1.
(Dios) nos escogió
en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. Efesios 1:4-5
Tengo valor para Dios
Si usted está
respirando en este preciso minuto es porque Dios lo ha querido así.
Probablemente sus padres desearon que naciese, pero quizá no...
Sin embargo, para
Dios, el nacimiento de un niño no es un accidente. Los planes divinos están por
encima de las limitaciones y de los errores humanos. Dios nunca actúa por
casualidad. Cada vida es preciosa para él, incluso si el hombre cayó en el mal.
Dios es sensible a cada injusticia que se comete contra cada una de sus
criaturas, pequeña, pobre o prisionera (Lamentaciones de Jeremías 3:34-36;
Proverbios 17:5).
Cuando un hombre
llega al conocimiento de Dios mediante Jesucristo, tiene derecho de ser “hijo
de Dios”, porque Dios le ha dado la vida, la vida eterna (“es nacido de Dios”
(1 Juan 5:1), y también porque Dios lo adoptó (Efesios 1:5). Pero aún más: los
creyentes son “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos
8:17). Este título de “hijo de Dios” es una dignidad extraordinaria para
una criatura.
¡Todo esto nos
llena de admiración! ¡Dios pensaba en cada uno de nosotros cuando creó el
mundo, e incluso antes! (Efesios 1:4). Y sabía a qué precio tenía que redimir a
sus criaturas que se volvieron rebeldes, para hacer de ellas sus hijos. Los
rescató “con la sangre preciosa de Cristo” (1 Pedro 1:19). Nuestra existencia
tiene un sentido profundo y único, por lo tanto, cada día debemos comportarnos
en función de lo que somos: hijos de Dios. ¡Permanezcamos junto a Jesús, quien
nos salvó, para amarlo y tratar de hacer lo que le agrada!
Evidencia de los valores
Las
conductas son las maneras o formas en las que se comportan las personas,
entonces si las personas viven los valores del SER (DIGNIDAD, INTEGRIDAD Y
LIBERTAD) van a evidéncialo por medio de las conductas o comportamientos
así:
1.
DIGNIDAD: LEALTAD, AGRADECIMIENTO, JUSTICIA,
RESPONSABILIDAD, HUMILDAD
2.
INTEGRIDAD: EXCELENCIA, HONESTIDAD, INNOVACION,
LABORIOSIDAD, DILIGENCIA, PERSEVERANCIA
3.
LIBERTAD: UNIDAD, RESPETO, SERVICIO, BONDAD,
GENEROSIDAD
Tarea para la Familia: Compartir
el significado de Dignidad, y cada miembro de la familia le dirá al otro porque
es importante o valioso el otro y escribir unos ejemplos en el cuaderno.
Lealtad
Una de las conductas de alguien que vive la dignidad es que es Leal sabe
quién es para Dios.
¿Qué es la lealtad
y como se evidencia?
A mi hermano Hananí
le entregué la responsabilidad de gobernar Jerusalén junto con Hananías, el
comandante de la fortaleza, porque era un hombre fiel que temía a Dios más que
la mayoría. Nehemias 7:2
DEFINCION de LEALTAD:
La lealtad es una virtud, un compromiso con lo que creemos, con nuestros
ideales y con las personas que nos rodean. La lealtad está íntimamente ligada
al carácter de una persona, a su valor y honor.
Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor.
La lealtad es la cualidad de aquellas personas que acatan las leyes o cumplen
los acuerdos, tácitos o explícitos.
3.
Lectura Capitulo Vida Con Propósito (Cada sede en el capitulo que van)
4.
A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Para los llamados... Cristo (es) poder de Dios, y sabiduría de Dios.
No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
Llamado
El Evangelio es para todos los hombres, sin distinción. Es para “todo aquel que... cree” (Juan 3:16). Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados” (Mateo 11:28). En un lenguaje metafórico, Dios nos invita: “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).
Así todos los hombres son llamados. Y usted, ¿ha escuchado ese llamado de la gracia? ¿Ha respondido? ¿Ha creído? ¿Aún le dice el Señor, como a todos los que rechazan su gracia: “No queréis venir a mí para que tengáis vida”? (Juan 5:40). ¿Estará usted un día entre aquellos a quienes se les dirá: “Llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese”? (Proverbios 1:24).
Cuando vamos a Jesús comprendemos plenamente que Dios nos llamó. Por esto los primeros cristianos eran designados con la palabra “llamados”. En el Nuevo Testamento, a menudo este término está relacionado con una misión confiada por Aquel que llama, es decir, Dios mismo (Hechos 13:2).
Entonces, creer es recibir el mensaje de la Biblia y escuchar de manera consciente y personal el llamado de Dios. Dios habló, yo le creo, y él me da una esperanza y una vida nuevas.
El Señor Jesús, el Buen Pastor, “a sus ovejas llama por nombre” (Juan 10:3). Qué gozo si hemos respondido: ¡Sí, Señor Jesús, entra en mi vida!
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