Año del favor de Dios
Verso para
Memorizar:
El Señor te mire con agrado, y te extienda su amor;
Números 6:25
DIA 1
No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner
tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de
águila, y volarán al cielo.
Proverbios 23:4-5
Un hombre
insensato
Algunas parábolas (10): Lucas 12:13-21
Resumen: Un hombre
se había enriquecido. Quiso construir nuevos graneros para sus cosechas. Y
dijo a su alma: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen
a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.
Significado: Existen dos
maneras de ser rico: como este hombre insensato, podemos ser ricos en bienes
terrenales acumulados egoístamente. Pero también podemos ser enriquecidos por
Dios mismo; no por nuestros propios méritos, sino recibiendo lo que Dios
mismo nos da: su justicia, su perdón, una conciencia tranquila y una
esperanza eterna.
Aplicación: El Señor
refirió esta parábola porque alguien le había hecho una pregunta con respecto
a la herencia. Él aprovechó para poner al descubierto la raíz del desacuerdo:
la avaricia y el deseo de tener cada vez más. “Raíz de todos los males es el
amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Hay algo mucho más importante que acumular
bienes para el corto tiempo de nuestro paso por la tierra. ¡Pensemos en
nuestra alma, y entonces nos ocuparemos de cosas a largo plazo! ¿Tenemos la
vida eterna? Dios califica de insensato a aquel que no se preocupa por ella.
La verdadera
previsión consiste en depositar nuestra confianza en Dios. Él conoce nuestras
necesidades diarias: “Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”
(Lucas 12:30). Pongamos sus intereses en primer lugar, y él se ocupará de
nuestras preocupaciones diarias.
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DIA 2
Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante.
Efesios 5:2
Estoy lleno, habiendo recibido... lo que enviasteis; olor fragante,
sacrificio acepto, agradable a Dios.
Filipenses 4:18
Un olor fragante
Sin duda usted
habrá notado la expresión repetida en los dos versículos de hoy: “olor
fragante”.
En el primero,
este “olor fragante” es atribuido al sacrificio que nuestro Señor Jesucristo
llevó a cabo en la cruz del Gólgota. Había consagrado toda su vida a la
gloria de Dios, pero eso no había sido suficiente para salvarnos; fue
necesario que diese su vida para quitar nuestros pecados. Había recibido este
mandamiento de su Padre (Juan 10:18), y fue obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz (Filipenses 2:8). “Cristo... se ofreció a sí mismo sin mancha
a Dios” (Hebreos 9:14). Esta obediencia y consagración absolutas son una
fuente de satisfacción eterna para Dios.
El apóstol Pablo,
inspirado por el Espíritu Santo, empleó la misma expresión para caracterizar
una ofrenda que había recibido de los cristianos de la ciudad de Filipo, en
Macedonia. Obviamente, esta ayuda material era útil y reconfortaba a Pablo,
prisionero en aquel momento, pero el apóstol precisa que ese donativo era
para Dios un sacrificio en olor fragante.
Nuestro Dios está
verdaderamente lleno de gracia y cuidados hacia sus hijos. El gesto más
modesto que hagamos para él recibe el mismo calificativo que el sacrificio
supremo cumplido por su Hijo. Esto debería animarnos a perseverar en las
buenas obras, a ser generosos. “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os
olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:16).
Tarea en familia: Compartir este
devocional en casa, reflexionen acerca de tres cosas que pueden entregar a
Dios como adoración. Escríbanlo en su cuaderno devocional.
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DIA 3 Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si
algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8
Es cuestión de
valores
En el curso de
una entrevista, un editorialista declaró: «Hemos pasado a un periodo de
incertidumbre en cuanto a nuestros valores». Hablaba de nuestros valores
morales, los que gobiernan nuestro comportamiento en la sociedad actual. En
los países cristianizados estos valores se apoyaban en gran parte en la
Biblia. Hoy todos esos valores son cuestionados porque Dios y su Palabra han
sido dejados de lado o ignorados. Sin embargo, la Biblia sigue siendo, desde
hace miles de años, una guía segura.
