Año de la Restauración
Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de
esperanza;
hoy también os anuncio que os restauraré el doble.
Zacarías 9:12
Junio DILIGENCIA
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Verso del Mes: El Señor restauró a Job, cuando
él oraba por sus amigos, y aumentó el Señor al doble todo lo que le había pertenecido
a Job. Job 42:10
DIA 1 Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son
las que Dios ha preparado para los que le aman.
1
Corintios 2:9
Aún en
la cáscara
El alma
en el interior del cuerpo humano puede ser comparada al pajarito escondido en
la cáscara del huevo. Si por algún medio el pollito pudiera enterarse de que
al exterior del huevo existe un vasto mundo lleno de luz, flores, praderas,
ríos, colinas; si se le dijera que todo es magnífico, que sus padres viven en
ese mundo y que él mismo formará parte de él cuando salga de su prisión, no
entendería nada y no creería nada de lo que se le dice. Si usted pudiera
explicarle que un día verá todo esto con sus pequeños ojos, que volará con
sus alas aún imperfectas, tampoco creería; ninguna prueba lo convencería.
Así
mucha gente no cree en la vida futura ni en la existencia de Dios, porque no
puede verlas mientras está en su «cáscara» terrenal. Su imaginación,
semejante a ojos cerrados, a alas demasiado débiles, es incapaz de volar más
allá de los límites de su razón; no puede ver con sus ojos físicos las cosas
espléndidas y eternas que Dios preparó para los que le aman.
El
hombre, criatura limitada, necesita la fe para elevarse al nivel de los
misterios del Dios infinito. Es imposible que el ser humano con su
inteligencia limitada pueda penetrar en las profundidades de los secretos
divinos con los únicos medios que posee en sí mismo.
“Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve... Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no
se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe
condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”
(Hebreos 11:1, 7).
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DIA 2
Este principio de señales hizo Jesús en Caná de
Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Juan
2:11
Los
siete milagros de Jesús (1)
En su
evangelio el apóstol Juan relata solamente siete milagros de Jesús entre
tantos otros que hizo, a favor de los que le rodeaban (Juan 20:30-31). En la
Biblia, los milagros ponen en evidencia el poder de Dios. A veces son
llamados “prodigios”, porque suscitan la admiración, o “señales”, porque
centran nuestra atención sobre lo que Dios quiere revelarnos. Los milagros
que Jesús hizo son señales que nos muestran diferentes aspectos de su
persona. Nos han sido dados para invitarnos a creer en él (Juan 2:11).
–El
primer milagro de Jesús fue cambiar el agua en vino (Juan 2:1-11). Es la
señal de que él regocija el corazón del creyente y hace “nuevas todas las
cosas”. En las bodas de Caná, las seis tinajas de piedra, que contenían el
agua empleada para las purificaciones rituales, son símbolos de la antigua
religión, dominada por la “ley”. Pero, en contraste, el milagro del agua
transformada en vino da testimonio de que en Jesús el reino de Dios está
presente, un reino de amor, de paz y de gozo.
–El
segundo milagro que Jesús hizo fue curar a un enfermo a distancia, mediante
una frase (Juan 4:46-54). Un hombre le pidió que fuese a ver a su hijo
enfermo. Jesús le respondió: “Ve, tu hijo vive”. El hombre creyó, regresó a
su casa y encontró a su hijo sano. La palabra de Jesús es poderosa para dar
la vida. ¡Escucharla y recibirla es vivir! Este hombre le tomó la palabra a
Jesús. Así es como deberíamos recibir la Palabra de Dios. Pidámosle que toque
nuestros corazones para que creamos lo que nos promete.
Tarea en
Familia: Jesús fue diligente para atender las
necesidades, cual es el milagro que está esperando ocurra en tu familia?
Escríbelo y oremos en el salón el día viernes
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DIA 3
Se levantaba el mar con un gran viento que
soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a
Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas
él les dijo: Yo soy; no temáis.
Juan
6:18-20
Los
siete milagros de Jesús (2)
–El
tercer milagro que Jesús hizo fue sanar a un hombre enfermo desde hacía
treinta y ocho años, quien reconocía su total incapacidad para salir de su
situación por sí mismo (Juan 5:1-9). Esta historia nos muestra que Dios puede
liberarnos, independientemente de nuestra edad o situación: basta reconocer
nuestra propia incapacidad.
