en cambio, con confianza, diremos como David: “El Señor es mi pastor; nada me faltará” (Salmo 23:1). David había soportado la injusticia, la soledad, el duelo y muchas circunstancias duras a lo largo de su vida, pero también había experimentado el socorro divino. Dios nunca lo había abandonado.
Podemos responder solo para esta vida terrenal, o con la serenidad del apóstol Pablo al final de su vida: “El tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo” (2 Timoteo 4:6-8).
El futuro del creyente es seguro, pues Jesús, quien resucitó y está en el cielo, es el garante. Desde hace siglos los creyentes pudieron decir, incluso en medio de inmensos sufrimientos: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo... En mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26). Jesús dijo al malhechor arrepentido que estaba crucificado a su lado: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).
Este pobre clamó, y le oyó el Señor, y lo libró de todas sus angustias.
Salmo 34:6
(Jesús dijo:) La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
Juan 14:27
¡Oh, Dios! ¿Dónde puedo encontrarte?
Testimonio
«¡Oh, Dios! Creo que existes, pero, ¿dónde puedo encontrarte? Odio la religión, pero quiero encontrarte. ¡Haz que me encuentre con personas que te conozcan!».
Algún tiempo después de esta oración, recibí una invitación a una reunión cristiana. Estaba interesada, pero dudaba en ir, pues tenía miedo de encontrarme en un callejón sin salida. Sin embargo, al final fui. Un hombre se levantó y leyó unos pasajes del evangelio. No tenía nada extraordinario y hablaba pausadamente, pero su mensaje me habló directamente al corazón. ¡Era tan claro! Comprendí que era la respuesta de Dios a mi oración.
Volví regularmente a esas reuniones. Allí me sentía bien, como si estuviese protegida. No había ninguna presión, sino más bien como una puerta abierta hacia una esperanza presente, accesible. Simplemente se leía la Biblia; ella hablaba de nuestros corazones, mentirosos, arrogantes, celosos, llenos de odio e incapaces de perdonar. ¡Y precisamente así era el mío! Empezaba a comprender que únicamente Dios, manifestado en Jesucristo, podía producir el bien, y que solo la muerte de Jesús en la cruz podía perdonar el mal que había en mi corazón.
Los días siguientes leí mucho la Biblia. La Palabra de Dios penetraba en mí y me hacía entrever una nueva vida.
Una noche me encontré con dos amigos para orar. Aunque lloré mucho, ¡la paz que tanto buscaba estaba realmente ahí! Esto sucedió hace más de 22 años, y esta paz interior nunca me ha dejado.
Monique
Mas yo al Señor miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá. Miqueas 7:7
Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12
Pero yo... ¿y tú?
A veces hablamos de naciones cristianas o familias cristianas, pero en realidad la fe es individual. Quizás haya vivido en cierto entorno, en una familia en la que recibí una educación cristiana, en la que vi un ejemplo de lo que el Evangelio produce en la vida de aquel que lo acepta, ¡pero esto no hace que yo sea un cristiano!
En la primera parte de la Biblia, Israel es presentado como un pueblo reconocido por Dios. Todos los que lo componían disfrutaban de las ventajas ligadas a esta condición. Pero en este pueblo, unos tenían fe y otros no; unos buscaban a Dios, los otros no. Lo mismo sucede hoy en día: es una terrible ilusión considerar como hijos de Dios a todos los que, exteriormente, forman parte de la cristiandad porque fueron bautizados. La Palabra de Dios dice que solo a los que recibieron a Cristo en su vida, “les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
Hay un momento en el que debo decir: «Pero yo...». Independientemente del entorno en que viva, que la gente sea indiferente al cristianismo, opuesta o creyente, debo presentarme ante Dios, recibir su mensaje y creer personalmente. Luego tengo que avanzar... pero no «con las piernas de los demás», dejándome llevar por la corriente o la tradición, sino con una fe personal. La fe de mis padres o de mis amigos no puede reemplazar la mía. “Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12). Y Jesucristo nos dice a cada uno: “Sígueme tú” (Juan 21:22).
Jesús... preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Mateo 16:13
Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mateo 16:15-16

