Devocionales Febrero 1 - 6 2016

Verso para Memorizar:
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe.  1 Juan 5:4



Tarea para la Familia: Buscar y escribir el significado de Fe en la Biblia, compartir en casa y escribir en el cuaderno.
Día 1
FE, ¡alguien llevó sombrilla!
“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos  11:1
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” Mateo 21:22

“No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.” Juan 15:16

Por estos días en que se inician las clases y las labores se incrementan, me encontré esta reflexión que personalmente me reconforto, porque Felicidad empieza por FE.
“Los campos se secaron y se achicarraron por la falta de lluvia, y las cosechas se marchitaban de sed. La gente estaba ansiosa e irritable, mientras buscaba en el cielo alguna señal de alivio. Los días se volvieron áridas semanas. La lluvia no llegaba.
Los ministros de las iglesias locales convocaron a una hora de oración en la plaza del pueblo, para el siguiente sábado inspirarse.
Este sábado al mediodía, la gente del pueblo respondió en masa, llenando la plaza con caras ansiosas y corazones llenos de esperanza. Los ministros se conmovieron al ver la variedad de objetos que los concurrentes traían entre sus piadosas manos: libros sagrados, cruces, rosarios, Biblias.
Cuando la hora terminó, como si se tratara de un mandato mágico, una suave lluvia comenzó a caer. Las felicitaciones se extendieron entre la multitud, mientras sostenían en alto sus atesorados objetos con gratitud y alabanza.
En el centro de la manifestación, un símbolo de fe pareció ensombrecer a los demás: un niño de nueve años había llevado una sombrilla.”

Autor…Laverne W. Hall
Día 2
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
1 Pedro 3:18
El cual no hizo pecado... llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.
1 Pedro 2:22-24
Testigos
Jesús, tal y como lo había anunciado, fue crucificado (Mateo 26:2). Fue traicionado por Judas, abandonado por los discípulos, negado por Pedro, entregado por los jefes religiosos a Pilato, el gobernador romano, que le condenó para que fuese crucificado. Sin embargo cinco personas, de las más inesperadas, testificaron sobre su inocencia:
El primer testigo fue Judas. Lleno de remordimientos, dijo a los jefes religiosos: “Yo he pecado entregando sangre inocente” (Mateo 27:4).
El segundo fue la mujer de Pilato, quien dio una seria advertencia a su marido: “No tengas nada que ver con ese justo” (Mateo 27:19).
El tercer testigo fue el mismo Pilato, quien en tres ocasiones reconoció la inocencia de Jesús: “Ningún delito hallo en este hombre” (Lucas 23:4), sin embargo lo condenó a muerte.
El cuarto fue un malhechor crucificado al lado de Jesús. Su corazón fue alcanzado, y después de confesar su culpabilidad, declaró: “Recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo” (Lucas 23:41).
El último testigo fue un centurión (capitán) romano que vigilaba a los crucificados. Estaba tan impresionado por la muerte de Jesús, que clamó: “Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47).
¡Y el testimonio supremo: Dios lo resucitó de entre los muertos!
Nosotros podemos dar este testimonio: Jesús es el Cristo, el santo Hijo de Dios. Nunca cometió pecado, pero llevó mis pecados en la cruz.


