Salmos 19 Comentado por Pr. Adrian Rogers

¿Puede un intelectual creer en Dios?
Salmos 19 Versión NVI
Al director musical. Salmo de David.

I. Una persona puede creer en Dios porque la creación revela al Creador:
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento proclama la obra de sus manos.
2 Un día comparte al otro la noticia,
una noche a la otra se lo hace saber.
3 Sin palabras, sin lenguaje,
sin una voz perceptible,
4 por toda la tierra resuena su eco,
¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!
Dios ha plantado en los cielos
un pabellón para el sol.
5 Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial,
se apresta, cual atleta, a recorrer el camino.
6 Sale de un extremo de los cielos
y, en su recorrido, llega al otro extremo,
sin que nada se libre de su calor.

II. Una persona puede creer en Dios porque la Biblia es la revelación de Dios escrita para el hombre:
7 La *ley del Señor es perfecta:
infunde nuevo *aliento.
El mandato del Señor es digno de confianza:
da sabiduría al *sencillo.
8 Los preceptos del Señor son rectos:
traen alegría al *corazón.
El mandamiento del Señor es claro:
da luz a los ojos.
9 El temor del Señor es puro:
permanece para siempre.
Las sentencias del Señor son verdaderas:
todas ellas son justas.
10 Son más deseables que el oro,
más que mucho oro refinado;
son más dulces que la miel,
la miel que destila del panal.
11 Por ellas queda advertido tu siervo;
quien las obedece recibe una gran recompensa.

III. Una persona puede creer en Dios porque el Espiritu Santo guia e ilumina:
12 ¿Quién está consciente de sus propios errores?
¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
no permitas que tales pecados me dominen.
Así estaré libre de culpa
y de multiplicar mis pecados.
14 Sean, pues, aceptables ante ti
mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, *roca mía y redentor mío.





Salmos 9 Comentario Exegético



Comentario a Salmos 09
Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.


En este salmo: I. David alaba a Dios por haber salido en defensa de su causa y haberle concedido la victoria sobre los enemigos de su país (vv. 1-6), y convoca a otros para que se unan a él en los cantos de alabanza (vv. 11, 12). II. Ruega a Dios que le proporcione todavía ulteriores ocasiones de alabarle (vv. 13, 14, 19, 20). III. Exalta de gozo con la seguridad de que Dios ha de juzgar al mundo (vv. 7, 8), ha de proteger a su pueblo oprimido (vv. 9, 10, 18) y ha de llevar a La ruina a sus implacables enemigos (vv. 15-17).

Versículos 1-10

El salmo es de David y va dirigido (v. 1 en la Biblia Hebrea) al director de coro, sobre Muth-labbén («¿muerte de un hijo?»), indicación musical de significado incierto. En estos versículos vemos que:

1. David alaba a Dios por los favores y obras maravillosas que ha llevado a cabo recientemente para El y su reino (vv. 1,2). El gozo santo es la vida de la alabanza agradecida, así como la alabanza agradecida es el lenguaje del gozo santo (v. 2: «Me alegraré y me regocijaré en ti." Los triunfos del Redentor son también triunfos de los redimidos (v. Ap.12:10; 15:3,4; 19:5).

2. Reconoce el poder omnímodo de Dios, al que ningún enemigo, ni aun el más fuerte o el más astuto, puede hacer frente (v. 3). Todos sus enemigos se ven forzados a emprender la retirada, y aun la retirada les llevará a la destrucción, sin que les salve la huída más que la lucha. La presencia del Señor y la gloria de su poder son suficientes para destruir a los enemigos de Dios y de su pueblo.

3. Da a Dios la gloria de su justicia al aparecer en favor de él (v. 4)

4. Recuerda y anota con gozo las victorias del Dios de los cielos sobre todos los poderes del infierno y celebra con alabanzas esos triunfos (v. 5):
5. Exulta de gozo ante la destrucción de los enemigos y el derribo de sus ciudades (v. 6).

6. Halla en Dios consuelo para si mismo y para otros. Se satisface: (A) Con el pensamiento de la eternidad de Dios (v. 7):

Versículos 11-20

1. Después de alabar a Dios, David invita a otros a que se unan a él en alabanzas al Señor (v. 11): «Cantad alabanzas a Yahweh, que habita en Sión.» Así como la especial residencia de su gloria es el Cielo, así también la especial residencia de su gracia es la Iglesia, de la que Sión era tipo (v. Ga. 4:26). Así que han de tomar buena nota de la justicia de Dios al vindicar la sangre de su pueblo Israel aquellos que les agredieron bárbaramente, haciéndoles guerra sin cuartel (v. 12).