¿Quién dice usted que soy yo?
Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos, y cada uno de nosotros debe hacérsela a sí mismo: ¿Quién es Jesús?
Para encontrar la respuesta, leamos los evangelios. En ellos veremos que Jesús es un hombre, que tuvo hambre y sed, que sintió cansancio... Lloró, pero también se gozó.
Descubrimos que Jesús es único y se revela como más que un hombre. Declaró ser el camino que conduce hacia Dios. No un camino, sino elcamino (Juan 14:6). Dijo que él da la vida eterna (Juan 10:28). Afirmó que tiene poder para perdonar los pecados (Marcos 2:7, 10). Anunció que sería el Juez de toda la humanidad (Juan 5:22), y que en los postreros tiempos resucitaría a todos los hombres, sea para la vida o para el juicio. También dijo que daría su vida para salvar a muchas personas.
¿Quién es entonces? No es simplemente un hombre que se acerca a nosotros, ni siquiera la persona más importante que jamás haya existido. Tampoco es simplemente un sabio extraordinario, ni un maravilloso médico. ¡Jesús es Dios! Vino a nosotros como un hombre, pero con la autoridad de una persona divina. Él es el Mesías, el Enviado de Dios.
Aceptando este hecho, creyendo que Jesús es el Hijo de Dios y que murió en nuestro lugar, recibimos la vida eterna. ¿Lo cree usted? ¡Él también quiere ser su Salvador!
Día 6
(Un leproso) viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Lucas 5:12-13

Nada puede detener el amor de Jesús

¡Qué acontecimiento en la vida de este leproso! Esta enfermedad incurable y contagiosa lo conducía a una muerte segura y lo condenaba a un total aislamiento. Incluso el simple contacto con un leproso estaba prohibido por la ley de Moisés (Levítico 13). Pero sin duda este hombre había oído hablar de los milagros que Jesús había hecho, y sabía que también podía curarlo. Se echó a sus pies, pero no se atrevía a pensar que Jesús quisiese curarlo. Entonces Jesús le dio esta magnífica respuesta: “Quiero; sé limpio”. Y tocó al hombre, quien al instante quedó sano.
La lepra simboliza el pecado. Todo ser humano es pecador, y esto se manifiesta a través de sus actos, sus palabras, sus pensamientos. Este mal no tiene solución (Jeremías 17:9), pero Jesús intervino. Él, quien es absolutamente santo, aceptó venir a este mundo y compartir con los hombres las consecuencias del pecado. Hizo mucho más que sanar a los enfermos. Mostró su amor al dar su vida por los pecadores, mostró su poder al salir triunfante de la tumba. Ahora puede y quiere salvar a todos los que acuden a él.
Sea cual sea su estado, sepa que Jesús lo ama, que quiere perdonarlo y darle la vida eterna. “Dios nuestro Salvador... quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4). Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). ¡Hoy esta invitación es para usted!




Devocional 22 Junio 20 - 25 2016 LAS PROMESAS DE DIOS

Verso para Memorizar de mes:
Juan 11:40

Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Titulo de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para su vida. (Personal)
Día 1:



Día 2.  Tarea en Familia: LOS PADRES DEBEN FIRMAR EL CUADERNO DEVOCIONAL
Dios no es hombre, para que mienta. Números 23:19
Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. Romanos 4:21

Las promesas de Dios
Todo el que lee la Biblia atentamente dirá que su mensaje es vivo y completo, porque su autor es Dios mismo. Él nos interroga, nos muestra nuestras verdaderas necesidades, y nos hace promesas que las satisfacen. Estos son algunos ejemplos:
–El perdón: “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones... y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).
–La vida eterna: “Y yo les doy vida eterna”, dijo Jesús (Juan 10:28). “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
–Una seguridad: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).
–Una relación con Dios: “Mas a todos los que le recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
–La paz del corazón: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
–La apacible espera de un futuro feliz: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

El desafío de la semana:
Escribe en tu Cuaderno por lo menos dos promesas de Dios para ti y comparte con tu familia.
Día 3 
Os rogamos, hermanos... que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos.
1 Tesalonicenses 4:10-11
Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él (Jesús) se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.  Marcos 1:30-31

