Examen del cristiano, la Oración, El fariseo y el recaudador, Devocional 20 2018

Año del favor de Dios

Verso para Memorizar:
"Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su poder;
por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza."
Salmos 89:15-17
DIA 1
Por el fruto se conoce el árbol. Mateo 12:33
Yo pues... os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. Efesios 4:1
Examen para un cristiano
Un predicador se sentó en el bus que lo llevaría al lugar donde iba a predicar el Evangelio en público. Al contar el dinero que le devolvió el conductor, se dio cuenta de que había 40 centavos de más. Cuando llegó a su destino, en el momento de bajarse del bus, devolvió los 40 céntimos al conductor, diciéndole: –Me dio de más.
El conductor sonrió y le preguntó: –¿Es usted el nuevo predicador del barrio?
–Sí.
–Pues fíjese, continuó diciendo el conductor, desde hace algún tiempo he pensado ir a una iglesia, y solo quería ver cómo reaccionaría usted si le devolvía más de la cuenta... ¡Hasta el próximo domingo! Nos veremos en la sala de reuniones...
Cristianos, a menudo nuestra vida diaria es la primera manera de dar a conocer el Evangelio de Cristo a aquellos que nos rodean. La Palabra de Dios incluso afirma que para ellos somos “carta de Cristo” (2 Corintios 3:3): nuestra vida muestra lo que creemos. El ejemplo de este evangelista ilustra la manera como nos miran quienes nos rodean, y también la manera como a veces podemos ser probados mediante nuestro comportamiento. Somos llamados a actuar honestamente ante todos los hombres (Romanos 12:17), tanto en los pequeños detalles como en aquello que es más importante.
Recordemos que un cristiano lleva el nombre de Jesucristo. ¡Velemos sobre nuestras palabras, nuestros actos y nuestro comportamiento!

DIA 2
Cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Lucas 18:14

El fariseo y el recaudador de impuestos
Algunas parábolas (13): Lucas 18:9-14
Resumen: Un fariseo (miembro de un partido religioso) y un publicano (un recaudador de impuestos al servicio de los invasores romanos) fueron al templo a orar. El primero se creía mejor que los demás y daba gracias a Dios por ello. El segundo, al contrario, consciente de sus faltas, imploró la gracia divina: “Dios, sé propicio a mí, pecador”. Entonces Jesús dio la apreciación de Dios: el segundo fue justificado, el primero no.
Significado: El fariseo representa a un hombre que confía en sí mismo y en sus prácticas religiosas. Llega a considerarse superior a los demás. El recaudador de impuestos representa a una persona consciente de su indignidad ante Dios, pero que ora con fe.
Aplicación: Exteriormente la actitud de ambos era la misma, y era buena: oraban en el templo. Pero esto no era suficiente; lo que cuenta es el estado del corazón, y este es puesto a la luz a través de las palabras de los dos hombres: a pesar de sus oraciones, el fariseo ponía su confianza en sí mismo. Expuso sus méritos personales y permaneció ajeno a la gracia de Dios.
Pero el recaudador de impuestos sabía que era pecador y contó absolutamente con la gracia de Dios. Salió del templo con la certeza de que Dios lo había escuchado y recibido. Se fue con el corazón en paz. Tomó el lugar correcto ante Dios y halló el consuelo y la justicia. ¡Imitémosle!