2. Después de haber cantado alabanzas a Dios por los favores y las liberaciones del pasado, David ora fervientemente para que Dios se muestre a favor de él en el futuro, pues todavía no se le han acabado los sinsabores (v. 13): «Ten misericordia de mí, Yahweh; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen.» La experiencia que tenía del socorro de Dios en los apuros pasados le da confianza para esperar que le socorra en el aprieto presente: «Levántame de las puertas de La muerte.» El Dios que ha tenido compasión de nosotros salvándonos de la muerte espiritual y eterna, nos da ánimo para esperar su ayuda en medio de los más graves aprietos en que podamos encontrarnos. David no ora llevado de un motivo egoísta, sino que quiere servirse de esta liberación para proclamar todas las alabanzas de Dios en las puertas de la hija de Sión (v. 14). Esta última expresión, que equivale a una personificación de Sión, es única en los Salmos, aunque ocurra en Is. 1:8; Miq. 1:13 y Zac. 2:14.

3. Por medio de la fe, David prevé y anuncia la ruina segura de todos los malvados. Dios ejecuta sobre ellos su juicio cuando se ha colmado la medida de sus iniquidades, pues se hunden en el pozo que ellos mismos han excavado (7:15). Los borrachos se matan a sí mismos; los pródigos se hacen a si mismos mendigos; los amigos de riñas y disputas atraen violencia contra sí mismos. Con estos juicios, se revela desde el cielo Ia ira de Dios contra toda impiedad e injusticia de los hombres (Ro. 1:18). Por eso añade David (v. 17): El olvido de Dios es el fundamento de la impiedad de los malvados.

4. David anima al pueblo de Dios a esperar la salvación, la perfecta liberación, aunque se demore (v. 18). Los necesitados pueden pensar (y otros lo pueden pensar de ellos ) que Dios se ha olvidado de ellos y que ha perecido la expectación que tenían del socorro divino; pero el verdadero creyente es también paciente; la visión es para el tiempo señalado (comp. con Dan. 8:26). «El Señor no retarda su promesa» (2 P. 3:9); por tanto, nuestra esperanza no se vera defraudada.

5. Concluye David con una oración para que Dios humille a los altivos, quebrante su poder y haga fracasar todos sus malvados planes (v. 19): Como si dijera; «¡Despierta, ponte en movimiento, ejercita tu poder, pronuncia sentencia contra todos esos altivos y osados enemigos de tu nombre, de tu causa y de tu pueblo, no triunfe el hombre, que no se gloríe el malvado de pisotear tu honor y de prevalecer contra los intereses de tu reino!» Es cosa muy de desear, tanto para la gloria de Dios como para la paz y el bienestar de los pueblos, que los hombres se tengan en lo que son, meros hombres: criaturas dependientes, cambiantes, mortales y responsables ante Dios.

Salmos 8 Comentario Exegético - Devocional

Grandeza de Dios e IDENTIDAD DEL HOMBRE



Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."

Libros poéticos -Salmos Tomo-1. Editorial CLIE.



Este salmo es una solemne meditación sobre la gloria y la grandeza de Dios. Empieza y termina con el mismo reconocimiento de la excelencia trascendente del nombre de Dios. Para probar la gloria de Dios, el salmista cita ejemplos de su bondad con el hombre, pues la gloria de Dios es su bondad majestuosa. Dios debe ser glorificado: l. Por darnos a conocer su persona y su gran nombre (v. 1).II. Por hacer uso de los más débiles hijos de los hombres para que sirvan a sus designios (v. 2).III. Por hacer que hasta los cuerpos celestes estén al servicio del hombre (vv. 3, 4). IV. Por hacer al hombre señor de las criaturas del mundo terrestre, poniéndole así en un nivel ligeramente inferior al de los ángeles (vv. 5-8). Este salmo se aplica en el Nuevo Testamento a Cristo y a la obra de la redención que llevó a cabo; el honor que los niños pequeños le tributan (v. 2, comp. Con Mt. 21:16), y el honor que Él otorga a los hijos de los hombres, tanto en su humillación, cuando fue hecho un poco menor que los ángeles, como en su exaltación, al ser coronado de gloria y honor. Comparar los vv. 5 y 6 con 1 Co. 15:27 y He. 2:6-8.


