Año del favor de Dios
Verso para Memorizar:
“Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso.
Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti
con cantos. Sofonías 3:17
DIA 1
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmo 119:105
Encontrar el
camino
Se había
oscurecido. Encendí mi linterna, tomé mi mochila y traté de encontrar el
camino que conducía al refugio... ¡pero un cartel me indicó que había tomado
la dirección equivocada! Entonces decidí sacar el mapa: el camino correcto
estaba un poco más lejos. Minutos después me encontré con varios senderos.
¿Cuál era el correcto? ¡No quería volver a perderme! Eché una nueva ojeada al
mapa y decidido volví a emprender la marcha. La nieve cubría el camino, había
muchas huellas... ¿Debía seguirlas? Revisé una vez más el mapa y continué. De
repente, en el pequeño valle, vi una luz. ¡Qué alegría poder reunirme por fin
con mis amigos en torno a un buen fuego!
Para nosotros los
creyentes, el camino de la vida también es como una senda que va subiendo...
A veces atraviesa la bruma, se adentra en la noche o pasa por la nieve...
¡Pero allá arriba el Señor Jesús nos está esperando, en ese lugar lleno de
luz y calor! Nos dejó un «mapa», su Palabra, la Biblia, para que podamos
hallar el camino; y nos dio su Espíritu para iluminar nuestro camino.
Joven amigo,
¿encontró usted en Jesús la “luz de la vida”? ¿Su Palabra ilumina su senda?
Sin ella podemos dar vueltas y terminar perdiéndonos... Pero felices los que
consultan cada día el mapa: pueden avanzar con paso firme, incluso cantando
con gozo en su corazón.
Mi mapa, la
Palabra de Dios, me muestra el verdadero camino, a Jesús el Hijo de Dios. ¡Él
me conduce hacia la meta, la casa del Padre!
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DIA 2
Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
Mateo 4:10
Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Efesios 2:8-9
Cinco «solamente»
Hace algunos
siglos, en Europa, las publicaciones más importantes estaban escritas en
latín. La enseñanza de la Biblia fue resumida en cinco puntos llamados los
cinco «solae» (plural de la palabra latina que significa «solamente»):
– Sola Scriptura (solo mediante
la Escritura): la Biblia, o la Escritura, es la única autoridad que permite
determinar la verdad de Dios. Es la Palabra de Dios (Colosenses 1:25), la
cual es preciso distinguir muy bien de las tradiciones particulares de las
iglesias, que no tienen la misma autoridad que las Santas Escrituras.
– Solo Christo (solo
mediante Cristo): Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1
Timoteo 2:5). Jesús fue el único que vivió una vida sin pecado y se sacrificó
para que los hombres pudiesen ser justificados ante Dios. La salvación
proviene solamente de él.
– Sola gratia (solo por
gracia): la salvación no es el resultado de nuestros esfuerzos o méritos,
sino que se obtiene solo mediante la gracia divina (Efesios 2:8). Esta gracia
conduce al creyente a tener una vida santa, una vida que honra al Señor.
– Sola fide (solo por
la fe): la gracia de Dios se recibe aceptándola. Recibimos la salvación por
medio de la fe, no a través de prácticas o por mediación de terceras personas
(Hechos 16:31).
– Soli Deo gloria (a Dios
solo la gloria): Ningún ser humano, muerto o vivo, ni un objeto, ni un
símbolo, incluso sagrado tiene derecho de recibir nuestra adoración. Solo a
Dios debemos adorar y orar (Apocalipsis 22:9).
Tarea en Familia: Copiar en el
cuaderno y compartir en familia
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DIA 3
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien...
Juan 5:7
(Jesús dijo:) Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.
Mateo 28:20
¿Tiene a alguien?
«No tengo a nadie
que venga a verme», piensa esa señora mayor, aislada. «No tengo a nadie que
pueda comprender mi sufrimiento», se dice ese joven después de una decepción
amorosa. «No tengo a nadie con quien hablar», se queja otra persona que
debido a su trabajo tuvo que viajar lejos de su hogar.
«No tengo a
nadie»... Esta queja, expresada o no en voz alta, traduce lo que muchos sienten
en un mundo individualista y egoísta. ¡Qué contraste con lo que Dios promete
a los que creen! La Biblia nos habla de Jesucristo que nos hizo aceptos ante
Dios mediante el sacrificio de su propia vida. Nosotros «lo tenemos», y él
está con nosotros.
