Año del favor de Dios
Verso del mes:
Porque así como la tierra
hace que broten los retoños, y el huerto hace que germinen las semillas, así el
Señor omnipotente hará que broten
la justicia y la alabanza ante todas las
naciones.
Isaias 61:11
MES DE LA BIBLIA
DIA 1
Los
que miraron a él fueron alumbrados... Este pobre clamó, y le oyó el Señor, y
lo libró de todas sus angustias... Gustad, y ved que es bueno el Señor;
dichoso el hombre que confía en él.
Salmo 34:5-6, 8
El
sufrimiento
La adversidad está presente, y el sufrimiento la acompaña.
Primero es como un pequeño brote, y luego, muy rápido, invade todo. Al
principio quienes nos rodean muestran algunos gestos de compasión y ánimo,
pero cuando la prueba persiste, la impaciencia, la lasitud y a veces incluso
el silencio se manifiestan en los demás. ¡Uno se siente solo en medio de su
dolor! Por eso quiero decirle, amigo, que si bien su prueba le parece larga y
todavía no ve la salida, ¡esta sí existe!
No pierda el tiempo dando vueltas a las faltas o errores que
ya confesó al Señor Jesús, quien murió para salvarle de todo eso. ¡No sirve
de nada culparse! Dios siempre está dispuesto a perdonarnos. Lea la Biblia
cada día, alimente su alma con ese pan de vida, contemple la luz de su Dios,
que pasa entre sus barrotes reales o imaginarios, deseche la amargura, el
resentimiento, la ira.
Jesús lo mira con dulzura y paciencia, él conoce su problema.
¡Usted no está solo! El Señor está muy cerca de usted y lo acompaña fielmente
en su desierto. Él quiere fortalecer su fe. Escuche la voz de Dios que le
está hablando. ¡Rechace todo lo que pueda alejarlo de él!
Cuando la duda, el miedo o la angustia lo rodeen, refúgiese
por la fe en Jesús, no mire a la izquierda ni a la derecha, fije su mirada y
su corazón en las promesas de Dios. Él nunca lo abandonará ni le reprochará
lo que usted es.
¡Ponga la mirada en Jesús! Ore a él con confianza y hallará
misericordia, gracia y socorro en el momento oportuno (Hebreos 4:16).
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DIA 2 Devocional Familiar
El
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es
juzgado de nadie.
1 Corintios 2:14-15
Descubrir
secretos
En una librería, mientras buscaba un regalo para un niño,
descubrí un libro de dibujos en tres dimensiones que me intrigó. Las imágenes
me parecían sin interés. Un vendedor se acercó a mí: «A eso le llamamos
estereogramas: en cada una de las imágenes hay un secreto, pero es preciso
estar muy atento para descubrirlo y captarlo visualmente. Si lo encuentra
descubrirá una profundidad y un relieve insospechables, con nuevas imágenes».
Esto me hizo pensar en la lectura de la Biblia. La Palabra de
Dios contiene tesoros para aquel que se esfuerza en encontrarlos. Si creo que
la Biblia es la Palabra de Dios, que es viva y que en ella podemos hallar a
Jesucristo mismo, si me tomo el tiempo de leerla y meditar en ella, entonces
el Espíritu Santo me revelará sus secretos.
Tomemos un ejemplo del Antiguo Testamento: la historia de
José, quien fue vendido por sus hermanos y más tarde se convirtió en el
primer ministro de Egipto. En ella solo podemos ver el relato de un héroe,
desdichado al principio, pero que tuvo un final glorioso. ¡Hay muchas
historias profanas de este tipo!
Pero intente introducir la «clave», es decir, la persona del
Señor Jesús, y lo verá aparecer detrás del personaje de José. A través de
miles de detalles que concuerdan, el lector que ama al Señor tendrá la
sorpresa y el gozo de descubrirlos. Así comprenderá un poco mejor los
sufrimientos de Cristo y su gloria futura (lea 1 Pedro 1:11).
Tarea en Casa: Comparte este devocional en casa.
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DIA 3
La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Isaías 40:8
En mi corazón he guardado tus dichos... Haz bien a tu siervo; que
viva, y guarde tu palabra... Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu
ley.
Salmo 119:11, 17-18
Quemé mi Biblia
La escena ocurrió
en un país totalitario del este europeo. A pesar de la vigilancia discreta de
nuestros «guías» (policías), pudimos entrar en un pequeño café, propiedad de
una pareja creyente. En el fondo de la sala tuvimos una corta conversación
con nuestro hermano en Cristo. Este parecía muy desanimado y nos explicó: «Al
principio todo iba bien, el restaurante prosperaba, luego poco a poco se
hicieron sentir las presiones. Éramos la única familia cristiana. La casa fue
inspeccionada varias veces por el organismo de seguridad. Tuve miedo y quemé
mi Biblia».
