Verso para Memorizar de mes:
Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue
buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Mateo 7:7
Los estudiantes escriben en su cuaderno:
Título de Devocional, Cita Bíblica, 1. La reflexión y 2. Aplicación para
su vida. (Personal) TOMADOS DE LA BUENA SEMILLA
Día 1:
¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? Job 25:4
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios. 1 Pedro 3:18
¿Es usted justo?
Algunas personas
piensan que son justas ante Dios, pero la Biblia declara: “No hay justo, ni
aun uno” (Romanos 3:10). Ante una declaración así, ¿cómo no tener miedo de
comparecer ante la justicia divina, cosa que ocurrirá obligatoriamente un
día?
Ningún ser humano
se puede acercar a la santidad divina, pues está marcado por el pecado. Todos
somos injustos a los ojos de Dios. Es un error fatal creer que podemos ser
estimados justos por Dios debido a lo que hacemos, y pensar que no tenemos
necesidad de un Salvador. Para ser llamado justo, según Dios, debo reconocer
que soy un pecador que solo merece la condenación, y aceptar que Jesucristo,
el Hijo de Dios, vino en persona a esta tierra para expiar mis pecados. Al
sufrir el juicio divino en la cruz, Jesús cargó con todos nuestros pecados.
Todos los que creen en él son hechos justos. ¡Nuestra salvación viene de
Dios, de su gracia y de su amor!
Quizás usted diga
que esto no le concierne. Entonces, no descuide la solemnidad de la Palabra
de Dios, la cual declara: “Los cielos y la tierra que existen ahora, están
reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio
y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:7). Si alguien no fue
hecho justo por la fe en Cristo, tendrá que sufrir el juicio de Dios.
Hoy todavía es un
día de gracia en el que todo pecador (lo que somos por naturaleza) puede ser
hecho justo por la gracia de Dios, para ser heredero de la vida eterna (Tito
3:7).
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Día 2.
DESAFÍO DEL AMOR DÍA - CUANDO AMAS ORAS, INTERCEDES. 2
Y sí llevas a cabo cada desafío, es
probable tu familia se vea afectado y que comience a florecer frente a tus
ojos. Quizá lleve semanas. Incluso puede llevar varios años. No importa cómo
sea el terreno que tienes para trabajar, igual debes planear para la victoria.
Necesitarás algo que tiene más poder que cualquier otra cosa que tengas. Se trata
de la oración eficaz. La oración funciona de verdad. Es un fenómeno
espiritual creado por un Dios ilimitado y poderoso. Y da resultados
increíbles. ¿Tienes ganas de darte por vencido? Jesús dijo que oráramos en
lugar de desfallecer (Lucas 18:1). ¿Estás estresado y preocupado? La oración
puede traer paz a tus tormentas (Filipenses 4:6-7). ¿Necesitas un cambio
decisivo? La oración puede lograr este cambio (Hechos 12:1-17). Dios es
soberano. Hace las cosas a su manera. Hay algunos elementos clave que deben
estar en su lugar para que la oración sea eficaz. No obstante, basta con decir
que la oración funciona mejor cuando proviene de un corazón humilde que tiene
una buena relación con Dios y con los demás. La Biblia dice: "Confesaos
vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros. [...] La oración eficaz
del justo puede lograr mucho" (Santiago 5:16). ¿Alguna vez te
preguntaste por qué Dios te deja ver con tanta claridad los defectos
escondidos de los de tu hogar? ¿De verdad crees que es para que fastidies por
eso? No, es para que te pongas de rodillas con eficacia. Nadie mejor que tú
sabe cómo orar por los miembros de la familia ¿Acaso ha funcionado regañar o
fastidiar? La respuesta es no, porque estos métodos no cambian el corazón. En
cambio, es hora de intentar hablar con Dios en tu aposento.
TAREA – DESAFIO: Sigue orando por tu familia.
Escribe en cuaderno, porque es importante
orar.
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Día 3
Así mismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban,
vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió
del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que
(Jesús) el Hijo del Hombre se manifieste. Lucas 17:28-30
La época de
Sodoma y la nuestra
La Biblia anuncia
juicios para el mundo que nos hacen pensar en la destrucción de Sodoma. ¿Por
qué tales juicios? Porque el comportamiento moral de los hombres se ha vuelto
igual de insoportable para Dios que el de los habitantes de Sodoma.
Jesús denunció
los caracteres del mundo actual que vive sin Dios:
–“Comían,
bebían”: es el mundo del consumo, la civilización del máximo disfrute de
distracciones y placeres.
–“Compraban,
vendían”: es la civilización de los intercambios comerciales o financieros;
es la especulación; su meta es ganar sin preocuparse si se está perjudicando
a otros.
–“Plantaban,
edificaban”: es la civilización del desarrollo económico: hay que producir
cada vez más, no importa si se destruye o se contamina la naturaleza que Dios
creó.
A esto se añade
la depravación de las costumbres tal y como existía en Sodoma: la moral
proveniente del cristianismo es ridiculizada. Todos los excesos son
practicados, y muchos desvíos aceptados y oficializados.
Cristianos, que
este pensamiento de los inminentes juicios que amenazan al mundo contribuya a
separarnos moralmente de él, y nos estimule a ser verdaderos testigos. “Que
seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una
generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como
luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).