Tarea en Familia: Compartir este devocional en casa, escribir en el cuaderno la reflexión de los miembros de la familia y una conclusión como familia al respecto
DIA 3  (Cristo hizo) la paz mediante la sangre de su cruz.
Colosenses 1:20
Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
Gálatas 6:14
Dos aspectos de la cruz de Cristo
1) El fundamento de nuestra paz con Dios.
En la cruz Jesús dio su vida por nosotros, llevó el castigo que merecían nuestros pecados. Por ello la cruz es el fundamento de nuestra paz con Dios. En ella vemos a Dios como el que amó de tal manera al mundo, que dio a su Hijo unigénito (Juan 3:16). En la cruz Dios se reveló, a la vez, como el que nos ama y el que es justo. Condena el pecado y justifica al pecador que se arrepiente (Romanos 3:26). En la cruz la gracia de Dios nos alcanza, nos levanta y nos salva. Nos reconcilia con él, nos hace sus hijos y nos coloca en su presencia. ¡Nos llena de agradecimiento y alabanza!
2) El fundamento de nuestro testimonio diario.
Si, por una parte, la cruz nos une a Dios, por otra parte nos separa moralmente del mundo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). Somos pues, como él, rechazados por el mundo. Las dos cosas van juntas: si la cruz se ha puesto entre nosotros y nuestros pecados, también se pone entre nosotros y el mundo. En el primer caso, nos da la paz con Dios; en el segundo caso, nos pone en oposición con el mundo, donde sin embargo debemos vivir y hacer el bien, imitar a Cristo.
Retengamos estos dos aspectos de la cruz. ¿Vamos a aceptar el primero y rechazar el segundo? Por medio de la cruz, Dios nos invita a entrar en el “reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13), pero también a salir moralmente del mundo, cuyo jefe es Satanás.
DIA 4
Me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Salmo 66:19-20
La oración
La oración no es la repetición de frases aprendidas de memoria, que nos darían cierto mérito a los ojos de Dios.
La oración tampoco es un medio mágico para ganar los exámenes, triunfar en los negocios o tener una garantía contra todo riesgo.
Tampoco es una especie de escapatoria para los débiles que tratan de huir, o para los que no saben asumir sus responsabilidades.
La oración no debe ser el último recurso cuando todos los demás fracasan, o en caso de dificultad mayor.
La oración es una conversación entre dos personas que existen realmente, entre un ser humano y una persona divina. Es sencillamente hablar con Dios como lo hace un niño con su padre, o hablar con Jesús, quien vino a tomar nuestra condición humana. Es exponerle nuestras preocupaciones, nuestras tristezas y alegrías, nuestros proyectos, y también darle gracias. Es tener la seguridad de que nos escucha, de que nos responderá y nos dará lo que es bueno para quienes se dirigen a él.
Así como nos habla por medio de su Palabra, la Biblia, también desea que nosotros le hablemos mediante la oración, de forma sencilla, con nuestras palabras, que son la expresión de un corazón sincero y confiado. “Dios es amor” (1 Juan 4:8), y el hecho de que nos escuche es la prueba de ello.
Alguien dijo que orar, en cierto sentido, es tener una puerta abierta al cielo.
DIA 5
Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
1 Juan 2:1
Demasiado tarde
Una señora debía ser juzgada por haber cometido una grave infracción. Le habían recomendado un excelente abogado, muy conocido, quien probablemente podría defender su causa de la mejor manera. Varias veces pospuso para el día siguiente su encuentro con el abogado. Por fin un día decidió solicitar sus servicios. Pero el abogado le respondió: «Señora, siento mucho no poder ayudarla. Hace algunos días me nombraron juez. Sigo defendiendo algunos casos durante unas semanas, pero no puedo tomar casos nuevos. ¡Hace algunos días hubiese podido defenderla!».
No sabemos si esta negligencia tuvo alguna incidencia en el resultado del juicio. Pero hay un caso en el que las consecuencias de nuestra negligencia podrían ser muy graves: cuando comparezcamos ante Dios. La Biblia evoca claramente este solemne acontecimiento: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
Aún hoy Jesús el Salvador puede, no defender nuestra causa ante Dios, sino obtener un pleno perdón para nosotros, porque él sufrió en nuestro lugar la condenación que merecíamos. Murió por nuestros pecados. No aceptarlo ahora como Salvador es arriesgarse a tenerlo más tarde como juez(Romanos 2:16). ¡Pronto será demasiado tarde! Todo hombre será llamado un día ante su Creador. Hoy todavía puede tomar la buena decisión: ¿Se encontrará con un juez que pronunciará una condenación definitiva, o con un Padre que lo recibirá junto a él?

Tomados de la Buena Semilla.