Versículos 1-2

El salmo va dirigido, como en otras ocasiones, al director de música del santuario, sobre Guittit, que no sabemos exactamente qué significa (¿sobre la guetea?). El salmo es de David, y en él se propone dar al nombre de Dios la gloria que se merece. Dos cosas admira David aquí:

1. La forma manifiesta en que despliega Dios su gloria (v. 1). Se dirige a Dios con toda humildad y reverencia, como al Señor Soberano de su pueblo: «¡Oh Yahweh, Señor nuestro...!» (hebr. Yahweh Adoneynu). Si de veras creemos que Dios es nuestro Soberano, hemos de reconocerle y obedecerle como súbditos suyos. (A) Con qué esplendor brilla la gloria de Dios incluso en este mundo de abajo: «¡Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!" Las obras de la creación y de la providencia muestran y proclaman al mundo entero que hay un Ser infinito (Ro. 1: 19, 20). Sin letras ni sonido de palabras, se ve y se oye en la creación el nombre de Dios. (B) Con cuánto mayor esplendor brilla en el mundo de arriba: «Has puesto tu gloria (lit. alabanza) sobre los cielos.» (a) Dios es infinitamente más glorioso y excelente que las más nobles criaturas y las que más esplendorosamente brillan. (b) Mientras que en la tierra sólo oímos y alabamos el excelente nombre de Dios, los ángeles y los espíritus bienaventurados ven arriba su gloria y la alaban, pero, aun así, El está exaltado muy por encima de la bendición y alabanza de ellos. (c) Al exaltar al Señor Jesús a la diestra de Dios, siendo el Hijo el resplandor de la gloria del Padre y la fiel representación de su ser real (He. 1 :3), Dios ha puesto su gloria por encima de los cielos, muy por encima de todos los \ principados y potestades.

2. El poder con que lo proclama por medio de las más débiles criaturas (v. 2): «Por boca de los niños y de los que maman, afirmas tu «fortaleza», esto es, la perfecta alabanza de tu fortaleza (Mt. 21:16). Esto insinúa la gloria de Dios: (A) En el reino de la naturaleza. El interés que tiene Dios en los niños pequeños (quienes, cuando vienen a este mundo son más desvalidos que los animales), la especial protección que les da y la provisión que la naturaleza les suministra, todo ello debería ser reconocido por cada uno de nosotros, para gloria de Dios, como un gran ejemplo de su poder y de su bondad; tanto más cuanto que todos nos hemos beneficiado de ello. (B) En el reino de la Providencia. En el gobierno del mundo terrestre, Dios hace uso de los hijos de los hombres.

(C) En el reino de la gracia, que es el reino del Mesías. Aquí podríamos ~ ver aludidos de alguna manera a los apóstoles, quienes siendo considerados casi como bebés en erudición, «hombres sin letras y del vulgo» (Hch. 4:13), bajos y despreciables, por medio de la locura de su predicación, " habían de echar abajo el reino del diablo, del mismo modo que fueron derribadas con el sonido de cuernos de carnero las murallas de Jericó. El Evangelio es llamado el brazo del Señor y el bastón de su fuerza, pues estaba designado a obrar maravillas, no de la boca de filósofos, oradores, políticos o estadistas, sino de un grupo de pobres e iletrados pescadores.

Oímos a los niños clamar: «Hosanna al Hijo de David», mientras los principales sacerdotes y los fariseos no le reconocían como a tal. A veces, la gracia de Dios se manifiesta maravillosamente en algunos niños, " enseñando conocimiento y haciendo entender el mensaje a los destetados y recién retirados de los pechos (Is. 28:9). El poder de Dios se manifiesta muchas veces en su Iglesia por medio de instrumentos débiles y humanamente ineptos.