Día 3
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Juan 3:8
El Espíritu Santo en la Biblia
En las lenguas originales de la Biblia la palabra «espíritu» inicialmente quería decir «soplo». El soplo evoca lo que es invisible, sin dejar de ser real y activo (Juan 3:8). El soplo también está ligado a la vida. Así, el Espíritu de Dios evoca el poder misterioso e invisible de Dios.
Pero el Espíritu Santo es más que un poder. En varios textos de la Biblia hallamos que “el Espíritu dice” (Hechos 8:29; 10:19; 1 Timoteo 4:1), conduce, escoge, envía, da testimonio, establece, etc. (Hechos 13:4; 16:6; 20:28). El Espíritu Santo es, pues, una persona.
El Espíritu Santo obró en la creación del mundo, como lo hace para con toda vida física y espiritual (Job 34:14-15; Juan 3:8). También actúa para dar a los hombres un conocimiento intuitivo de Dios (Job 32:8). Él ilumina su conciencia para llevarlos a reconocer sus faltas (Juan 16:8). Da al creyente una nueva vida espiritual que lo pone en relación con Dios (Ezequiel 36:26-27).
El Espíritu de Dios comunica al creyente sensibilidad frente a los demás y fuerza para vivir en el mundo de una manera que honre a Dios (Gálatas 5:22). Lo reviste de fuerza moral, de sabiduría, de dignidad, y lo preserva del mal (Job 27:3-4).
Como el Espíritu es una persona, y una persona divina, debo someterme a él. Debo tener cuidado de no contristarlo, de dejarme conducir por él confiando en su poderoso sostén.
“El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Día 4
Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Salmo 90:2
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas ellas con sabiduría.
Salmo 104:24
Los límites de la ciencia
Para algunas personas, no existe nada fuera del universo material, por ello quieren explicarlo todo mediante causas naturales. Pero esta manera de ver es muy discutible. ¿Por qué deberíamos tener por sabido que todo fenómeno posee una explicación natural? ¿Es más racional pensar que el universo se produjo por sí mismo, o aceptar que fue creado por Dios? La ciencia no permite elegir entre estas dos posibilidades. No tiene ninguna respuesta segura a las preguntas que van más allá del mundo visible.
En cambio, la Biblia establece a la vez el fundamento y los límites de la ciencia.
El fundamento: la Biblia muestra que el mundo puede ser estudiado con la inteligencia que Dios nos dio, como lo hizo, por ejemplo, el rey Salomón: “Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo” (Eclesiastés 1:13).
Los límites: ella muestra que algunos fenómenos sobrepasan lo que la criatura puede comprender (Eclesiastés 8:17). Es el caso, por ejemplo, de los milagros que no pueden tener explicaciones científicas.
Pero la Biblia va más lejos. Ella revela a Dios, el Autor de todas las cosas, y nos muestra el camino para entrar en relación con él; nos habla de su amor revelado en Jesús. Aceptando esta revelación, comprendemos nuestro verdadero lugar en el universo. Entonces podemos dejar a la ciencia su verdadero lugar, y tomar por la fe lo que escapa a su competencia (Hebreos 11:1).

Día 5

¿Tiene la lluvia padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío? ¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
Job 38:28-29
Dios... hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra.
Job 37:5-6
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es.
2 Corintios 5:17
Cristales de nieve
¡Nieve y más nieve! Tres metros de nieve caen en cada invierno en este estado del Norte de los Estados Unidos, donde nació Wilson Bentley en 1865. Esta nieve, tan común y molesta para mucha gente, fascinó al joven Wilson, quien trató de observar los copos con el microscopio, pero lógicamente éstos se derretían muy rápido. Entonces los fotografió. Al cabo de 40 años poseía 5.000 negativos de estos cristales, a los que llamaba «minúsculos milagros de belleza». Nunca encontró dos cristales idénticos, aunque todos tienen la misma belleza geométrica y la misma simetría, es decir, seis ramas a partir de un eje central. Wilson Bentley llamó la atención del mundo entero sobre la belleza de un simple copo de nieve. En esta belleza ¿no vemos acaso la firma de su autor, Dios, el creador de todas las cosas, visibles e invisibles? (Colosenses 1:16-17).
Así como no existen dos copos iguales, no hay dos personas idénticas. Somos «piezas únicas», y todos tenemos un valor inmenso para el corazón de Dios. Él nos ama a todos, no en función de nuestro físico, de nuestras capacidades, de nuestro éxito social, sino porque él es amor. Todos tenemos las mismas necesidades: ser amados, escuchados, tranquilizados, perdonados. Sólo en Jesús encontraremos una respuesta a nuestras necesidades, un eje para nuestra vida, un fundamento seguro: un Salvador que sabrá hacernos semejantes a él.