El hijo Prodigo, Fe y Obras, Tres cosas que pide Dios Devocional 19 2018


Año del favor de Dios

Verso para Memorizar:
"Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su poder;
por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza."
Salmos 89:15-17
DIA 1
Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó... El padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle.
Lucas 15:20-22
El hijo pródigo y su hermano
Algunas parábolas (12): Lucas 15:11-32
Resumen: Un hombre tenía dos hijos. El menor le pidió su parte de la herencia; luego se fue lejos y malgastó todo “viviendo perdidamente”. Pronto se vio obligado a cuidar cerdos para poder sobrevivir. ¡Ansiaba comer el alimento de los animales, pero nadie le daba! Entonces pensó en la casa de su padre y decidió volver...
Cuando su padre lo vio de lejos, corrió hacia él, se echó sobre su cuello y le besó. Luego le puso el mejor vestido y organizó una fiesta para gozarse con los suyos. Cuando el hijo mayor regresó del trabajo, se enojó y no quiso participar en la fiesta. Acusó a su padre de ser injusto, pero este le respondió: “Tu hermano... se había perdido, y es hallado”.
Significado: El hijo menor representa a toda persona que reconoce que lejos de Dios su vida es un fracaso y vuelve a él arrepentida. Entonces Dios Padre la recibe manifestándole su gracia. El hijo mayor es aquel que piensa que tiene una buena moral y estima que Dios le debe algo. No conoce la gracia divina y es ajeno a su gozo.
Aplicación: ¿Nos identificamos con la historia del hijo menor? Después de haber vivido egoístamente con lo que Dios nos dio, y a veces en el mal, ¿hemos vuelto a Dios? Si nos arrepentimos, experimentaremos la bienvenida del Padre, su gracia y su gozo; pero si no lo hacemos, seremos como el hijo mayor, satisfechos de nosotros mismos, con el corazón cerrado y frío.

DIA 2
Qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia (bondad), y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8

Tres objetivos
Amigos cristianos, Dios conoce las disposiciones interiores de cada uno de nosotros. A través del profeta Miqueas nos indica tres maneras de orientar nuestra vida para agradarle.
–Hacer justicia: Significa ser recto en nuestras palabras, actitudes y relaciones con los demás. Esta rectitud se nota rápido en un mundo impregnado de mentira e hipocresía. Es la base de todo testimonio cristiano. Muestra uno de los caracteres de Dios.
–Amar misericordia: “De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos” (Salmo 90:14). Dios es la fuente de la misericordia, de la bondad, y Jesús es su perfecta expresión. Esa bondad nos conduce a buscar el bien de los que nos rodean y a responder a sus necesidades espirituales, afectivas o materiales, sin dejarnos desanimar por la indiferencia o el menosprecio.
–Humillarte ante tu Dios (o “andar humildemente con tu Dios”): Los dos primeros puntos conciernen a nuestras relaciones con nuestros semejantes, y este último a nuestra actitud hacia Dios. Él es nuestro Creador, nuestro Dios Salvador. Él es quien nos sostiene en nuestra vida cristiana. Si reconocemos que absolutamente todo lo debemos a Dios, permanecemos humildes ante él y contamos con su ayuda para hacer su voluntad cada día.
Solo hubo Uno que respondió perfectamente a lo que Dios esperaba del hombre, Jesús nuestro Señor. Dios le dijo desde el cielo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Marcos 1:11).
¡Él desea que lo sigamos y lo imitemos!
 Tarea en familia: En familia compartir este devocional escribir en el cuaderno devocional el concepto de las tres cosas que pide Dios en Miqueas 6:8
DIA 3  No os dejaré huérfanos... Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Juan 14:18, 26
Edificaré mi iglesia.
Mateo 16:18
Pentecostés
Sucedió en Jerusalén, un domingo por la mañana, el día de Pentecostés, 50 días después de la resurrección de Jesucristo. Muchos judíos piadosos, procedentes de diferentes naciones, se encontraron para celebrar “la fiesta de las semanas” (Éxodo 34:22; Levítico 23:15-16). Los discípulos estaban reunidos en una casa. Desde que Jesús fue alzado al cielo, estaban felices, alababan y bendecían a Dios en el templo (Lucas 24:53), perseverando en la oración. También esperaban que la promesa de Jesús se cumpliese: Os enviaré el Espíritu Santo (Juan 16:7). Aquella mañana esa promesa se hizo realidad: “Fueron todos llenos del Espíritu Santo” (Hechos 2:4). La Iglesia, o Asamblea, nació.
La primera manifestación del poder del Espíritu Santo permitió a los discípulos anunciar “las maravillas de Dios” en las diferentes lenguas de las personas que se habían agrupado (Hechos 2:8-11). Los auditores quedaron estupefactos: “¿Qué quiere decir esto?”. Entonces el apóstol Pedro les recordó la crucifixión de Cristo, su resurrección y su ascensión al cielo. Sus palabras alcanzaron el corazón de muchas personas: “¿Qué haremos?”, preguntaron. Pedro respondió: “Arrepentíos”, es decir, reconoced que Jesucristo murió por vuestros pecados. Aceptadle como su Salvador, luego sed bautizados en el nombre de Jesucristo, y recibiréis el Espíritu Santo.
Aquel día 3.000 personas recibieron la palabra de Dios y fueron bautizadas.
DIA 4
Si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo.
Romanos 8:17
Las inescrutables riquezas de Cristo...
Efesios 3:8
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros.
Colosenses 3:16
¡Instálese en el castillo!
Un hombre pobre acababa de recibir una herencia inesperada. Un tío que no tenía hijos había muerto súbitamente y él era el único heredero. ¡De repente se había convertido en el propietario de un castillo rodeado de un gran terreno! ¡Era rico!
Se disponía a tomar posesión de la propiedad. Pero, intimidado, no se atrevió a ocupar el castillo. Prefirió instalarse con su familia en una cabaña destinada al encargado de cuidar la propiedad. El notario fue a visitarlos y estupefacto exclamó: «Pero señor, ¡instálese en el castillo!». Le mostró el documento que probaba que todo le pertenecía. ¡Qué lástima conformarse con una vivienda pequeña e incómoda cuando se posee un castillo!
Al recibir a Jesús por la fe, nos convertimos en hijos de Dios y herederos de las riquezas divinas. Pero a menudo nuestra vida cristiana es pobre y mediocre. Nos conformamos con saber que somos salvos, sin tomar posesión activa de las riquezas que Jesús nos ofrece: el perdón de nuestros pecados, la benignidad permanente de Dios, el conocimiento del Padre, el acceso a él mediante la oración, la liberación del poder del pecado, la esperanza de la vida eterna, la perspectiva de compartir la gloria del Hijo de Dios, ¡y todo el gozo y la paz que Dios quiere que experimentemos desde ahora en la tierra!
El «acta notarial» mediante la cual conocemos nuestros derechos es la Palabra de Dios. Leámosla atentamente y descubriremos cuán ricos somos.

