Año de la Restauración
Volveos a la fortaleza, oh
prisioneros de esperanza;
hoy también os anuncio que
os restauraré el doble. Zacarias 9:12
Febrero RESPONSABILIDAD
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DIA 1 (Jesús
dijo:) Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo
le resucitaré en el día postrero. Juan 6:44
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Romanos 2:4
Estoy esperando,
quizás un buen día...
«Tú tienes suerte
de tener fe, pero yo no. No es culpa mía... Pero estoy esperando; a lo mejor
un día Dios me la da...».
Este razonamiento
es bastante común. Deja suponer que aquellos que tienen fe son afortunados, y
que los que carecen de ella no tienen la culpa, que simplemente deben esperar
pasivamente a que les llegue... Pero esto es contrario a la enseñanza
bíblica. Jesús dijo: “El que busca, halla” (Mateo 7:8). ¡Felizmente, tener fe
no es una cuestión de azar! El que razona así olvida la responsabilidad del
hombre ante Dios.
Es cierto que
solo Dios puede hacer que un hombre tenga fe en su Hijo Jesucristo. En
efecto, por nosotros mismos nunca iríamos espontáneamente a él. Pero también
es igual de cierto que Dios manda a todo hombre que se arrepienta y crea en
lo que Él dice. Tenemos, pues, la responsabilidad de obedecer. La soberanía
de Dios, que da la fe, y la responsabilidad del hombre para recibirla son
inseparables. De modo que nadie será salvo si no es por pura gracia. Pero
todas las personas que no acepten al Señor Jesús como Salvador personal
estarán perdidas por su propia falta: el haberlo rechazado. Estos dos hechos,
que parecen inconciliables para nuestras mentes limitadas, están claramente
establecidos en la Biblia, y nos inclinamos ante la Palabra de Dios.
Así, en lugar de
esperar pasivamente que la fe nos llegue, respondamos a las urgentes invitaciones
de ese Dios que nos ama y quiere salvarnos.
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DIA 2 RESPONSABILIDAD DE CONCER A DIOS
Jesús le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Juan 14:9
¿No me conoce?
Algunas preguntas de la Biblia
Desde que Jesús
le dijo: “Sígueme” (Juan 1:43), Felipe lo siguió y dio testimonio de que
había hallado al Mesías. Luego vivió en compañía de Jesús durante tres años.
Escuchó sus enseñanzas y vio sus milagros. Incluso escuchó a Pedro declarar a
Jesús: “Tú eres... el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
Pero Felipe no
captó lo esencial del mensaje de Jesús y el valor de su presencia, y le dijo:
“Señor, muéstranos el Padre, y nos basta” (Juan 14:8). Jesús le respondió:
“¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
Esta pregunta se
dirige a nosotros: ¿Cómo conocemos a Jesús? ¿Lo consideramos como un gran
hombre, fundador de una religión? Esto no es suficiente, pues lo fundamental
es conocerlo como el Hijo de Dios, que está vivo, el Señor.
Felipe no había
captado que Jesús revela a Dios perfectamente. Al ver a Jesús percibimos a
Dios, el Padre, tal y como se dio a conocer. El que desea acercarse a Jesús
con toda humildad y verdad descubre quién es Dios. Ir a Jesús es el único
camino hacia Dios. Jesús es el único intermediario, el único mediador entre
Dios y los hombres. Es el hombre Jesucristo, quien se dio a sí mismo en
rescate por todos (1 Timoteo 2:5-6).
Devocional para la Familia: Conocer al Señor
Jesús es el principio y, a la vez, el objetivo de la vida cristiana. ¿Qué
progresos he hecho en el conocimiento de Jesús desde que él me salvó? ¿Me
dejo transformar a su imagen? (2 Corintios 3:18). ¿Cuáles son los Progresos
como familia por conocer más a Dios?
