Verso para Memorizar:
Porque todo el que
ha nacido de Dios vence al mundo.
Ésta
es la victoria que vence al mundo, nuestra fe. 1 Juan
5:4
Tarea para la
Familia: Buscar y escribir el significado de Fe en
la Biblia, compartir en casa y escribir en el cuaderno.
|
Día 1
FE, ¡alguien llevó sombrilla!
“Ahora bien, la fe es la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1
“Y todo lo que pidiereis en
oración, creyendo, lo recibiréis.” Mateo 21:22
“No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.” Juan 15:16
Por estos días en que se inician las clases y las
labores se incrementan, me encontré esta reflexión que personalmente me
reconforto, porque Felicidad empieza por FE.
“Los campos se secaron y se achicarraron por la
falta de lluvia, y las cosechas se marchitaban de sed. La gente estaba ansiosa
e irritable, mientras buscaba en el cielo alguna señal de alivio. Los días se
volvieron áridas semanas. La lluvia no llegaba.
Los ministros de las iglesias locales convocaron a
una hora de oración en la plaza del pueblo, para el siguiente sábado
inspirarse.
Este sábado al mediodía, la gente del pueblo
respondió en masa, llenando la plaza con caras ansiosas y corazones llenos de
esperanza. Los ministros se conmovieron al ver la variedad de objetos que los
concurrentes traían entre sus piadosas manos: libros sagrados, cruces, rosarios,
Biblias.
Cuando la hora terminó, como si se tratara de un
mandato mágico, una suave lluvia comenzó a caer. Las felicitaciones se
extendieron entre la multitud, mientras sostenían en alto sus atesorados
objetos con gratitud y alabanza.
En el centro de la manifestación, un símbolo de fe
pareció ensombrecer a los demás: un niño
de nueve años había llevado una sombrilla.”
Autor…Laverne W. Hall
|
Día 2
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios.
1 Pedro 3:18
El cual no hizo pecado... llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero.
1 Pedro 2:22-24
Testigos
Jesús, tal y como
lo había anunciado, fue crucificado (Mateo 26:2). Fue traicionado por Judas,
abandonado por los discípulos, negado por Pedro, entregado por los jefes
religiosos a Pilato, el gobernador romano, que le condenó para que fuese
crucificado. Sin embargo cinco personas, de las más inesperadas, testificaron
sobre su inocencia:
El primer testigo
fue Judas. Lleno de remordimientos, dijo a los jefes religiosos: “Yo he
pecado entregando sangre inocente” (Mateo 27:4).
El segundo fue la
mujer de Pilato, quien dio una seria advertencia a su marido: “No tengas nada
que ver con ese justo” (Mateo 27:19).
El tercer testigo
fue el mismo Pilato, quien en tres ocasiones reconoció la inocencia de Jesús:
“Ningún delito hallo en este hombre” (Lucas 23:4), sin embargo lo condenó a
muerte.
El cuarto fue un
malhechor crucificado al lado de Jesús. Su corazón fue alcanzado, y después
de confesar su culpabilidad, declaró: “Recibimos lo que merecieron nuestros
hechos; mas éste ningún mal hizo” (Lucas 23:41).
El último testigo
fue un centurión (capitán) romano que vigilaba a los crucificados. Estaba tan
impresionado por la muerte de Jesús, que clamó: “Verdaderamente este hombre
era justo” (Lucas 23:47).
¡Y el testimonio
supremo: Dios lo resucitó de entre los muertos!
Nosotros podemos
dar este testimonio: Jesús es el Cristo, el santo Hijo de Dios. Nunca cometió
pecado, pero llevó mis pecados en la cruz.
|
Día 3
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de
dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Juan 3:8
El Espíritu Santo en la Biblia
En las lenguas
originales de la Biblia la palabra «espíritu» inicialmente quería decir
«soplo». El soplo evoca lo que es invisible, sin dejar de ser real y activo
(Juan 3:8). El soplo también está ligado a la vida. Así, el Espíritu de Dios
evoca el poder misterioso e invisible de Dios.
Pero el Espíritu
Santo es más que un poder. En varios textos de la Biblia hallamos que “el
Espíritu dice” (Hechos 8:29; 10:19; 1 Timoteo 4:1), conduce, escoge, envía,
da testimonio, establece, etc. (Hechos 13:4; 16:6; 20:28). El Espíritu Santo
es, pues, una persona.
El Espíritu Santo
obró en la creación del mundo, como lo hace para con toda vida física y
espiritual (Job 34:14-15; Juan 3:8). También actúa para dar a los hombres un
conocimiento intuitivo de Dios (Job 32:8). Él ilumina su conciencia para
llevarlos a reconocer sus faltas (Juan 16:8). Da al creyente una nueva vida
espiritual que lo pone en relación con Dios (Ezequiel 36:26-27).
El Espíritu de
Dios comunica al creyente sensibilidad frente a los demás y fuerza para vivir
en el mundo de una manera que honre a Dios (Gálatas 5:22). Lo reviste de
fuerza moral, de sabiduría, de dignidad, y lo preserva del mal (Job 27:3-4).