DIA 5
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:1
Fe y obras
“Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Un evangelista explicaba este versículo. Estamos reconciliados, tenemos la paz con Dios solo mediante la fe, es un don de Dios. Nuestra salvación no se gana, no se merece, no se compra. Un asistente, convencido de que las obras eran necesarias para ser salvos, le citó otro pasaje de la Biblia: “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:24). ¿Ambas cosas son compatibles?
La Biblia es la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo es su autor. Dios no se contradice. Estos dos versículos expresan dos puntos de vista diferentes y complementarios: lo que Dios ve y lo que pueden ver los hombres.
Dios puede leer en nuestros pensamientos y en nuestro corazón. Él sabe si el creyente confía solo en la obra de Cristo para ser salvo. Solo de esta manera, es decir, por la fe, es hecho “justo” ante Dios. La fe es un acto de confianza en Dios y no una simple adhesión a un conjunto de dogmas.
Para los hombres, que únicamente ven el resultado exterior de la transformación interior, las obras hacen que la fe sea visible. Las obras de un creyente son coherentes con lo que hay en su interior. Su vida cotidiana es el reflejo de su fe.
Los dos aspectos son importantes. Primeramente la fe, para echar mano del regalo de Dios, y luego los actos, como frutos de la vida divina.

Tomados de la Buena Semilla.


Dios ve todo, ¿Es posible cambiar? Mamá te equivocaste, Rechazado Devocional 18 de 2018