–Cuarto
milagro (Juan 6:1-15): Jesús alimentó de forma milagrosa a 5.000 personas con
cinco panes y dos peces, señal de que Jesús es el pan de vida, como lo
declaró después, añadiendo: “El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que
en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). En el corazón humano hay
necesidades semejantes al hambre y la sed, las cuales solo Jesús puede
apaciguar.
–Quinto
milagro (Juan 6:16-27): Jesús caminó sobre las aguas, señal de que las
fuerzas de la naturaleza están sujetas a su autoridad. Este milagro
manifiesta su divinidad (Salmo 77:15-20; Job 9:8). Por ello los discípulos
tuvieron miedo cuando vieron a Jesús, pero al escuchar su voz, se
tranquilizaron; y en el momento en que le recibieron, su barca llegó a tierra
al lugar a donde querían ir. Al reconocer a Jesús, al escuchar su voz,
pasaron de la agitación, de la turbación (figurado por el mar), a la paz, la
serenidad.
Este
pasaje muestra el verdadero carácter de la fe. La fe cristiana confía en
Jesús, quien nos acerca a Dios y hace que esté a nuestro lado.
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DIA 4
Hizo
además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales
no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en
su nombre.
Juan
20:30-31
Los
siete milagros de Jesús (3)
–Sexto
milagro (Juan 9:1-12): Jesús dio la vista a un hombre que había nacido ciego.
Era un cumplimiento de la profecía: “Te pondré por... luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos” (Isaías 42:6-7). El ciego que ahora
veía sabía que Jesús era el Hijo de Dios, pues él mismo se lo había dicho. Él
creyó y adoró (Juan 9:38). Jesús nos hace ver espiritualmente, es la fe. Por
el contrario, los fariseos que pretendían “ver”, espiritualmente quedaron
cegados, es decir, fueron incapaces de discernir quién era Jesús. No es
nuestro conocimiento religioso lo que hará que veamos las realidades del
Evangelio, sino la fe en Cristo.
–Séptimo
milagro (Juan 11:17-44): Jesús resucitó a Lázaro, muerto desde hacía cuatro
días. Así Jesús mostró que él es la resurrección y la vida. La vida de los
vivos y la resurrección de los muertos, “para que no confiásemos en nosotros
mismos, sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Corintios 1:9). Quizás
usted o uno de sus seres queridos está en una situación difícil. ¡Mire a
Aquel que resucita a los muertos! De una vida estropeada, el Señor puede
hacer relucir una vida nueva para su gloria.
Estos
siete milagros que Juan recopila en su evangelio traducen en acción las
glorias de Jesús: Él inaugura un nuevo orden, comunica la vida, ejerce el
juicio y controla las fuerzas de la naturaleza. Es el pan de vida, la luz del
mundo. Es la resurrección y la vida. Podemos y debemos creer en él.
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DÍA 5 DIA
DE ORACIÓN, ALABANZA, EXLATACIÓN, AGRADECIMIENTO
Salmo 18Para el director del coro: salmo de David, siervo del Señor. Entonó este cántico al Señor el día que el Señor lo rescató de todos sus enemigos y de Saúl. Cantó así:
1 Te amo, Señor;
tú eres mi fuerza. 2 El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. 3 Clamé al Señor, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos.
4 Me enredaron las
cuerdas de la muerte;
me arrasó una inundación devastadora. 5 La tumba[a] me envolvió con sus cuerdas; la muerte me tendió una trampa en el camino. 6 Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.
7 Entonces la tierra
se estremeció y tembló;
se sacudieron los cimientos de las montañas; temblaron a causa de su enojo. 8 De su nariz salía humo a raudales, de su boca saltaban violentas llamas de fuego; carbones encendidos se disparaban de él. 9 Abrió los cielos y descendió; había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies. 10 Voló montado sobre un poderoso ser angelical,[b] remontándose sobre las alas del viento. 11 Se envolvió con un manto de oscuridad y ocultó su llegada con oscuras nubes de lluvia. 12 Nubes densas taparon el brillo a su alrededor, e hicieron llover granizo y carbones encendidos.[c] 13 El Señor retumbó desde el cielo; la voz del Altísimo resonó en medio del granizo y de los carbones encendidos. 14 Disparó sus flechas y dispersó a sus enemigos; destellaron grandes relámpagos, y quedaron confundidos. 15 Luego, a tu orden, oh Señor, a la ráfaga de tu aliento, pudo verse el fondo del mar, y los cimientos de la tierra quedaron al descubierto. |
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