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Día 4
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Hebreos 3:7-8
Félix no tenía
tiempo
¿Quién era en
realidad ese “excelentísimo” gobernador, Félix, de quien nos hablan los
capítulos 23 y 24 del libro de los Hechos de los apóstoles? Gracias a él, en
el país se disfrutaba de una gran tranquilidad, dijo el orador Tértulo
elogiándolo interesadamente. Aunque la historia lo presente como inmoral y
sin escrúpulos, se mostró tolerante y abierto con respecto al apóstol Pablo:
lo escuchó con benevolencia, ordenó que le dejaran un poco de libertad y que
no impidieran a ninguno de los suyos servirle. Pero, puesto en contacto con
la verdad por medio del apóstol, dijo a Pablo: “Ahora vete; pero cuando tenga
oportunidad te llamaré” (Hechos 24:25).
No era un
opositor ni un burlador. ¡No, en él había cierto interés por su prisionero,
quien lo impresionaba, pero no tenía tiempo para escuchar el mensaje del
Evangelio! No quería rechazarlo definitivamente, pero su conciencia se
resistía, pues no quería ir a la luz. Por eso dijo: “Ahora vete; pero cuando
tenga oportunidad...”. ¿Llegó ese momento?
Félix trataba de ser
popular, y al dejar su puesto de gobernador de aquella provincia, dejó a
Pablo en la cárcel sin un verdadero motivo, para agradar a los judíos. Sus
intereses políticos ahogaban la voz de su conciencia... Perdió
voluntariamente el momento favorable, el “día de salvación” (2 Corintios
6:2).
¡No haga como él!
Todavía hoy, si escucha la voz del Señor, no endurezca su corazón.
“Acuérdate de tu
Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y
lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”
(Eclesiastés 12:1).
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Día 5
Le respondió el enfermo, no tengo quien... Juan 5:7
Pero nadie le daba. Lucas 15:16
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Juan 15:13
Nadie
Esta expresión se
halla en los tres versículos del encabezamiento. El primero es pronunciado
por un minusválido quien, en medio de una multitud y durante treinta y ocho
años, no había hallado a nadie que le ayudara.
El segundo habla
de un joven sumergido en graves problemas en medio de la indiferencia
general. Hoy en día muchos se sienten aislados, incomprendidos y abandonados.
Amigo lector, ¿está usted enfermo, solo, sin trabajo, sin familia, sin techo,
desesperado, sin nadie que le dé la mano? ¿Dónde hallar a alguien que lo
comprenda y lo ame? Cada uno tiene sus propios problemas y no está dispuesto
a cargarse con los de los demás. Las estructuras sociales tienen sus límites.
Además las más grandes angustias permanecen ocultas.
Pero hay alguien
que manifiesta interés, compasión y amor. Es Jesucristo. Se presenta como
aquel que conoce personalmente a cada uno, como aquel que por amor dio todo
por los demás. No hay amor más grande que el suyo, lo probó al dar su vida para
la salvación de la humanidad, al morir en la cruz por todo el que confía en
él. Jesucristo lo ama y lo busca para salvarlo. “En ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en
que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Háblele de sus
angustias, de su congoja, de sus preocupaciones. Él nunca es indiferente,
todo lo que le concierne le interesa.
“Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
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Día 6
Pedid, y se os dará... Porque todo aquel que pide, recibe... ¿Qué
padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? Lucas 11:9-11
Oíd, y vivirá vuestra alma. Isaías 55:3
¿Y si ya ha
respondido?
Una noche
estábamos cenando en familia, pero el ambiente estaba un poco triste. Justo
antes de ir a la mesa, había reprendido a uno de nuestros hijos, Julián, y él
estaba enojado.
–Pásame el pan,
por favor, me dijo cabizbajo. Le pasé el pan. Tres segundos más tarde me
volvió a pedir lo mismo. Le mostré amablemente que el pan ya estaba a su
lado. Como no había querido girar la cabeza hacia mí, no lo había visto y
había imaginado que yo también estaba enfadado...
Un poco más tarde
Julián me hizo una pregunta, pero mientras le contestaba, su teléfono
portátil empezó a sonar. Respondió al teléfono y se alejó de la mesa para
hablar con su amigo. Al regresar volvió a hacer la misma pregunta como si yo
no le hubiese respondido. En realidad no había oído mi respuesta, pues no se
había tomado el tiempo para escucharla.
Cuando oramos a
Dios, a veces nos comportamos como Julián. Pedimos y volvemos a pedir
suponiendo equivocadamente que Dios todavía no nos ha respondido. No nos
molestamos en mirar a nuestro alrededor. ¡Pero la respuesta está ahí, a
nuestro alcance! Quizá también estemos distraídos en nuestras ocupaciones o
con nuestros amigos. Entonces volvemos a hacer las mismas preguntas a Dios...
Si nos hubiésemos tomado el tiempo para escucharle, para leer la Biblia,
veríamos que Dios responde a nuestras preguntas.
Así pues,
pidámosle a Dios con confianza. Luego, ¡abramos los ojos y los oídos para ver
y oír sus respuestas, y no olvidemos darle las gracias!
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