Año del favor de Dios

Verso para Memorizar:
"Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su poder;
por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza."
Salmos 89:15-17
DIA 1
Los ojos del Señor están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.
Proverbios 15:3
El Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. 1 Crónicas 28:9
Dios ve todo
Los satélites actuales, con una precisión increíble, permiten localizar algo en un radio de unos metros. Todo individuo provisto de un receptor, consciente o no de ello, podría ser rastreado, y no podría ocultar que estuvo en este o aquel lugar.
¡La precisión de la mirada de Dios sobrepasa infinitamente la de los satélites! La Biblia nos dice que Dios ve a todos los hombres (Salmo 33:13). No siempre estamos orgullosos de lo que hemos hecho, pero nos tranquilizamos pensando que nadie nos vio. ¡No nos engañemos, Dios ve todo!
¿Qué sentimiento produce en mí la idea de que Dios conoce todo, el estado de mi alma, mis pensamientos, lo que albergo en lo más profundo de mi ser? ¡Que el hecho de ser conscientes de la mirada penetrante de Dios nos anime a reconocer nuestras faltas ante él! “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
El pecador tiene miedo al ojo de Dios, pero el creyente siente seguridad.
Esta vigilancia constante tiene un objetivo: asegurarle protección, apoyo, y animarle a no bajar la guardia. El cristiano conoce a Dios como su Padre y sabe que el ojo del Señor está “sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre” (Salmo 33:18-19).
DIA 2 Para Memorizar:
 "Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su poder;
por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza."
Salmos 89:15-17


Tarea en familia: En familia compartir sobre el versículo de memorizar: Que significan las frases de verso y de que manera pueden cumplirlo.  
DIA 3  (El apóstol Pablo escribió:) Habiendo yo sido antes blasfemo... e injuriador; mas fui recibido a misericordia... la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
1 Timoteo 1:13-14
¿Es posible cambiar radicalmente?
Chuck Colson era consejero personal del presidente Richard Nixon cuando en 1973 estalló el escándalo político Watergate. Colson, implicado en dicho escándalo, dimitió. Desconcertado, reconoció su culpabilidad y entregó su vida a Jesucristo. En el juicio, después de haber reconocido su culpabilidad, fue condenado y encarcelado.
Un periodista escribió: «La cárcel cambió radicalmente la vida de Chuck Colson». Este respondió en uno de sus libros: «Es posible que el periodista lo haya percibido así, pero no es la realidad. Lo que me cambió radicalmente no fue la cárcel, sino el hecho de haber tomado en serio las verdades que la Biblia revela. Ella fue la que me colocó ante mi pecado y ante la necesidad de arrepentirme. La Biblia me produjo sed de justicia e hizo que buscase la santidad; ella me invitó a ser amigo de los que sufren. Todavía hoy, la Biblia dirige mi vida».
Uno de sus allegados dijo: «Si Chuck cambió, entonces hay esperanza de que cualquier persona pueda cambiar».
¿Cómo puede la Biblia cambiar a la persona que la lee? Porque la pone en relación con su autor: Dios mismo. Él revela su amor hacia cada uno de nosotros y nos muestra cómo ser liberados de lo que nos hace pecar.
Aceptarlo para sí mismo es el principio de una nueva vida. El sentimiento de culpabilidad, de vacío, es reemplazado por la paz interior y la liberación de aquello que me esclaviza. La vida con Cristo es una vida que tiene un sentido, un objetivo, con una presencia divina a mi lado.
DIA 4
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo...!
Salmo 81:13
Vino el Señor y se paró, y llamó... ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.
1 Samuel 3:10
Mamá, te equivocaste
–Mamá, ¿has visto mi camiseta de fútbol?
–Sí, Felipe, esta mañana estaba tirada en el sofá y la... No pude terminar mi frase porque Felipe salió sin escuchar el resto. Fue a buscar su camiseta en el sofá, y regresó diciendo: –Mamá, te equivocaste, no está ahí.
–No escuchaste lo que quería decir; estás perdiendo el tiempo. Guardé tu camiseta en tu habitación.
Esta tarde envié a Felipe a buscar un medicamento a la farmacia. Le dije que ya lo había pagado, pero él estaba jugando con su teléfono mientras escuchaba mis instrucciones. Salió y regresó casi de inmediato, diciéndome: ¡Mamá, olvidaste darme el dinero!
«Mamá, te equivocaste... Mamá, olvidaste...», este es el lenguaje de Felipe. ¿No sería mejor que dijese: Mamá, no te escuché bien?
Para cada uno de nosotros es muy importante saber escuchar, sobre todo cuando es Dios quien habla. ¿Tenemos demasiada prisa para escuchar lo que Dios quiere decirnos? ¿O escuchamos distraídamente? Entonces deducimos precipitadamente que Dios se equivocó, que no pensó en todo.
Jesús dijo a la multitud que estaba reunida a su alrededor: “Oídme todos, y entended” (Marcos 7:14). ¡Escuchémosle atentamente! Él nos habla ante todo mediante la Biblia. Leámosla con atención. Jesús también habla del que “oye y entiende la palabra” (Mateo 13:23). “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma” (Isaías 55:3).
“Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:28).
DIA 5 esús... a este... matasteis por manos de inicuos, crucificándole.
Hechos 2:22-23
Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Hechos 2:36
Rechazado
Jesús, el Hijo de Dios, vino a la tierra para salvarnos. ¿Cómo fue recibido? ¡Nadie lo quiso! “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). Cuando nació, no hubo lugar para sus padres José y María en el mesón; no tuvo una cuna, sino un pesebre (Lucas 2:7). Fue incomprendido y rechazado desde sus primeras palabras en público en Nazaret, la ciudad donde vivía; la gente se sentía incómoda con su presencia. Trataron de deshacerse de él (Lucas 4:29).
Al final de su vida en la tierra todos se unieron contra él: judíos y romanos, Herodes rey de Judea y Poncio Pilato gobernador romano, los jefes religiosos y el pueblo. Todos sabían que Jesús solo había hecho el bien, pero todos pedían su muerte. Los motivos eran diversos: celos por motivos religiosos, envidia, odio, hostilidad, indiferencia... Jesús tuvo que enfrentarse al desprecio, la burla, las calumnias, el odio, la brutalidad de los soldados, los latigazos, la corona de espinas, las bofetadas, los escupitajos... ¡Qué injusticia tan grande contra aquel que no había hecho ningún mal! (Lucas 23:41).
Pero más grave todavía, los hombres se atrevieron a matar al Mesías, el Cristo, el santo Hijo de Dios. Todos, judíos y no judíos, son culpables de este crimen.
Jesús no mostró resistencia, sin embargo dijo: “Pongo mi vida... Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:17-18). Fue por amor que “él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16).