Día 6
Dios... es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Hechos 17:25
Jesús... dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10
Un Dios que da
Tenemos la tendencia a imaginarnos que Dios es un Dios que pide, que exige, un Dios del que hay que ganar el favor mediante ritos religiosos y acciones meritorias. Sin embargo, en la Biblia, Dios se revela como un Dios de bondad, un Dios que da. Él da la lluvia y las estaciones fértiles (Hechos 14:17); hace que salga el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45); nos da la vida, la respiración y absolutamente todo (Hechos 17:25). Su bondad es algo real, una bondad que actúa tanto a favor de toda la humanidad como a favor de cada uno de nosotros. Dios tiene un amor sin límite que manifiesta a cada persona mediante sus bondades, que se renuevan constantemente.
El ser conscientes de la bondad de Dios nos hace descubrir que nuestra vida entera depende de él. El mismo hecho de estar vivos es un regalo de Dios. Claro que todos tuvimos padres que nos transmitieron la existencia, la vida, pero ellos no nos dieron forma, como lo hace un alfarero. El nacimiento de un niño es un misterio que nos asombra, porque nos hallamos ante un ser nuevo, único, diferente, pero tan cercano a nosotros. Cada uno de nosotros se ve interpelado por este acontecimiento que nos sobrepasa y da testimonio de que Dios está en el origen de nuestra vida.
Dios da como Creador, pero también da como Dios Salvador. “Ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Este regalo de Dios es la prueba de la inmensidad de su amor. ¡Recibámoslo!

DEVOCIONALES ENERO 25 -30

Verso para Memorizar:
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Ésta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe.  1 Juan 5:4


Tarea en Familia: Verso para memorizar 1 Juan 5:4




DIA 1

Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Mateo 10:42
Dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. Marcos 14:9

Las obras del creyente
La Palabra de Dios establece claramente que el hombre no se vuelve justo ante Dios haciendo buenas obras: “Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él (Dios)” (Romanos 3:20; Gálatas 2:16). Pero el creyente, una vez salvo sólo por la gracia divina, no se quedará inactivo, sino que mostrará su fe sirviendo a Dios, pues “la fe sin obras es muerta” (Santiago 2:20). Podríamos dudar de la realidad de fe de alguien que no hiciera nada para honrar a su Salvador.
Los versículos de hoy presentan dos ejemplos de obras que el Señor aprecia. El primero puede parecernos insignificante: ¡dar un vaso de agua a un niño! Pero Dios graba el gesto más humilde hecho para él, y reserva para su autor una recompensa especial.
El segundo es de otra naturaleza: es la adoración que una mujer rindió al Señor Jesús ofreciéndole un perfume de gran precio para ungir su cabeza. Algunos consideraron que esto era un derroche, pero el Señor la defendió y explicó el sentido profundo de su gesto.
¡Qué ánimo para nosotros! Un niño puede servir a Jesús mediante cosas muy sencillas hechas en casa. Y juntos podemos agradar al Señor cuando, reunidos en torno a él, le ofrecemos la alabanza de nuestros corazones agradecidos. Esforcémonos en discernir cada día lo que él espera de nosotros, esas “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano” para que las hiciésemos con su ayuda (Efesios 2:10).


DIA 2
Mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Salmo 31:10
El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13

Un verdadero sentido a la vida
En los años 1990, cuando la Biblia pudo entrar más libremente en Rusia, miles de rusos renunciaron al ateísmo para volverse a Dios. Un profesor universitario, antes ateo, hizo la siguiente declaración: «Traté de dar un sentido a mi vida mediante mis investigaciones científicas, pero nada pudo satisfacerme verdaderamente. Los científicos que conozco también sienten un vacío. Cuando trabajaba en la astronomía vi la grandeza del universo y sentí un vacío en mi alma. Entonces empecé a leer la Biblia y ella llenó poco a poco el vacío de mi corazón. Ella es la única fuente de confianza para mi alma. Cuando acepté a Jesús como mi Salvador, encontré la paz y la felicidad».
El cristiano, feliz de conocer a Dios como su Padre, sabe que sólo él responde a las necesidades más profundas del corazón y trae un verdadero sentido a su vida. Dios no promete una vida sin dificultades a los que se vuelven a él, pero asegura su apoyo a los que mantienen una relación personal con él. El Dios todopoderoso, que ideó y creó el universo, desea tener una relación estrecha y personal con cada ser humano. Nuestro Creador se preocupa por cada uno de nosotros, por ello envió a su Hijo Jesucristo a la tierra para salvarnos.
Él se interesa en usted como si fuese el único ser que creó. ¡Todavía hoy le interpela mediante su Palabra!: “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45:22).
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).