Versículos 3-9

Continúa aquí David engrandeciendo el honor de Dios al exponer los honores que Dios ha otorgado al hombre, especialmente a Jesucristo Hombre. Las condescensiones de la gracia divina exigen nuestras alabanzas tanto como la exigen las elevaciones de la gloria divina. Véase aquí:

1. Lo que le induce a admirar el condescendiente favor de Dios hacia el hombre, que es la consideración del brillo y de la influencia de los cuerpos celestes que están a la vista de los hombres (v. 3): «Cuando veo tus cielos, y aquí en particular, la luna y las estrellas.» Nótese que no se menciona el sol. Es nuestro deber considerar los cielos. No podemos menos de verlos por nuestra posición erecta; en esto, entre otras cosas, nos distinguimos de los brutos animales, los cuales están formados para mirar hacia abajo, mientras el hombre está formado para mirar hacia arriba. «Los cielos son los cielos de Yahweh» (115:16), no sólo porque Él los hizo, sino porque en ellos especialmente brilla su gloria y se alza su trono: Son obra de sus dedos. Crearlos fue para Dios como un juego de niños; no necesitó para ello extender el brazo, como se nos dice al hablar de la salvación de su pueblo. Aun las luces inferiores: la luna y las estrellas, muestran la gloria y el poder del Padre de las luminarias (Stg. 1: 17) y nos suministran materia de alabanza a Dios. Cuando consideramos la gloria de Dios que brilla en el mundo de arriba, bien podemos admiramos de que Dios se fijase en una criatura tan baja como es el hombre. Y cuando consideramos la gran utilidad de los cielos para los hombres de la tierra, bien podemos exclamar: Señor, ¿Quién soy yo para que hayas puesto a mi servicio los astros del cielo?

2. Cómo expresa su admiración (v. 4): «Señor, ¿qué es el hombre (hebr. enosh = el ser humano en su debilidad física y moral) para que de él te acuerdes, para que tomes nota de él, de sus actos yde sus quehaceres? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo visites (lit.), como un amigo visita a otro amigo, complacido en conversar con él e interesado en sus cosas?» Esto se aplica:

(A) A la humanidad en general. Aunque el hombre es como un gusano (Job 25:6), Dios le respeta y le muestra en abundancia su benevolencia; el hombre es, muy por encima de todas las criaturas de este mundo de abajo, el favorito de la Providencia (v. 1 Co. 9:9), hasta el punto de que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles (v. 5),ya que, por su cuerpo, es semejante a las bestias que perecen y está confinado a la tierra, pero, por su alma espiritual e inmortal, es semejante a los ángeles, que son puros espíritus. Por un poco de tiempo, los hijos de Dios son inferiores a los ángeles, mientras su alma espiritual está como encerrada en vasos de barro, pero los hijos de la resurrección serán como ángeles (gr. isángueloi. Lc. 20:36), no inferiores a ellos. El hombre está dotado de nobles y maravillosas facultades: «Lo coronaste de gloria y de honra.» La razón del hombre es su corona de gloria; no debe profanar esa corona mediante el mal uso de ella ni perder el derecho a ella por obrar en contra de sus dictados. Dios ha puesto todas las cosas bajo los pies del hombre, para que pueda servirse, no sólo del utillaje, sino también de los productos y de las vidas de las inferiores criaturas. David especifica algunos animales inferiores: ovejas, bueyes, aves, peces (vv. 7,8), de los que puede servirse el hombre, aunque algunos de ellos son físicamente mucho más fuertes que él.

(B) Al Señor Jesucristo en particular, como sabemos por He 2:6-8," donde el autor de la epístola, para demostrar el soberano dominio de Cristo sobre los cielos y la tierra, declara que Él es el hombre, el Hijo del Hombre, a quien Dios ha coronado de gloria y honor y le ha hecho señorear sobre las obras de sus manos. Tenemos motivos para tener humildemente recta estima de nosotros mismos y admirar con gratitud la gracia de Dios en que: (a) Jesucristo asumió la naturaleza del hombre y, en esa naturaleza, se humilló (Fil. 2:6-8). Al tomar la forma de esclavo y renunciar a la pompa de su divina majestad, se hizo menor que los ángeles, (b) En esa misma naturaleza, fue exaltado para ser proclamado Señor de todo lo creado. Dios el Padre le ensalzó porque El mismo se había humillado (Fil. 2:9-11). Todas las criaturas han sido puestas de derecho bajo sus pies, y lo serán de hecho cuando haya puesto a todos sus enemigos por escabel de sus pies (He. 2:8; lO:13,comp.con 1 Co.15:27).

Salmos 5 al 7 Por Carlos Figueroa

 Salmos 5 al 7 Por Carlos Figueroa

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