Tomados de la Buena Semilla.

¿Quién es Jesús? Salmos 89:15-17, Dios no nos abandona, Devocional 17 2018


Año del favor de Dios

Verso para Memorizar:
"Dichosos los que saben aclamarte, Señor, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su poder;
por tu buena voluntad aumentas nuestra fuerza."
Salmos 89:15-17
DIA 1
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 8:12
De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Juan 8:58
¿Quién es Jesús?
Esta es una pregunta fundamental para cada uno de nosotros: ¿Jesús es solo un hombre o es mucho más que un hombre? Cuando estuvo en la tierra, la gente ya se hacía esta pregunta. ¿Era el Mesías prometido, aquel que había sido anunciado por los profetas?
Cierto día unos hombres religiosos tuvieron una larga discusión con él. Todo empezó porque Jesús declaró que él era la “luz del mundo”. Después de muchos rodeos le preguntaron: “¿Tú quién eres?” (Juan 8:25). Entonces Jesús les declaró que él existía incluso antes de que Abraham naciese. ¿Cómo era posible? ¡Porque él es Dios Hijo eternamente! Antes de venir a la tierra estaba con Dios (Juan 1:1-3). Él puede decir: “Yo soy”, como Dios había dicho a Moisés: “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14).
Jesús existía antes de venir a la tierra. Luego participó de nuestra vida cuando estaba entre los hombres. Fue crucificado, murió, pero resucitó y ahora está en el cielo. Desde allí, como hombre y Dios a la vez, llamó al que sería el apóstol Pablo, y le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hechos 9:5).
El primer mensaje del Evangelio es la proclamación de la identidad de Jesucristo a los hombres. Jesús, Dios el Hijo, vino de Dios, murió para llevar nuestros pecados, y ahora vive eternamente.
Los evangelios fueron escritos “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
DIA 2 Para Memorizar:



Tarea en familia: Cada familia deberá copiar este versículo en un lugar visible de la casa.
  