DIA 3
En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Señor, no desamparaste a los que te buscaron. Salmo 9:10
La confianza
Pasajes del Salmo 25
“A ti, oh Señor, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Señor. Bueno y recto es el Señor; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Señor, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme al Señor? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima del Señor es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia el Señor, porque él sacará mis pies de la red. Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados. Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié. Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado”.

DIA 4

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Salmo 32:1
Tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan. Salmo 86:5

Perdonado, pero todavía responsable
Ese día estaba explicando a un grupo de personas detenidas lo que enseña la Biblia respecto a la importancia de decir la verdad al juez o ante los tribunales. Una mirada preocupada se dibujó en el rostro de un hombre, quien preguntó: «Pero, Dios perdona, ¿no es cierto?». Él pensaba que como Dios perdona, podía mentir un poco al juez para obtener su libertad. Entonces le expliqué que si somos conscientes de cuánto costó a Dios ese perdón, ¡no podemos considerar el pecado con ligereza!
Si hemos reconocido nuestro pecado, el Señor nos perdona. A veces los presos cristianos se preguntan: «Confesé mi pecado al Señor, entonces, ¿por qué no me saca de aquí?». Sí, Dios perdona; él da la paz a la conciencia y al corazón. Sin embargo, siempre será cierto que “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7); las consecuencias de sus actos pueden subsistir durante mucho tiempo.
Si hemos confesado nuestras faltas a Dios, sabiendo que Él perdona, confesémoslas también a los hombres. Esto probará la sinceridad de nuestro arrepentimiento. Arreglemos lo antes posible las cosas con aquellos contra quienes hemos pecado (Mateo 5:23, 25). Y respecto a los problemas que puede haber entre creyentes, la Biblia nos enseña a confesar nuestras faltas “unos a otros” (Santiago 5:16). El pecado forma una barrera entre el hombre y Dios, así como entre los hombres. Cuando reconocemos nuestras faltas, esta barrera cae.


DIA 5

El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán. Salmo 92:12-14
El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Gálatas 5:22-23

Como la palmera
La palmera mencionada en el Salmo 92 es sin duda la palmera datilera. Se trata de un árbol grande de unos 15 a 30 metros de altura, de tronco o tallo cilíndrico, con una corona de hojas, las palmas, y justo por debajo de ellas están los dátiles agrupados en racimos.
Al observar una palmera, lo que nos llama la atención a primera vista es que crece en línea recta hacia el cielo. También podemos admirar su conjunto de hojas siempre verdes, con sus pesados racimos de dátiles.
En la Biblia, los justos son comparados a las palmeras. Son prósperos, están llenos de frutos, tienen las hojas verdes, y esto a pesar de la edad que avanza. Los justos crecen como la palmera, en línea recta hacia el cielo.
Pero, ¿quiénes son esos justos que crecen así hacia el cielo? Por supuesto, no son los que se creen justos por sí mismos. El justo, según la Biblia, es aquel que, reconociendo sus pecados, confía sólo en Dios para que lo haga justo mediante la obra de Cristo en la cruz. Entonces ya no tiene ese peso de la culpabilidad, y puede, como la palmera, «crecer derecho». Recibe la fuerza para renunciar a todo tipo de mentira, engaño, hipocresía...
Un día los creyentes llevarán una corona, la corona de justicia que el Señor dará a todos aquellos que se regocijan con su glorioso retorno. Pero ya en la tierra pueden llevar fruto para Dios, el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fidelidad...