Estrés
Esta palabra está de moda. El hombre moderno, por lo menos en las ciudades, vive estresado de la mañana a la noche. Llamados a vivir en un mundo ruidoso y agitado, en medio de las actividades febriles de esta época en que la técnica y las finanzas son reinas, corremos el riesgo de vernos atrapados en el engranaje de una existencia bajo alta presión, gastando nuestra energía en correr de un lado a otro, para terminar perdiendo el sentido del valor de las bendiciones eternas.
Amigos agobiados por las preocupaciones, prueben el remedio que Jesús proponía a sus discípulos estresados. Permanezcan tranquilos, aunque solo sea un momento, para buscar la compañía del Señor, en la cual su espíritu podrá recobrar fuerzas; esto, a menudo, con gran provecho también para su cuerpo. Reserven, regularmente si es posible, un tiempo apacible para la oración y la lectura de la Palabra de Dios.
“Bueno es el Señor a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor” (Lamentaciones de Jeremías 3:25-26). Experimentemos la realidad de esta promesa y pidamos a Dios la serenidad, hecha de confianza, humildad y paciencia, poniendo en Sus manos los problemas que nos agitan y nos superan.
Jesús dijo: “Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Lucas 12:34).
Día 4 
¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Marcos 8:36
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo... El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1 Juan 2:15, 17
El desafío del creyente
El mundo, la sociedad organizada en la cual vivimos, ejerce una presión tan grande y quiere ofrecernos tanto, que corremos el riesgo de pasar nuestra vida corriendo tras las vanidades. Dinero, bienes materiales, ocio, popularidad y cultura no pueden ser el objetivo principal de nuestra vida, pues esos supuestos valores son efímeros.
Seamos conscientes, detengámonos un momento para hacer un balance y hagámonos las verdaderas preguntas: ¿Qué estoy buscando? ¿Cuál es mi proyecto de vida?
Recordemos lo que Cristo dijo: “Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21). Lo que amamos, nuestro “tesoro”, nos ata y nos transforma. Si amamos el mundo y sus placeres, quizá todo vaya bien durante algún tiempo. Pero nuestra sed de felicidad no estará verdaderamente satisfecha, y perderemos nuestra vida. Respondamos más bien a la invitación de Dios, vayamos a Jesucristo, quien nos dará una paz, un gozo y una esperanza que traspasan todo, incluso la muerte.
El desafío para nosotros, cristianos, es vivir en el mundo sin dejar que el mundo viva en nosotros. Si buscamos primero el reino de Dios, es decir, la presencia del Señor en toda circunstancia, podremos vivir felices, sin estar ligados por los valores y las prioridades del mundo. Así, nuestra vida en este mundo será realmente benéfica para nosotros y para nuestro entorno, y honrará al Señor.
Día 5
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Mateo 5:8
Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz... Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo... porque todas estas son cosas que aborrezco, dice el Señor.  Zacarías 8:16-17
Una vida pura
Los ritos y prescripciones del Antiguo Testamento indicaban al pueblo de Israel lo que debían hacer para presentarse ante Dios. Permitían tomar conciencia de la santidad de Dios, pero corrían el gran peligro de derivar en una práctica exterior sin que el corazón fuese alcanzado. Los creyentes del Antiguo Testamento habían comprendido que se necesita más que ritos para acercarse verdaderamente a Dios. Hay que recibir de Dios una pureza interior, la del corazón, que en nuestra vida se traduce en acciones justas, honestas y llenas de bondad (Salmo 24:4).
Hoy Dios da un corazón purificado a todo el que cree en el Señor Jesús. Esta pureza ante Dios es la de la vida de Jesús, la cual recibimos en nuestro ser interior. Somos perdonados de nuestros pecados y puros ante él porque somos beneficiarios del sacrificio de Jesús en la cruz. La fe dirige nuestra mirada con adoración hacia Cristo: él adquirió para nosotros una vida nueva, santa. También nos permite vivir esta vida cada día. Esta pureza de corazón en todas nuestras relaciones, acciones y decisiones nos da la fuerza para rechazar el mal, el orgullo, el rencor, la crítica, la falsedad... Así, nuestras relaciones con los demás estarán iluminadas por una belleza, una profundidad y autenticidad nuevas.
“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1:22).
Día 6
Señor, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud... No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.  Salmo 71:5, 9
Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo... Yo soy Dios, y no hay otro Dios.  Isaías 46:4, 9

Incluso si el vigor mengua
Aunque gran parte de nuestra vida solemos apoyarnos en nuestra energía natural, no sucede lo mismo al llegar la vejez. Pero el cristiano, sostenido por la fe, sabe que la Biblia abunda en palabras de aliento para los que han llegado a la edad de la cual se dice: “No tengo en ellos (los años) contentamiento” (Eclesiastés 12:1).
Caleb, a la edad de 85 años, podía decir: “Cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza” (Josué 14:11). Ana no se apartaba del templo. Allí estaba cuando José y María llevaron al niño Jesús (Lucas 2:36-38). Pese a su avanzada edad y a la soledad de su larga viudez, alababa al Señor y hablaba del Mesías a todos los que estaban esperando la liberación.
Amigos creyentes ancianos, cansados, el Señor quiere enseñarnos hasta qué punto somos débiles, a fin de que sepamos confiar más en él. Cualquiera que sea nuestra discapacidad, no nos desalentemos, ¡Dios quiere ser nuestra fuerza! Solamente con el apoyo del Señor cada uno de nosotros podrá experimentar la promesa de su Palabra: “Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes” (Salmo 92:14).
Siempre que nuestro estado lo permita, hablemos en nuestro entorno del amor de Dios, quien “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Oremos a favor de los que nos rodean. ¡Dios escucha la oración!