DIA 3  Así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Lucas 15:7
Una oveja perdida
Algunas parábolas (11): Lucas 15:1-7
Resumen: Un hombre tenía 100 ovejas, pero una de ellas se perdió. Entonces dejó las 99 y se fue a buscar la perdida, “hasta encontrarla”. Luego, muy feliz, la llevó a casa sobre sus hombros y llamó a sus amigos y vecinos para compartir su gozo con ellos.
Significado: La oveja perdida representa al hombre sin Dios, perdido en el mal, consciente o no de su triste condición. El hombre que busca la oveja es Jesucristo, “el buen pastor” (Juan 10:11). Los hombros del pastor son una imagen de la seguridad y la fuerza que hallamos en el Salvador. Los amigos y los vecinos representan a los demás creyentes, así como a los ángeles de Dios, que se gozan por un pecador que se arrepiente. ¿Y las otras 99 ovejas? Son todos aquellos que se creen justos por sí mismos y no piensan estar perdidos.
Aplicación: ¿Qué creyente podría decir que fue al Señor por sí mismo? Ninguno, pues fue el Señor quien vino a nosotros mediante algo que oímos, un pasaje de la Biblia que nos impactó, un acontecimiento significativo... Jesús vino a buscarnos, nos halló y se ocupó de nosotros. Su objetivo es salvarnos y llevarnos un día a la casa del Padre. Para ello dio su propia vida; la entregó por sus ovejas. Luego resucitó, ahora está vivo en el cielo y nos conduce manifestándonos cada día su gracia y sus cuidados. ¡El buen Pastor todavía desea compartir su gozo con otros más!
DIA 4
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
Isaías 49:15
Dios nos abandona
Cada año en Francia se registran cientos de nacimientos con la inscripción X. Se trata de un procedimiento legal mediante el cual una mujer puede abandonar a su recién nacido sin revelar su identidad. ¡Qué acto tan desgarrador! ¡Qué angustia debe sentir una mujer para hacer algo así!
Y para el niño que acaba de nacer, ¡qué triste manera de venir a la vida! Dios lo sabe, como también conoce las consecuencias que un abandono así puede causar, y esto no lo deja indiferente. Quiere que todos sepan que él nunca abandona a sus criaturas. Él dice a cada uno: “Antes que te formase en el vientre te conocí” (Jeremías 1:5). Con este pasaje muestra claramente que ningún ser humano nace por azar.
¡Qué consuelo pensar que Dios deseó mi nacimiento, que él es el primer responsable de mi venida al mundo, que me creó porque me amaba! Y este amor no varía, no es como el de un padre o una madre que pueden llegar a abandonar o incluso a olvidar a su hijo.
“Yo nunca me olvidaré de ti”. Dios no se compromete a la ligera, pues la Biblia nos dice que él no miente (Tito 1:2). Si me siento solo en el mundo, incluso si mi identidad es incierta y esto me obsesiona, puedo contar con él. Dios me ama, me dio el derecho a ser su hijo porque creí en Jesucristo su Hijo, quien murió por mí (Juan 1:12), y esta filiación durará eternamente.
“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú” (Isaías 43:1). “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo” (Isaías 66:13).
DIA 5 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, el Señor me recogerá.
Salmo 27:10
Encontré a un Padre que me ama
«Crecí sin conocer a mi padre. A medida que los años pasaban, me fui encerrando más y más en mí mismo. Cada vez estaba más amargado y culpaba a todo el mundo... Entonces, para compensar la ausencia del padre que nunca había conocido, quise tener éxito en la vida. Ganaba mucho dinero, pero seguía triste y solo... Sin darme cuenta me había vuelto esclavo de la droga, del alcohol, de la mentira y de la violencia.
Sin embargo, en el fondo de mi corazón quería saber si Dios existía. Una de mis tías conocía el Evangelio desde hacía años. Un día fui a visitarla y allí experimenté una paz y un amor desconocidos. Fue tan fuerte que me hubiese echado a llorar, pero escuché una voz interior que me dijo: –Eso no es para ti, se van a burlar de ti; regresa a casa. No dije nada a nadie, pero estaba triste y sentí la necesidad de volver al día siguiente. Por la mañana mi primo me pidió que lo acompañara a la iglesia. Cuando llegamos, esa voz interior me dijo otra vez: Se van a burlar de ti, eso no es para ti. Se cantó un himno y entonces sentí una autoridad, una paz, un amor infinito que bajaron hasta mí, como si el Señor me tomase en brazos.
Todos mis pecados, mis cadenas y mi ira desaparecieron. Me eché a llorar de gozo... ¡por fin acababa de encontrar a mi Padre!».
Antonio
Jesús dijo: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18).
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

Tomados de la Buena Semilla.

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