Año del favor de Dios
Verso para Memorizar:
El Señor es sol y escudo;
Dios nos concede honor y gloria.
El Señor brinda generosamente su
bondad
a los que se conducen sin tacha.
Salmos 84:11
DIA 1
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Juan 19:30
La expresión de la victoria
Las siete expresiones de Jesús en la cruz (6)
“Consumado es”.
La sexta frase de Jesús está llena de poder; expresa una seguridad, subraya
con fuerza un resultado. Al final de esas seis horas de la cruz, en el
momento que precedió la muerte de Jesús, algo que había sido anunciado pero
que hasta ahora no podía ser comprendido, halló su sentido definitivo. ¿Cómo
entender esta expresión? La respuesta es vasta e infinita...
Por medio de ella
se cumplieron las Escrituras, es decir, todas las profecías relacionadas con
la venida, el ministerio y la muerte de Jesús, pero igualmente todo lo que
Dios había dicho sobre los sacrificios, es decir, los ritos prescritos por la
ley de Moisés. Jesús fue el Cordero de Dios ofrecido en sacrificio.
La obra de
salvación se llevó a cabo en sus múltiples aspectos. Jesús se convirtió en el
que redime, el redentor, pues pagó la deuda que teníamos con respecto a Dios
debido a nuestros pecados; en aquella época la expresión “consumado es”
aparecía al final de una factura e indicaba que esta había sido totalmente
pagada. Jesús fue nuestro sustituto en la cruz: “llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). Fue nuestra
propiciación, es decir, ahora Dios nos es propicio, favorable.
Solo Jesús podía
pronunciar esta frase. Ella lo muestra en el centro de los planes divinos.
Dios nos pide solo una cosa: creer y apropiarnos de la total eficacia de la
obra cumplida. ¡Qué pobres se vuelven las exhortaciones de las religiones que
invitan al hombre a «hacer», al lado de esta frase de Jesús, dirigida a toda
la humanidad: ¡“Consumado es”!
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DIA 2
Le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en
medio.
Juan 19:18
Vi que en medio del trono... estaba en pie un Cordero como inmolado.
Apocalipsis 5:6
En el centro
La Biblia nos presenta varias
ocasiones en las que Jesucristo está en el centro. Veamos tres de ellas.
–Fue crucificado entre dos
malhechores, como si fuese el más culpable de los tres (Juan 19:18). Esta
posición denigrante traduce el desprecio que los hombres tenían hacia la
persona de Jesús, cuya vida había estado llena de bondad, abnegación y
compasión ante las desgracias y la miseria que encontraba.
–Después de la resurrección del
Señor, sus discípulos estaban reunidos. Algunos de ellos ya lo habían visto
vivo. ¿Era cierto? “Vino Jesús, y puesto en medio” (cap. 20:19). Entonces les
mostró sus manos y su costado herido, marcas de sus sufrimientos y pruebas de
su amor. Él es digno de estar en el centro del interés y del amor de los
suyos. Aún hoy, esta promesa de Jesús se cumple: “Donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
–El Apocalipsis (cap. 5:6) nos
presenta al gran Vencedor de la muerte “en medio del trono”. Dios lo resucitó
y le dio este lugar central. Aquel que fue tan despreciado, ahora es el
centro de la gloria del cielo. Tiene el poder y pronto reinará.
Es importante que hoy sea el centro
de la vida de cada uno. ¿Es nuestro Salvador personal? ¿Ocupa siempre el
primer lugar en nuestra vida?
“Para que en todo
(Jesús) tenga la preeminencia” (Colosenses 1:18).
Tarea en familia: Compartan este
devocional en familia y escriban en sus cuadernos acerca de si realmente
Jesús es el CENTRO de la familia. Y como pueden hacer que Él lo sea.
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DIA 3 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión
vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este
hombre era justo.
Lucas 23:46-47
La expresión de la confianza
Las siete expresiones de Jesús en la cruz (7)
La última frase
de Jesús en la cruz, así como la primera y la cuarta, son palabras dirigidas
al Padre. Esta última había sido anunciada proféticamente en el Salmo 31:5:
“En tu mano encomiendo mi espíritu”. ¡Qué oración de confianza y amor!