– Puede
comprendernos: no solo nos conoce porque nos creó, sino que también sufrió en
la tierra. ¿Quién, pues, podría comprendernos mejor que él en nuestras
dificultades?
– Es perfecto: no
puede engañarnos ni decepcionarnos.
– Es poderoso:
mediante su palabra detuvo la tempestad (Lucas 8:24), resucitó muertos (Juan
11:43-44).
– Está cerca de
nosotros: por la fe podemos experimentar la realidad de su presencia a
nuestro lado.
– Está atento:
conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos y desea cuidar a los
suyos.
¡Así es! Si
conocemos a Jesucristo como nuestro Salvador, ¡tenemos a alguien que nos
acompaña en todas las circunstancias de nuestra vida! ¡Lo tenemos a él!
Y usted, ¿forma
parte de los que no tienen a nadie? ¡Acuda a Jesús, quien no lo dejará solo!
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DIA 4
Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
Romanos 4:24-25
(Dios es) justo, y... justifica al que es de la fe de Jesús.
Romanos 3:26
Si Dios es
justo...
«Si Dios es justo
me recibirá en el paraíso. Él sabe que nunca he robado ni matado a nadie, que
trato de hacer el bien, que soy mejor que muchas personas que me rodean...».
Si esto es lo que
usted piensa, ¡está equivocado! Sí, Dios es justo, pero no ejerce la justicia
como lo hacen los hombres, que pueden absolver a un hombre en primera
instancia y declararlo culpable en la segunda, o viceversa. Él sabe todo
sobre usted, no solo conoce sus actos visibles, sino también sus pensamientos
más secretos. Conoce exactamente toda su vida. No nos compara al promedio de
los hombres, sino que nos mide según las normas de su santidad absoluta. Y
como tiene los ojos demasiado limpios para ver el mal (Habacuc 1:13), no
puede recibirle en su presencia tal como usted es.
Pero su justicia
inflexible se une a un amor infinito, y si bien lo declara culpable, también
quiere perdonarlo. Ofrece su perdón a todos los que aceptan que Jesucristo
sufrió en su lugar el juicio que ellos merecían. Dios es
justo, por lo tanto no puede hacer pagar dos veces la misma deuda. “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Entonces, ¡no
trate de declararse inocente! Al contrario, reconozca sus faltas y su
incapacidad para hacer lo que es justo ante Dios; mediante la fe en
Jesucristo, acepte la gracia que él le ofrece.
Él cumplirá su
promesa de perdonarle y darle la vida eterna.
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DIA 5
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas.
2 Corintios 5:17
Una nueva
identidad
En la época de
Moisés (unos 1.500 años antes del nacimiento de Jesucristo), Dios permitió
que su pueblo pasara por circunstancias difíciles, para que ellos
descubriesen lo que había en sus corazones (Deuteronomio 8:2). Dios conoce
verdaderamente los pensamientos, las aspiraciones, las intenciones de todo
hombre. A menudo nosotros mismos nos hacemos ilusiones sobre lo que somos y
cómo nos ven los demás. También podemos equivocarnos sobre la manera cómo
Dios nos ve, sobre nuestra verdadera identidad.
La Biblia declara
que por naturaleza somos “hijos de ira” (Efesios 2:3). Pero Dios nos ama a
pesar de nuestras faltas, y gracias al sacrifico de su Hijo Jesucristo, nos
da el derecho de ser hijos de Dios. Los que aceptan esta gracia divina son
liberados de su antigua condición y reciben una nueva identidad: son “hijos
de Dios”. Para ello era necesario que Dios:
– nos redimiese
de aquel que nos tenía prisioneros, es decir, el diablo;
– nos revistiese
con su justicia, sin la cual nadie puede estar en su presencia;
– nos diese una
vida nueva capaz de comprender su amor y sus pensamientos;
– nos adoptase
plenamente como sus hijos (Juan 1:13);
– nos hiciese
“coherederos con Cristo” (Romanos 8:17).
A través de la
muerte y la resurrección de Jesús Dios pudo darnos todo esto. Los que lo
creen pueden decir: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).
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Los Devocionales han sido tomados de la Buena
Semilla.