“Tu palabra es
verdad” (Juan 17:17). Contiene en sí misma los argumentos que dan prueba de
ello, pues es “inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir” (2
Timoteo 3:16).
Escucharla hace
nacer la fe, que viene por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17): creemos en
Jesús, quien mediante su muerte en la cruz nos ofrece el perdón divino y
todas las bendiciones que emanan de él. Conocemos a Dios como un Dios de
amor. Descubrimos los valores que Dios aprecia, todos ellos reunidos en la
persona y en la obra de su muy amado Hijo. Nosotros los creyentes somos
exhortados a no guardar ese tesoro para nosotros mismos, sino a manifestar
los caracteres de Jesús y a hacerlos brillar en este mundo.
“Añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al
dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto
fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5-7).
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DIA 4
Oh Señor, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme
y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado
mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está
la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, tú la sabes toda.
Salmo 139:1-4
Nuestro Dios sabe
todo
La mente humana
difícilmente concibe que Dios conozca el pasado, el presente y el futuro de
cada uno de nosotros. ¡Esto nos produce vértigo! Pero hay otras informaciones
que nos sorprenden, por ejemplo lo que los científicos descubren de la
complejidad y del funcionamiento de lo infinitamente pequeño: ¡cada detalle
nos llena de admiración! Dios también creó y controla los intercambios de
información que se producen en el interior de cada organismo y que permiten
la vida.
Pero más
extraordinario todavía: Dios sabe lo que yo pienso, lo que piensa cada ser
humano. Conoce el origen y el objetivo de mis pensamientos, “discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). ¡Sí, el gran Dios
de los cielos, que manda a los astros, conoce mejor que yo lo que sucede en
los pensamientos de un ser tan insignificante como yo!
Entonces
comprendo que no puedo esconder nada a Dios. También sé que puedo reconocer y
confesar ante él –sin temor porque ya los conoce– todos mis pensamientos que
no están en armonía con él.
Dios es mi Padre
gracias a Jesús. Me ama y se interesa verdaderamente en todo lo que a mí se
refiere. Su objetivo es purificarme y conducirme por ese camino llamado “el
camino eterno” (Salmo 139:24).
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DIA
5 Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana.
Mateo 6:33-34
Tomar la buena
decisión
Cada vez que hay
un nuevo gobierno también hay nuevas promesas, y pronto... ¡nuevas
decepciones! ¡Cuántas veces se ha repetido esta situación! ¿Hay que
resignarse?
Usted puede
elegir a Uno, quien seguirá siendo la misma persona durante toda su vida. Es
Jesucristo. Hizo promesas que cumplió, que está cumpliendo y cumplirá por
amor a usted. No hay obstáculo que no pueda superar, pues tiene toda la
autoridad sobre el cielo y la tierra (Mateo 28:18). Sus promesas no son la
garantía de una vida sin dificultades, sino la garantía de poder vivir con la
confianza en Alguien que le ama, que sabe lo que necesita y controla todo.
¿Hay que pagar un
precio, aceptar condiciones molestas o rendir cuentas? No, todo es gratuito,
no se espera nada a cambio, cosa que es impensable en nuestra sociedad
gobernada por el dinero y las luchas de influencia. Él pagó el precio.
Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, vino a la tierra, fue rechazado y
murió para salvarnos de nuestros pecados. ¡Qué gran prueba del amor de Dios
por nosotros!
Quizás usted
piense que todo esto es demasiado idílico para ser cierto. ¿Cómo se puede
optar por un guía invisible, que se reveló en un Libro que no tenemos el
tiempo de leer y que quizá ni comprendamos? ¿Cómo creer en sus promesas?
Simplemente
acepte creer en ellas, confiar en Jesucristo, quien le dice: “Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). ¡Nadie ha lamentado dar este
paso de fe! ¡Y usted tampoco se arrepentirá!
Tomados de la Buena Semilla.
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