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DIA 3 Vuélvete... dice el Señor; no haré
caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no
guardaré para siempre el enojo. Jeremías 3:12
Vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar. Isaías 55:7
El poder del
perdón de Cristo
Lea Juan 21:1-7
Pedro, discípulo
de Jesús, pensaba que amaba a su Maestro más que los demás. Sin embargo lo
negó tres veces consecutivas (Lucas 22:54-62). Luego, algunos días después de
la muerte y resurrección del Señor, Pedro y otros discípulos fueron al lago a
pescar. De repente Jesús se acercó. Juan fue el primero en reconocerlo y dijo
a Pedro: “¡Es el Señor!” (v. 7). E inmediatamente Pedro se echó al agua para
ir al encuentro de Jesús lo más rápido posible.
¿Había olvidado
que acababa de negar a su Maestro? ¿No tenía vergüenza? ¿No hubiese hecho
mejor manteniéndose alejado y presentarse en último lugar? No, al contrario,
Pedro se apresuró a reunirse con él porque entre tanto Jesús había tenido un
encuentro con él en privado (Lucas 24:34) y le había asegurado su total perdón.
Su actitud no fue inoportuna, pues dio testimonio de la confianza que tenía
en el amor de su Maestro.
Creyentes, esto
puede darnos ánimo si nos hemos comportado mal, si hemos pecado. Es triste
deshonrar al Señor cuando conocemos su amor. Pero si después de haberle
confesado nuestro pecado nos mantenemos alejados so pretexto de que somos
indignos de acercarnos, dudamos de él. Es escuchar la voz de Satanás, quien
trata de mantenernos lejos de Aquel que perdona y quiere restaurarnos.
¡Acerquémonos a
nuestro Salvador con confianza y humildad, con la valentía de la fe, pues él
nos ama!
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DIA 4 El
que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 2 Corintios 9:6-7
Orar con los
labios o con el corazón
Un hombre rico, que
decía ser cristiano, oraba con su familia para que Dios cuidase de los pobres
y los desdichados. Pero cuando un mendigo llamaba a su puerta, se apresuraba
a responder que no le quedaba nada, que solo tenía para sus propias
necesidades.
Tristemente su pequeño
hijo había asistido muchas veces a esas escenas en las que su padre despedía
a esos menesterosos. Sin embargo, al llegar la noche oraba sin falta por
aquellos que no tenían lo necesario.
–Papá, le dijo su
hijo un día, ¡cómo me gustaría tener tu dinero!
–¿Qué harías con
él, hijo mío?
–Respondería tus
oraciones.
¿No nos sucede,
queridos cristianos, que pronunciamos hermosas oraciones sin estar motivados
por lo que pedimos, y sin darnos cuenta de que a veces tenemos nuestra propia
responsabilidad para que sean respondidas? Por ejemplo, si decimos: “Hágase
tu voluntad”, ¿nos damos prisa para saber cuál es y hacerla?
En los evangelios
a menudo escuchamos a nuestro Señor denunciar a los fariseos hipócritas que,
so pretexto de hermosas oraciones, solo buscaban su reputación religiosa y
sus intereses personales. ¿Nos parecemos a ellos?
Un contraste
perfecto es el Señor Jesús en su vida de olvido de sí mismo, compartiendo las
tristezas de los demás y mediante una total abnegación. ¡Una vida así debería
caracterizar a cada uno de los que dicen pertenecer a él!
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DIA 5 Día de Oración y Alabanza
Salmo
6
Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con
instrumento de ocho cuerdas.[a]
1 Oh Señor, no me reprendas en tu
enojo
ni me disciplines en tu ira. 2 Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil; sáname, Señor, porque mis huesos agonizan. 3 Mi corazón está angustiado; ¿cuánto falta, oh Señor, para que me restaures?
4 Vuelve,
oh Señor, y
rescátame;
por tu amor inagotable, sálvame. 5 Pues los muertos no se acuerdan de ti; ¿quién puede alabarte desde la tumba?[b]
6 Estoy
agotado de tanto llorar;
toda la noche inundo mi cama con llanto, la empapo con mis lágrimas. 7 El dolor me nubla la vista; tengo los ojos gastados a causa de todos mis enemigos.
8 Váyanse
todos los que hacen el mal,
porque el Señor ha oído mi llanto. 9 El Señor ha escuchado mi ruego; el Señor responderá a mi oración. 10 Que todos mis enemigos sean deshonrados y aterrorizados; que retrocedan de golpe, avergonzados. |
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