Comprendimos el
sufrimiento y la pena de este amigo. Oraciones cortas y fervientes elevamos
en voz baja hacia el Señor. Luego nos separamos.
Algunos días
después, antes de nuestra partida, volvimos a ver a nuestro hermano. Nos sentimos
felices al constatar que había vuelto a hallar su confianza en Dios, y nos
pidió que siguiéramos orando por su familia.
Amigos creyentes
de los países que gozan de libertad religiosa, ¿valoramos el privilegio de
poseer Biblias libremente? ¿Aprovechamos esta libertad de poder leerla sin
temor? El autor del Salmo 119 escribió: “Me regocijo en tu Palabra como el
que halla muchos despojos” (v. 162). ¡No descuidemos este tesoro que Dios nos
otorgó y oremos fervientemente por nuestros hermanos en la fe que son
privados de ese privilegio!
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DIA 4
En
quien (Jesús) tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia.
Efesios 1:7
El
Cristo Redentor
La bahía de Río de Janeiro es un lugar magnífico. La ciudad,
con más de seis millones de habitantes, está dominada por la gigantesca
estatua del Cristo Redentor. Con sus treinta y ocho metros de altura, se
convirtió en el emblema de la ciudad.
Como las cruces erigidas en las encrucijadas de los caminos,
la estatua forma parte del paisaje. Y entre los habitantes de la ciudad que
la miran con indiferencia, o entre los millares de personas que visitan el
monumento cada año, ¿cuántos saben por qué el título de “Redentor” está
asociado al de “Cristo”?
La palabra “redentor” significa «el que rescata». Y la Biblia
nos explica por qué se aplica a Cristo. Jesús, el Hijo de Dios, tomó nuestra
naturaleza humana. Dios lo había anunciado, escogido y enviado para que se
ocupase del hombre y lo bendijese. Vivió en la tierra sin cometer pecado. Hizo
el bien, se compadeció y se solidarizó con los sufrimientos del hombre. ¿Cuál
fue el final de su vida perfecta? ¡La crucifixión!
Después de la resurrección de Cristo, el apóstol Pedro afirmó:
“A este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo” (Hechos 2:36). Jesús soportó en la cruz el juicio de Dios por
nuestros pecados. Pagó nuestro rescate y pronunció está expresión de un valor
infinito: “Consumado es” (Juan 19:30). El que cree en el valor de este
rescate pagado por Cristo es redimido, liberado.
El mensaje de Cristo Redentor y de su cruz, ¿le parece sin
sentido, lo considera una locura? Sin embargo, aún hoy es el “poder de Dios”
que ilumina y libera a todo el que lo recibe (1 Corintios 1:18).
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DIA 5 DIA DE AGRADECIMIENTO
(Jesús dijo:) Confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!... El
Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Filipenses 4:4-6
El verdadero
optimismo
Existe un
optimismo ingenuo que considera sus deseos como realidades y se encierra en
su propia felicidad, pero desaparece cuando la enfermedad u otras
dificultades surgen. Este optimismo fácil tampoco resistirá si nos ponemos en
contacto con las realidades de la vida de los que nos rodean, realidades a
menudo muy duras. ¡Cuántos sufrimientos, decepciones y angustias hay a
nuestro alrededor!
Entonces el
optimismo da lugar a la desilusión ante lo absurdo de una existencia cuyo
significado no comprendemos. ¡Desilusión... salvo si la esperanza viene de
Dios mismo!
Esto es lo que
sucede cuando recibimos al Señor Jesús en nuestras vidas. Él se vuelve el
centro de nuestra felicidad, la fuente de un auténtico optimismo y de una
esperanza viva. Jesús se enfrentó al mal bajo todas sus formas, ¡y lo venció!
A simple vista su muerte parecía una derrota, pero en realidad fue el triunfo
del amor y nos abre el camino hacia la resurrección. De esta manera el creyente
es liberado del miedo a morir y se llena de esperanza.
Ahora el Señor
está preparando a su Iglesia, formada por todos los creyentes, para compartir
su gloria en el cielo y establecer su reino de paz en esta tierra tan
atormentada. ¡El creyente puede ser optimista sabiendo que Jesús es el único
fundamento sobre el cual puede apoyarse para tener confianza respecto al
futuro... y en la vida de cada día!
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Devocionales están basados en la Buena
Semilla.
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