DEVOCIONAL EL AMOR ME DIGNIFICA - Junio 13-18 de 2016



Verso para Memorizar de mes:
Juan 11:40

 Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Titulo de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para su vida. (Personal)

Día 1:
En CDA Colombia creemos que:

Creemos en la naturaleza caída del hombre, naturaleza que le inclina a pecar, como tal requiere de salvación, Sin Cristo el hombre está condenado al castigo eterno y a la separación de Dios. 

“Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere. Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados.” Romanos 3:22-24
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. Romanos 6:23


Día 2.  Tarea en Familia: LOS PADRES DEBEN FIRMAR EL CUADERNO DEVOCIONAL

EL AMOR DIGNIFICA O RESPETA

DIGNIDAD: El valor o aprecio comienza por reconocer al autor. Parte 2
A menudo los seres humanos preguntamos ¿quién soy?, La visión de quien eres está influenciada por lo que piensan los demás de ti y como te han marcado, tus padres, amigos, pareja, espos@, lideres, maestros, la cultura, la moda etc, y esta influencia no es la mejor en muchos casos, deforma la imagen real y el resultado es que tengamos un incorrecto concepto personal, imagen no es la mejor y desdibujada, la manera en que me valoro va de acuerdo a lo anterior, de acuerdo a como me tratan. 
Pero, quien mejor te conoce es tu creador, sabe quién eres, porqué estas en este planeta, sabe para que existes y te aprecia de una manera extraordinaria, por eso quiero hoy sugerirte que preguntes a Dios quien eres... las respuestas están en su Palabra la Biblia, allí encuentras la respuesta más segura y confiable, descubrirás lo maravillos@ que eres...
 Reconoce la omnipotencia de Dios en su vida: Salmos 139: 13-18.
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
    y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
    Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
    mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
    Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
    antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[b] oh Dios.
    ¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
    ¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
    ¡todavía estás conmigo!

El desafío de la semana:
Escribe en tu Cuaderno el Salmo 139:13-18.  En Familia den gracias porque cada miembro de la familia fue creado con un propósito de Dios, diseñado y creada cada parte desde el vientre de mamá.
Día 3 En CDA Colombia creemos que:
 
Creemos que el camino a la salvación es a través de la fe en JESUCRISTO, lo que resulta en una relación vital y personal con Él. 

“Jesús le contestó: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.” Juan 14:6
“pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” Romanos 5:8
Día 4 En CDA Colombia creemos que:

Creemos en la obra del Espíritu Santo a través de Él el cristiano puede vivir una vida santa y correcta al servicio de Dios y del Hombre.

Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 4:7-8
Día 5
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
Hechos 2:1-3
El día de Pentecostés
Ya habían pasado algunos días desde la ascensión del Señor. Su promesa, como la del Padre, iba a cumplirse: “Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:4-5).
En forma de “lenguas repartidas, como de fuego”, el Espíritu Santo,persona divina, descendió a la tierra y se posó sobre cada uno de los discípulos. Seguidamente su poder se manifestó en ellos: tuvieron la capacidad para expresarse en idiomas que no conocían. Así Dios remedió en gracia la maldición de Babel y confirmó a todos que la bendición divina iba a extenderse por toda la tierra (Génesis 11:1-9).
La fiesta judía de pentecostés atraía cada año a Jerusalén una considerable muchedumbre de israelitas esparcidos por todas las naciones. Esa concurrencia ofreció la oportunidad para tener la primera gran reunión de evangelización. ¡Cuántos motivos de admiración para esa multitud! Cada uno pudo oír hablar en su propia lengua “las maravillas de Dios”. Y los que las presentaban eran unos “galileos” sin mucha instrucción (comp. 4:13 y Juan 7:15). No es necesario pertenecer a una elite ni haber realizado ciertos estudios para ser siervo del Señor. Depender de él y someterse a la acción del Espíritu Santo son las principales condiciones requeridas. ¡Que cada uno de nosotros pueda cumplirlas!
Tres mil personas fueron convertidas y bautizadas después de esa primera predicación.

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