DIA 6
Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12:20-21

¡Usted ha ganado!
Esto es lo que leemos en numerosos mensajes publicitarios. Nuestro nombre, escrito con grandes letras, confirma que hemos sido seleccionados para participar en un sorteo de premios millonarios, automóviles, viajes, etc. ¡Y todo esto gratis! Esas promesas falaces, a veces mentirosas, estimulan el deseo de tener más comodidades y diversiones gracias a «un poco de suerte».
Satanás, a quien la Biblia llama “el príncipe de este mundo”, hace todo para desviar a los hombres de las preguntas fundamentales que cada persona debe hacerse. Para alcanzar su objetivo nos incita a desear cada vez más dinero, éxito social... La Biblia también lo llama “padre de mentira” (Juan 8:44). Pero Jesús declara: “¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” (Lucas 9:25).
Todavía hoy Jesús se dirige a nuestro corazón y a nuestra conciencia. Él es la única respuesta a nuestras aspiraciones más profundas. Al que cree en él, en su muerte expiatoria en la cruz, Jesús le da la paz, la felicidad, la seguridad de la vida eterna y el gozo, independientemente de cuáles sean las circunstancias.
El apóstol Pablo pudo decir: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8). ¡Ésta es la verdadera ganancia, la verdadera riqueza!

DEVOCIONALES Enero 18 - 22



DIA 1

En cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien.
Salmo 73:28
Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
1 Juan 5:3-4
¿De corazón o por obligación?
Imaginémonos en el internado de un instituto una mañana lluviosa de invierno. A las seis y media suena el timbre para que todos los jóvenes se levanten. Un centenar de adolescentes adormilados dejan la cama de mala gana. Aborrecen el timbre a esa hora, y con dificultad obedecen la orden. Al mediodía el timbre vuelve a sonar. ¡Qué alegría escucharlo esta vez! También indica una orden, pero una orden a la cual obedecen con gusto, pues dejan los estudios para ir al comedor.
Así, una orden puede ser percibida de forma muy diferente según nuestros deseos. Si éstos son opuestos a la orden, nos cuesta obedecer, pero si coinciden con la orden, nos parece fácil obedecer.
Lo mismo sucede con las enseñanzas de la Biblia: si hemos ido al Señor mediante la fe, hemos recibido la vida de Dios. Entonces la lectura de la Palabra es para nosotros una necesidad y un gozo, y la oración es espontánea. (Si no es así, debemos hacer un serio examen de nuestra vida interior).
Al contrario, si no somos verdaderos creyentes, podemos esforzarnos en poner en práctica algunas enseñanzas bíblicas, como: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pero esto será imposible, pues esas enseñanzas son opuestas a nuestros deseos naturales. Necesitamos, no una buena moral, sino un cambio de naturaleza. Necesitamos lo que la Biblia llama el “nuevo nacimiento”. Éste se produce cuando vamos al Señor mediante la fe.

DIA 2
No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
1 Juan 3:18
Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores.
Santiago 1:22
Yo te mostraré mi fe por mis obras.
Santiago 2:18
Una fe auténtica
En el año 1869 Henri Stanley, corresponsal del New York Herald, periódico rico en artículos sensacionalistas, recibió la siguiente misión de parte del director: «Encuentre a David Livingstone». Este misionero y explorador había sido dado por desaparecido desde 1866 en África Ecuatorial, cuando estaba buscando las fuentes del Nilo.
En noviembre de 1871, Stanley encontró por fin a Livingstone. Esto fue lo que escribió en una de sus libretas: «Lo vi y lo escuché. Estudiar a Livingstone dejando de lado el aspecto religioso sería hacer un estudio incompleto. Es misionero, pero su religión no es de tipo teórico. Habla poco, es una seria práctica de todos los instantes; se manifiesta mediante una acción benévola y continua. La piedad regula su conducta, no sólo hacia sus sirvientes, sino también hacia todos los que lo rodean. Ella suavizó esta naturaleza ardiente, esta voluntad inflexible, y hace de este hombre, que tiene una increíble energía, el jefe más indulgente y el compañero más sociable. Todos los domingos reúne a sus compañeros, les lee un capítulo de la Biblia y luego hace un breve comentario sobre el texto que acaba de leer. Esas pocas palabras, en lengua swahili, son escuchadas con un visible interés».
De Livingstone, célebre explorador por su descubrimiento de las Cataratas Victoria, nos gustaría recordar sobre todo la fe en acción. Misionero incansable, imitador de Cristo su Salvador, fue encontrado muerto, de rodillas, en su tienda... ¡Murió orando!