La muerte del
Señor es única. El sentido que ella toma en sus últimas palabras es único.
Antes de morir, Jesús bajó la cabeza y encomendó su espíritu. ¡Este fue el
último acto de su sacrificio voluntario! Entró voluntariamente en la muerte
encomendando su espíritu a su Padre. Esta expresión resalta la grandeza y la
gloria divinas de Aquel que daba su vida. Nadie tenía el poder para quitarle
la vida: “Yo de mí mismo la pongo” (Juan 10:18). ¡Qué majestad vemos en este
acto divino que solo Jesús tenía el poder para cumplir!
Jesús se expresó
siete veces cuando estuvo en la cruz. Así como el séptimo día fue el día del
descanso y de la satisfacción de Dios (Génesis 2:2), la séptima frase
introduce a Jesús en el descanso, es decir, en las manos de Dios su Padre.
Descansó de sus obras, así como Dios descansó de las suyas (Hebreos 4:10).
Para nosotros los cristianos, esta séptima frase anuncia el descanso en
Cristo y marca el principio de la nueva creación.
Esta frase nos
anima a encomendarnos totalmente a Dios, nuestro Padre. Centra nuestra
atención en la victoria de Cristo y en su lugar junto al Padre, donde ahora
ora por usted y por mí.
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DIA 4
Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
Lucas 23:46
Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Juan 19:30
Consumado es
La crucifixión
era el suplicio más cruel. Después de horas de sufrimientos, la víctima moría
por asfixia y agotamiento. Pero no fue así como Jesús murió. Él expiró
después de haber clamado “a gran voz”. Ningún otro crucificado ha muerto ni
morirá de esta manera. Solo Cristo tenía poder sobre su vida, por eso pudo
decir: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para
ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre” (Juan 10:18).
Todos los que
estaban allí pudieron escuchar esta frase pronunciada desde lo alto de la
cruz: “Consumado es”. En el original griego esta expresión corresponde a una
única palabra que se podía leer en antiguas facturas pagadas: «Tetelestaï».
Esto significa que la inmensa deuda del pecado ha sido pagada. Al que la
acepta para sí, Dios no le pedirá más la cuenta de sus pecados.
El oficial romano
responsable de la ejecución de los condenados, sorprendido por una muerte
así, exclamó: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).
Voz de amor y de
clemencia en el Gólgota sonó;
Y al oírla, con
violencia el Calvario retembló:
¡Consumado es,
consumado es!
Fue la voz que el
Cristo dio
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DIA 5
Oh Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de
ti, y esperaré... Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré.
Salmos 5:3; 63:1
La oración de la mañana
Al igual que el
autor del Salmo 5, ¿sabemos presentarnos delante del Señor cada mañana, orar
a él, para hacer provisión de fuerzas y sabiduría desde el principio del día?
¿O comenzamos,
apurados y mal preparados, las múltiples actividades que nos esperan?
Si somos
conscientes de que cada día que pasa es una ocasión para servir y honrar a
Dios, cada mañana nos inclinaremos ante su presencia para orar. Le
expondremos nuestras dificultades y nuestros temores, reconoceremos ante él
nuestras flaquezas e incompetencias. Le pediremos que renueve nuestra
confianza en él y que nos enseñe a discernir entre el bien y el mal (Hebreos
5:14). ¡Entonces la carga diaria será mucho más ligera! El Señor responderá a
nuestra oración, y podremos empezar el día con serenidad.
Ser conscientes
de nuestra fragilidad y descansar totalmente en él nos permite experimentar
su fuerza y sus recursos inagotables.
Por lo general
recordamos la necesidad de alimentar nuestro ser interior del Pan de vida,
haciendo provisión, desde la mañana, mediante la lectura de la Biblia. Si
leemos en los evangelios, nos nutrimos de lo que fue la vida de Jesús, de su
persona revelada en la Palabra de Dios. Pero no olvidemos la oración
matutina, que tendrá efectos benéficos sobre cada instante del día que
empieza.
“Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Tomados de la Buena Semilla.
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