Como el Espíritu
es una persona, y una persona divina, debo someterme a él. Debo tener cuidado
de no contristarlo, de dejarme conducir por él confiando en su poderoso
sostén.
“El Dios de
esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).
|
Día 4
Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde
el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Salmo 90:2
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas ellas con
sabiduría.
Salmo 104:24
Los límites de la ciencia
Para algunas
personas, no existe nada fuera del universo material, por ello quieren
explicarlo todo mediante causas naturales. Pero esta manera de ver es muy
discutible. ¿Por qué deberíamos tener por sabido que todo fenómeno posee una
explicación natural? ¿Es más racional pensar que el universo se produjo por
sí mismo, o aceptar que fue creado por Dios? La ciencia no permite elegir
entre estas dos posibilidades. No tiene ninguna respuesta segura a las
preguntas que van más allá del mundo visible.
En cambio, la
Biblia establece a la vez el fundamento y los límites de la ciencia.
El fundamento: la
Biblia muestra que el mundo puede ser estudiado con la inteligencia que Dios
nos dio, como lo hizo, por ejemplo, el rey Salomón: “Y di mi corazón a
inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo”
(Eclesiastés 1:13).
Los límites: ella
muestra que algunos fenómenos sobrepasan lo que la criatura puede comprender
(Eclesiastés 8:17). Es el caso, por ejemplo, de los milagros que no pueden
tener explicaciones científicas.
Pero la Biblia va
más lejos. Ella revela a Dios, el Autor de todas las cosas, y nos muestra el
camino para entrar en relación con él; nos habla de su amor revelado en
Jesús. Aceptando esta revelación, comprendemos nuestro verdadero lugar en el
universo. Entonces podemos dejar a la ciencia su verdadero lugar, y tomar por
la fe lo que escapa a su competencia (Hebreos 11:1).
|
Día 5
¿Tiene la lluvia padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío? ¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
Job 38:28-29
Dios... hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. Porque a la
nieve dice: Desciende a la tierra.
Job 37:5-6
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es.
2 Corintios 5:17
Cristales de nieve
¡Nieve y más
nieve! Tres metros de nieve caen en cada invierno en este estado del Norte de
los Estados Unidos, donde nació Wilson Bentley en 1865. Esta nieve, tan común
y molesta para mucha gente, fascinó al joven Wilson, quien trató de observar
los copos con el microscopio, pero lógicamente éstos se derretían muy rápido.
Entonces los fotografió. Al cabo de 40 años poseía 5.000 negativos de estos
cristales, a los que llamaba «minúsculos milagros de belleza». Nunca encontró
dos cristales idénticos, aunque todos tienen la misma belleza geométrica y la
misma simetría, es decir, seis ramas a partir de un eje central. Wilson
Bentley llamó la atención del mundo entero sobre la belleza de un simple copo
de nieve. En esta belleza ¿no vemos acaso la firma de su autor, Dios, el
creador de todas las cosas, visibles e invisibles? (Colosenses 1:16-17).
Así como no
existen dos copos iguales, no hay dos personas idénticas. Somos «piezas
únicas», y todos tenemos un valor inmenso para el corazón de Dios. Él nos ama
a todos, no en función de nuestro físico, de nuestras capacidades, de nuestro
éxito social, sino porque él es amor. Todos tenemos las mismas necesidades:
ser amados, escuchados, tranquilizados, perdonados. Sólo en Jesús
encontraremos una respuesta a nuestras necesidades, un eje para nuestra vida,
un fundamento seguro: un Salvador que sabrá hacernos semejantes a él.
|
Día 6
Dios... es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Hechos 17:25
Jesús... dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te
dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10
Un Dios que da
Tenemos la
tendencia a imaginarnos que Dios es un Dios que pide, que exige, un Dios del
que hay que ganar el favor mediante ritos religiosos y acciones meritorias.
Sin embargo, en la Biblia, Dios se revela como un Dios de bondad, un Dios que
da. Él da la lluvia y las estaciones fértiles (Hechos 14:17); hace que salga
el sol sobre justos e injustos (Mateo 5:45); nos da la vida, la respiración y
absolutamente todo (Hechos 17:25). Su bondad es algo real, una bondad que
actúa tanto a favor de toda la humanidad como a favor de cada uno de
nosotros. Dios tiene un amor sin límite que manifiesta a cada persona mediante
sus bondades, que se renuevan constantemente.
El ser
conscientes de la bondad de Dios nos hace descubrir que nuestra vida entera
depende de él. El mismo hecho de estar vivos es un regalo de Dios. Claro que
todos tuvimos padres que nos transmitieron la existencia, la vida, pero ellos
no nos dieron forma, como lo hace un alfarero. El nacimiento de un niño es un
misterio que nos asombra, porque nos hallamos ante un ser nuevo, único,
diferente, pero tan cercano a nosotros. Cada uno de nosotros se ve interpelado
por este acontecimiento que nos sobrepasa y da testimonio de que Dios está en
el origen de nuestra vida.
Dios da como
Creador, pero también da como Dios Salvador. “Ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:16). ¡Este regalo de Dios es la prueba de la inmensidad de su amor.
¡Recibámoslo!
|