DIA 3
Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
Mateo 10:42
Dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
Marcos 14:9
Las obras del creyente
La Palabra de Dios establece claramente que el hombre no se vuelve justo ante Dios haciendo buenas obras: “Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él (Dios)” (Romanos 3:20; Gálatas 2:16). Pero el creyente, una vez salvo sólo por la gracia divina, no se quedará inactivo, sino que mostrará su fe sirviendo a Dios, pues “la fe sin obras es muerta” (Santiago 2:20). Podríamos dudar de la realidad de fe de alguien que no hiciera nada para honrar a su Salvador.
Los versículos de hoy presentan dos ejemplos de obras que el Señor aprecia. El primero puede parecernos insignificante: ¡dar un vaso de agua a un niño! Pero Dios graba el gesto más humilde hecho para él, y reserva para su autor una recompensa especial.
El segundo es de otra naturaleza: es la adoración que una mujer rindió al Señor Jesús ofreciéndole un perfume de gran precio para ungir su cabeza. Algunos consideraron que esto era un derroche, pero el Señor la defendió y explicó el sentido profundo de su gesto.
¡Qué ánimo para nosotros! Un niño puede servir a Jesús mediante cosas muy sencillas hechas en casa. Y juntos podemos agradar al Señor cuando, reunidos en torno a él, le ofrecemos la alabanza de nuestros corazones agradecidos. Esforcémonos en discernir cada día lo que él espera de nosotros, esas “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano” para que las hiciésemos con su ayuda (Efesios 2:10).


DIA 4

No toquéis lo inmundo; y yo os recibiré... dice el Señor.
2 Corintios 6:17-18
Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
2 Corintios 7:1
Responsable de la limpieza
Cuando entré en la oficina del jefe de una empresa, éste hablaba con voz firme por teléfono: «¡Soy responsable de todo lo que se hace en mi empresa, incluso de la limpieza!». No sé cómo recibió el mensaje su interlocutor, pero me di cuenta del alcance del mismo.
¡Yo también soy responsable de la limpieza de mi casa! De todo lo que entra en mi casa a través de palabras, lecturas o cualquier otro medio, ¿no hay «suciedades» que debo limpiar? En las conversaciones, las distracciones y las invitaciones que animan mi casa, ¿no tengo nada que limpiar?
Todavía hay un lugar secreto que debo mantener «limpio»: mi corazón, pues “del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:19-20). La Biblia también dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón” (Proverbios 4:23).
¿Ante quién soy responsable? Ante mis hijos, mi entorno, mis hermanos y hermanas en la fe. El apóstol Pablo pidió a Timoteo que fuese “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Pero sobre todo soy responsable ante Dios, pues “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12).
“Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).
DIA 5

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
Santiago 2:19
¿Crees tú en el Hijo de Dios?
Juan 9:35
Creer en Dios y creer a Dios
Un día le pregunté a un amigo ateo si nunca había pensado, incluso un corto instante, que Dios existe.
«Sí», respondió él, para mi gran sorpresa. «Cuando nuestro primer hijo nació estuve a punto de aceptar que había un Dios creador. Cuando vi a ese ser humano en miniatura en la cuna, cuando observé sus deditos replegados y vi en sus ojitos que nos reconocía vagamente, durante varios meses pensaba en renunciar al ateísmo. Mi admiración ante este niño por poco me convence de que hay un Dios».
La complejidad del cuerpo humano no es la única prueba de la existencia de Dios, que salta a la vista cuando miramos al cielo. Ese resplandor blanco más allá de las estrellas que nosotros llamamos «la Vía Láctea», en realidad es una galaxia compuesta por miles de millones de soles como el nuestro. El rey David afirma que las estrellas hablan de un Creador supremo: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
Pero Dios nos mostró mucho más que su sabiduría y su poder; envió a su Hijo Jesucristo a la tierra para revelar el esplendor de todo su ser: luz y amor. Luz, porque pone en evidencia las intenciones ocultas de nuestro corazón. Amor, pues dio a su Hijo por nosotros para expiar nuestros pecados. Creer en un Dios creador todopoderoso no es suficiente para recibir la vida eterna. Es necesario creer su Palabra, la cual dice a cada uno de nosotros: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).




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